Este 2022 más de 280.000 personas serán diagnosticadas de cáncer en España. Esta estimación no tiene en cuenta el efecto de la Covid: en la primera ola los diagnósticos cayeron un 20%. Sin embargo, Enriqueta Felip, jefa de sección de Oncología Médica en el Hospital Vall d'Hebron y presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica desde el pasado octubre, cree que la situación se normalizó en seguida. No obstante, para conocerlo con exactitud habrá que esperar a que acabe la pandemia.
La doctora Felip, especializada en cáncer de pulmón, recuerda aquellos días como muy intensos, con la incertidumbre de no saber qué era mejor para sus pacientes: ¿Podrían arriesgarse y venir al hospital o era mejor esperar? Afortunadamente, los duros momentos ya pasaron y ahora se centra en los retos inmediatos del manejo del cáncer en España: el big data, el uso de la inteligencia artificial para ofrecer a cada paciente su mejor tratamiento. Es lo que se conoce como medicina de precisión. Y es que, si el cáncer no es una única enfermedad sino una multitud de ellas, tampoco todos los pacientes son iguales.
- ¿Cómo han vivido sus pacientes la Covid?
- Han sido dos años muy duros, sobre todo la primera ola. En aquellos momentos, durante los dos primeros meses, nuestra máxima preocupación era la seguridad de los pacientes. Los servicios de oncología siguieron abiertos, lógicamente. Seguíamos atendiendo pero nos preocupaba el paciente tenía que venir al hospital, no sabíamos si había más riesgo de contagio.
Desde las sociedades científicas reaccionamos en seguida e hicimos unas recomendaciones de tratamiento teniendo en cuenta la situación. Una vez pasada la primera ola, hicimos un análisis con otras sociedades científicas y la Asociación Española Contra el Cáncer y vimos que había una reducción de un 20% de los diagnósticos. En seguida las cosas se normalizaron, no obstante.
Hemos insistido muchísimo en la importancia de los programas de cribado y la adherencia a los mismos. Los hospitales, en estos momentos, son sitios seguros y con cualquier síntoma hay que consultarlo, garantizar el diagnóstico precoz es clave.
Pensamos que la situación en los hospitales está normalizada, en los programas de cribado, etc. Tenemos que mirar qué pasa en la primaria, que vive un colapso.
- ¿Cuándo conoceremos el impacto real de la Covid en los pacientes de cáncer?
- Lo que se hace desde Redecan son estimaciones, que siempre se demuestran que son muy apropiadas. Las estimaciones se basan en los registros de cáncer que hay en España. El efecto real de la Covid en el diagnóstico del cáncer lo tendremos aproximadamente dentro de dos o tres años.
La sensación es que, pasado aquel primer impacto del confinamiento… No tenemos datos, son impresiones, pero nos da la sensación de que la actividad es parecida a la que teníamos antes de la pandemia.
- Con la Covid se ha incrementado el fenómeno de los charlatanes que intentan vender falsas alternativas, algo que en el cáncer, lamentablemente, se conoce bien. ¿Ha visto un aumento de estos charlatanes con la pandemia?
- No tengo la sensación. Si algo hemos visto con la Covid es que con las vacunas y el esfuerzo de todos hemos conseguido estar en mejor situación que la que hubiéramos estado. Cuando hemos hablado con nuestros pacientes tienen un porcentaje de vacunación alta. Tengo una sensación de que confían en la investigación.
- Con el paso de los años, ¿esta tendencia hacia lo falsamente alternativo ha ido disminuyendo conforme hay más conocimiento?
- En estos momentos, el paciente es parte fundamental, no solo es la persona por la que hacemos todo sino que es parte del todo. Por tanto, la información que tenemos que compartir con él es muy elevada y así tiene que ser, compartir todas las decisiones. Esto ha hecho que, probablemente, todas estas estrategias alternativas, sin ningún tipo de base, quizá hayan disminuido. Tengo esa sensación, la verdad.
- En el informe sobre Las cifras del cáncer en España se ve que la diferencia en la incidencia entre hombres y mujeres seguirá aumentando hasta el año 2040, a pesar de que se notará también la incorporación de la mujer al tabaquismo de hace unas décadas en el incremento de los cánceres de pulmón femeninos. ¿A qué se deben estas diferencias?
- Hemos alertado mucho del cáncer de pulmón en mujeres porque son una incorporación posterior, y aunque es verdad que el hombre va bajando la incidencia del fumar y, por tanto, ha disminuido el número de cánceres de pulmón en hombres, también es verdad que partíamos de un nivel muy alto. Seguimos viendo una incidencia tabáquica superior en hombres que en mujeres.
El cáncer es la primera causa de muertes en hombres, en mujeres siguen siendo las enfermedades cardiovasculares. Probablemente hay hábitos de vida que hacen que sea así.
- ¿Los hábitos de vida impactan de forma más negativa en los hombres?
- No digo que sigan impactando más, sino que a lo mejor… Es muy importante la prevención en cáncer. Un tercio de las muertes por cáncer se deben a cinco factores evitables: tabaco, infecciones, alcohol, sedentarismo y dieta inadecuada. Lo que decimos es que, a lo mejor, esto es un poquito diferente en hombres y en mujeres.
- La medicina de precisión cada vez es más importante en el cáncer. ¿Entienden los pacientes lo que es un biomarcador?
