Una cepa de Candida auris cultivada en una placa de Petri.

Una cepa de Candida auris cultivada en una placa de Petri. iStock

Salud

Las infecciones por hongos matan ya más que la malaria y la tuberculosis juntas: 3,7 M de muertes

Un reciente estudio estima que las infecciones fúngicas graves afectan a unos 6,5 millones de personas, aunque hay expertos que ponen en duda esta cifra.

19 enero, 2024 02:00

"Estamos empezando a entender la relevancia de las infecciones fúngicas en los hospitales". Con estas palabras, el Jefe de la Unidad de Resistencia a los Antimicrobianos de la Universidad Complutense de Madrid, Bruno González-Zorn, se mostraba esperanzado con poder atajar una amenaza que ha ido en aumento y que se cobra la vida de millones de personas en el mundo.

Las infecciones invasivas causadas por hongos matan a más de 1,5 millones de muertes a nivel mundial, según un informe que la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2022. Para que el lector se haga una idea, esta cifra es equiparable a las defunciones por tuberculosis (1,3 millones de muertes en 2022, según la OMS) e incluso supera a las de la malaria (608.000 defunciones, para el mismo periodo). Ahora, un reciente estudio, publicado en la revista Lancet Infectious Diseases, estima que la mortalidad anual de las infecciones fúngicas podría ser mayor, causando hasta 3,7 millones de muertes al año.

"Es el doble de lo que se estimaba anteriormente", señala en este artículo David Denning, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Manchester y autor principal del citado estudio. Denning se refiere a una investigación de 2012, en la que también participó, y que estimaba que las infecciones fúngicas acababan al año con la vida de dos millones de personas en el mundo.

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Con esta nueva estimación, las infecciones fúngicas serían responsables del 6,7% de las muertes registradas a nivel mundial. No obstante, a la hora de evaluar este porcentaje hay que tener en cuenta hasta qué punto las muertes están causadas directamente por la infección fúngica. Según esta nueva estimación, de hecho, sólo el 68% de las muertes se atribuyen a la infección fúngica.

Más pacientes inmunodeprimidos

Denning considera que la incidencia de las infecciones fúngicas está aumentando. Como queda reflejado en el estudio que lidera (en el que se ha trabajado con datos de más de 80 países), hay unos 6,5 millones de afectados.

Pese a esta cifra, el jefe de Medicina Interna del Hospital Universitario de Burgos y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), Luis Buzón, evita generar una falsa alarma: "Estos números no se justifican porque haya nuevos hongos o se hayan vuelto peores", argumenta en su entrevista con EL ESPAÑOL.

Buzón sospecha que hay dos motivos tras los datos que se ofrecen en esta revisión de estudios. Por un lado, se ha producido una mejora del diagnóstico: "Aunque es muy complejo, ahora tenemos mejores herramientas, incluyendo técnicas de diagnóstico molecular, de las que antes carecíamos". Esta capacidad para diagnosticar mejor explica, a su juicio, que haya una mayor tendencia a comunicar cada vez más casos.

Por otro, las infecciones fúngicas invasoras, salvo contatadas excepciones, que incluyen los hongos con restricciones regionales —es decir, aquellas que sólo existen en algunas zonas como la coccidioidomicosis, la talaromicosis y la histoplasmosis (ninguno de ellas en España)— se dan en población altamente vulnerable: inmunodeprimidos, pacientes oncológicos, trasplantados o portadores de dispositivos intravasculares, entre otros.

Se trata de un grupo que ha ido en aumento en los últimos años. No sólo por el aumento de la esperanza de vida, sino también por el avance de la medicina moderna. "Hace 50 años no teníamos tantas personas inmunodeprimidas en Occidente. El crecimiento de los programas de trasplante y el gran desarrollo del tratamiento de pacientes oncológicos y con enfermedades autoinmunes, entre otras, ha hecho crecer mucho esta población diana que puede padecer enfermedades fúngicas invasivas", apunta Buzón.

Hongos más resistentes

Tal y como indica Buzón, en cualquier escenario una infección fúngica invasora tiene una mortalidad atribuible alta. Aclara, eso sí, que el grado de letalidad varía en función del estado de salud del propio infectado y del hongo. El citado informe de la OMS identificó hasta 19 patógenos fúngicos como las mayores amenazas para la salud humana.

Dos de los cuatro considerados críticos, Cryptococcus neoformans y Aspergillus fumigatus, infectan los pulmones y causan síntomas similares a los de la neumonía que pueden acabar con la vida de los pacientes. Los otros dos son las levaduras Candida albicans y C. auris, capaces de causar infecciones graves potencialmente mortales.

Otro factor que contribuye a las fatalidades causadas por infecciones fúngicas es la ausencia de un diagnóstico a tiempo, lo que a su vez conduce a la ausencia de tratamiento. "Hasta el momento, contamos con cuatro grupos de antifúngicos", apunta Buzón. En la infección fúngica invasora, el antifúngico "es sólo una parte del tratamiento". En numerosas ocasiones hay que reajustar el tratamiento inmunosupresor en pacientes trasplantados u oncológicos, entre otras medidas.

Este tratamiento es altamente complejo, por lo que la participación de un infectólogo es totalmente imprescindible. Buzón lamenta que España sea, a fecha de hoy, el único país occidental donde la especialidad "no está reconocida con el consiguiente impacto en el tratamiento de estas infecciones".

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Los hongos también han experimentado una resistencia a los fármacos. Aun así, se pueden volver más resistentes: "El mejor ejemplo en España lo tenemos con la resistencia del Candida parapsilosis al fluconazol". La Sociedad Madrileña de Microbiología Clínica (SMMC) dio el aviso a finales del pasado año de que se había detectado este hongo de "gran transmisibilidad" en siete hospitales de la comunidad y otras zonas de España —concretamente, Palma de Mallorca y Barcelona—.

"La resistencia a antifúngicos es ciertamente un problema, del que estamos aprendiendo cada vez más aunque en el dia a dia, no supone a fecha de hoy un problema tan grave como la resistencia a antibacterianos", remacha Buzón.