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Salud

La carrera por la vacuna para salvar de la muerte a 100.000 niños al año

La investigación de la inmunidad frente al virus respiratorio sincitial está en un momento álgido, con numerosas empresas buscando un suero efectivo.

27 junio, 2022 01:58

El esfuerzo para desarrollar vacunas contra la Covid en tiempo récord ha sido comparado con grandes hitos de la ciencia del siglo XX como la investigación de la bomba atómica o la carrera espacial. El testigo de la carrera inmune está a punto de recogerlo otro patógeno, más antiguo que el SARS-CoV-2 pero que hasta hace poco apenas asomaba a las páginas de las revistas científicas: el virus respiratorio sincitial o VRS.

"Los pediatras lo teníamos muy claro", afirma Irene Rivero, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, "pero cada vez está habiendo más concienciación con el VRS por otros profesionales".

Rivero se refiere a la peligrosidad de este virus, causante de las bronquiolitis, infecciones respiratorias en bebés menores de dos años. Un estudio reciente de The Lancet estimaba que 101.400 menores de seis años murieron en 2019 por VRS, una de cada 50 muertes. En bebés supone una de cada 28.

[El virus respiratorio sincitial causó más de 100.000 muertes en niños menores de 6 años en 2019]

El trabajo calculaba unos 33 millones de episodios de infecciones respiratorias causadas por este agente, que provocaban 3,6 millones de ingresos. La mayoría de las muertes suceden en países de ingresos medios y bajos, si bien en España genera 20.000 visitas pediátricas de urgencia, 14.000 hospitalizaciones y hasta 250 fallecimientos anuales.

Estas cifras pueden cambiar con la pandemia. Si en 2020 no hubo apenas VRS, en 2021 se adelantó, provocando un pico en verano que puso en alerta a los pediatras: la temporada del virus comienza en septiembre, con la vuelta de los niños a la guardería y al colegio, y se mantiene hasta marzo, aunque "a veces duraba hasta mayo", explica Rivero.

A principios del último invierno hubo otro repunte. "Teniendo en cuenta las dos olas, quizá ha habido más casos en 2021 que en años anteriores", medita la pediatra. Y avisa: "Estamos volviendo a ver muchas bronquiolitis, cuando normalmente no es la época".

[El virus altamente contagioso del que alertan los médicos y que llegará antes que la gripe]

El haber pasado 'casi' desapercibido junto a los numerosos virus respiratorios que nos son habituales no es la única causa para no disponer actualmente de una vacuna. Hay una razón más poderosa aún: hubo una vacuna pero resultó más peligrosa que la propia enfermedad.

"La primera vacuna que se ensayó fue en la década de los 60", explica Rosa Rodríguez, jefa de Pediatría del Hospital Universitario Gregorio Marañón. Utilizaba un virus inactivado con formol que se administró a niños y niñas de entre dos meses y 7 años. "Provocó más morbilidad y mortalidad en los lactantes que la recibieron: ingresaron más y hubo más muertes. Eso ha lastrado el desarrollo de vacunas contra el VRS durante décadas".

No obstante, no está claro por qué esta vacuna fue más perjudicial que el propio virus. Se piensa que producía pocos anticuerpos y que, además, estimuló la producción de interleuquinas que, en el momento de la infección natural, provocó inflamación pulmonar y broncoconstricción.

Resurgimiento de la investigación

El cambio de tendencia ocurrió hace una década, cuando organismos como la OMS y Bill y Melinda Gates alertaron de que la infección por este patógeno "era la segunda causa de mortalidad en menores de 12 meses después de la malaria" y fomentaron el desarrollo de nuevos preparados para combatirla.

El otro puntal del reciente interés por el virus vino de manera paralela. Por la misma época se revelaron aspectos importantes de su estructura, describiendo dos configuraciones de la proteína F, responsable de la penetración del virus en las células pulmonares y principal objetivo de las vacunas actuales.