- Claro que sí. Si no, es nuestra responsabilidad que lo entiendan. Un biomarcador es una alteración que tiene el tumor en concreto y nos ayuda a poder hacer un tratamiento más individualizado, dicho de manera sencilla y general. El hecho de hacer un tratamiento individualizado en base a las características de un tumor concreto, porque el cáncer no es una enfermedad sino 200 diferentes, sí que es algo que se entiende. Y, si no, tenemos que hacerlo mejor.
- Muchas veces al paciente le da miedo preguntar, ¿o eso ya no pasa tanto, se atreve más a preguntar todo lo que tiene que ver con su enfermedad?
- En estos momentos tenemos una información clara, sí que pregunta. Estamos hablando de tratamientos con toxicidades que tenemos que explicar. Pienso que el nivel de comunicación entre médicos y profesionales es muy alto, y una de las cosas que hemos aprendido durante la Covid es que esto es muy importante y tenemos que mirar nuevas vía de comunicación con los pacientes.
- ¿Qué porcentaje de pacientes se puede beneficiar actualmente de la medicina de precisión?
- No me atrevería a decir un porcentaje concreto. Por poner algunos ejemplos, en cáncer de colon estamos haciendo determinaciones moleculares; en cáncer de pulmón, en adenocarcinomas, también; en mama desde hace muchos años miramos HER2 y receptores hormonales, en melanoma… Hay bastantes situaciones en las que hacemos una determinación de biomarcadores en tumor para poder ajustar el tratamiento.
- Miguel Martín, jefe de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón y expresidente de la SEOM, se ha mostrado siempre muy crítico con la descentralización del manejo del cáncer, llevándolo a hospitales pequeños que pueden no tener todos los recursos disponibles. Un paciente de un hospital pequeño, ¿va a tener las mismas oportunidades que alguien que acude a La Paz o al Vall d'Hebron?
- Yo pienso que sí. De alguna manera, es verdad que los hospitales pequeños necesitan recursos que seguramente no están en ese hospital concreto. Por ejemplo, tenemos que hacer NGS, técnicas de secuenciación masiva en algunos tumores para tratamientos individualizados. Esas determinaciones no tienen por qué hacerse en todos los hospitales, no tendría ninguna lógica. Por tanto, hay que construir redes, que pienso que funcionan, para que esto sea una realidad.
Ahora, por ejemplo, se puede acceder a ensayos clínicos en otros hospitales a través de llamadas telefónicas, y quizá se debería hacer más en forma de red.
- ¿Hay regiones más avanzadas en el manejo del cáncer en red que otras?
- Cuando hablamos de equidad, que es muy importante, se habla de regiones, pero también dos hospitales en la misma ciudad pueden ser diferentes. Hay que garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a estrategias de screening, prevención, tratamiento y soporte con el máximo grado de excelencia.
- La cada vez mayor complejidad de la terapia del cáncer no juega a favor de esta equidad.
- Se trata de organizar la información. Por ejemplo: nosotros tenemos lo que se llama 'molecular tumor board', donde discutimos los resultados de NGS, que no se hace en todos los hospitales. Es una reunión que hacemos los viernes a las 8 de la mañana y es por cauces virtuales, y nos conectamos profesionales de diferentes hospitales.
No todos los centros van a tener protonterapia y tampoco pienso que esto sea necesario. Nos tenemos que organizar de una forma lógica para que todos los ciudadanos tengan acceso al máximo nivel de excelencia. Pero si el tratamiento se puede poner cerca de casa, es mejor.
- Siempre han generado polémica las donaciones de Amancio Ortega. ¿Es la protonterapia lo que más urgentemente necesita la atención al cáncer en España? ¿Qué otras necesidades tiene?
- Es una gran suerte que la Fundación Amancio Ortega haya hecho esta donación. Me parece excelente. Aparte de esto, ¿qué necesitamos? La evolución, la posibilidad de curación de un paciente oncológico en España, es muy similar a la de los países desarrollados de nuestro entorno. Pero también tenemos retos por delante: la digitalización, los registros, la inteligencia artificial y big data… Tenemos que invertir en todo esto para seguir estando al nivel.
- Según el Eurostat, España es uno de los países con más oncólogos por habitante. ¿Cómo repercute eso en la atención al cáncer?
- En España, hace muchos años que la oncología se reconoció y es la que se encarga del tratamiento sistémico de los tumores. Teniendo en cuenta que es una especialidad joven y que van a empezar a jubilarse en los próximos años las primeras promociones de oncólogos, para mantener una situación equilibrada necesitaríamos incorporar en el sistema aproximadamente entre 100 y 120 oncólogos al año.
Cada año se forman en España 150 oncólogos, pero no todos acaban en atención a los pacientes sino que pueden tener otras salidas. En la SEOM estamos analizando qué han pasado con los oncólogos que han finalizado la especialidad en los últimos años para entender cuántos se han ido al extranjero, por ejemplo. Nos preocupa un poco el futuro y el número de oncólogos que se están formando y si van a cubrir las plazas que se quedan vacías.
Además, el cáncer está aumentando porque el riesgo de cáncer aumenta con la edad. En los próximos años debemos hacer un gran esfuerzo de prevención, para intentar eliminar el porcentaje de tumores relacionados con tabaco y otros hábitos, pero también tenemos que tener en cuenta esto. Los tumores que aparecen con la edad van a ir aumentando, probablemente.
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