La compañía que está haciendo más esfuerzos en desarrollar una vacuna para niños es Sanofi, si bien "están en las primeras fases de investigación clínica", apunta Rodríguez. La necesidad de vacunar en el periodo neonatal, con un sistema inmune todavía inmaduro, complica la función de la vacuna. Además, el recuerdo de aquella primera vacuna de los años 60 sigue presente y hace que se vaya con sumo cuidado en esta fase.

La estrategia que parece estar teniendo más éxito es la de vacunar a la madre para proteger al bebé. "Se han buscado vacunas de administración en la mujer embarazada, de 'plataforma maternal', para proteger al recién nacido en los primeros meses a través de los anticuerpos que le pasa la madre", explica Irene Rivero, del Comité Asesor de Vacunas de la AEP. "Es una estrategia ya implantada para la gripe y la tos ferina".

Estas vacunas están basadas en subunidades proteicas y "aunque había tres ensayos en fase III [la última antes de la aprobación de las agencias reguladoras], dos se han caído este año y solo queda un candidato", desarrollado por Pfizer pero que ha dado buenos resultados en las primeras fases de estudio.

Vacunas para mayores

La gran revolución de las vacunas frente al VRS, sin embargo, no está en los niños. A pesar de que tradicionalmente se ha visto esta infección como peligrosa solo en los menores, lo cierto es que también causa estragos en otras poblaciones con un sistema inmune débil: las personas mayores. Se calcula que, anualmente, provoca más de 360.000 hospitalizaciones y 24.000 muertes anuales en el mundo en este grupo. Al igual que la gripe y la Covid, son un factor de riesgo para muchas comorbilidades, empeorando su pronóstico.

GSK, Pfizer, Johnson & Johnson y Moderna son algunas de las compañías que tienen ya productos avanzados contra el virus en mayores de 60 años. Algunas de ellas, como la de GSK, se han ensayado también en España.

Precisamente, esta compañía ha sido la primera en anunciar resultados positivos de la última fase de ensayos clínicos, en la que han participado 25.000 personas de 17 países. Este mismo mes señalaba que se ha conseguido su objetivo principal con datos más que satisfactorios.

La vacuna española

En la carrera por la vacuna frente al VRS también figura una compañía española: Hipra. A finales de 2021 se concedió una subvención del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI, dependiente del Ministerio de Ciencia) de casi 4 millones de euros hasta 2024 para investigar un candidato vacunal junto a otras tres empresas –Nostrum Biodiscovery, Biotechvana y Polypeptide Therapeutic Solutions– relacionadas con el desarrollo de medicamentos.

La vacuna está en la fase inicial de diseño y se basa en la tecnología de ARN mensajero transportado a través de nanopartículas, similar a la que han utilizado Pfizer y Moderna para sus vacunas Covid pero distinta a la que ha desarrollado la propia Hipra –basada en unidades proteicas– y que está a punto de ser aprobada en Europa.

Desde la compañía farmacéutica no quieren explicar más sobre esta futura vacuna ni a qué segmento (lactantes, niños, embarazadas o mayores) de población se dirigen.

Anticuerpos monoclonales

Pese a que el desarrollo de vacunas no está mostrando el mismo vigor en lactantes y niños que en personas mayores, hay otras opciones terapéuticas que sí se están mostrando eficaces y que, en palabras de Irene Rivero, van a marcar "un antes y un después".

Se trata de los anticuerpos monoclonales, estrategia que también ha mostrado éxito frente a la Covid. Es una estrategia de inmunización pasiva: en lugar de inocular un antígeno y que el sistema inmune genere sus anticuerpos, se introducen los propios anticuerpos.

En la actualidad solo está disponible palivizumab, indicado para niños con factores de riesgo, como aquellos inmunosuprimidos. El problema es que se tiene que administrar, mediante una inyección, una vez al mes a lo largo de toda la temporada del virus, ya que los anticuerpos se van desvaneciendo.

A punto de ser aprobado está nirsevimab, que ofrece una vida media más prolongada, con lo que solo haría falta una única administración para proteger durante toda la temporada. Tanto Rivero como Rodríguez coinciden en que, dadas las complicaciones de encontrar un suero que funcione con un sistema inmune todavía inmaduro, esta vía –junto a la inmunización de las madres– es la más prometedora en el corto plazo.