Cristina Álvarez en la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid.

Cristina Álvarez en la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid. Javier Carbajal

Salud

Álvarez, la 'sabia' que explica por qué España es cada vez más miope: "Aún podemos evitarlo"

"En 2050, un 10% de la población tendrá la vista muy limitada" / "Cuando se alcanzan las cinco o seis dioptrías multiplicamos los riesgos de tener patologías asociadas" / "Vamos a tener personas con patologías que van a impedir que sigan trabajando con 40 o 50 años".

15 julio, 2024 01:50

Las gafas son imprescindibles para una gran parte de la población y la miopía es el problema de visión más prevalente. Unos 108 millones de personas en el mundo sufren este defecto, que, además es la segunda causa de ceguera, según un estudio publicado en 2016. Los mismos investigadores ya advirtieron de que el número de personas miopes no para de crecer y estimaron que en 2050 llegarán a alcanzar el 50% de la población. Cristina Álvarez, profesora e investigadora de la Facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que este problema "ha estado siempre",  pero ahora aparece a edades cada vez más tempranas.

La propia Álvarez publicó el pasado marzo un artículo, junto con su compañero Miguel Ángel Sánchez, en el que estimaron la prevalencia y la evolución de la miopía en los niños españoles. Según sus datos, el 19% de los menores tiene este problema actualmente y esperan que la cifra alcance el 30,2% en 2030, más de 10 puntos porcentuales en menos de una década. Los factores genéticos, ambientales y la falta de luz natural destacan como detonantes de este progreso que parece imparable, pero no lo es si se siguen las indicaciones de los profesionales.

[El peligro de cambiarse el color de los ojos: así es la operación viral en TikTok que puede causar ceguera]

¿Qué es la miopía?

La miopía en sí no es una enfermedad, es un defecto refractivo del ojo que con gafas, lentillas o cirugía, entre otros, se corrige. Se produce porque el ojo es más grande de lo normal y focaliza por delante de la retina, por eso vemos borroso. Esto hace que acaben muy tensionados y pueden tener problemas en la retina, que eso es realmente lo que es grave, las patologías que se pueden producir ahí.

Entre 1993 y 2016 se triplicó el porcentaje de miopes. ¿Por qué este aumento? 

Este aumento se ve, fundamentalmente, en los más pequeños y los adolescentes y es multifactorial. Interviene mucho el factor genético. Los niños de padres miopes tienen mucho más riesgo de tenerla. Los factores ambientales son incluso más importantes y sobre todo, el efecto de la luz natural sobre las señales que mandamos al ojo para que siga creciendo. Cada día los menores están más encerrados en casa con la pantallas, haciendo los deberes, y pasan menos tiempo en la calle. Eso ha afectado muchísimo a los diagnósticos. Antes nos venían más los miopes a la clínica cuando empezaban los estudios universitarios.

¿Qué riesgos se asocian a este problema de visión? 

Sobre todo, aumenta el riesgo de padecer cataratas, glaucoma, desprendimiento de retina y la máculopatía miópica. Esas son las cuatro patologías de las que más se incrementa el riesgo dependiendo del número de dioptrías que se tengan.

¿Cree que de cara a la sociedad se le da la importancia suficiente a la miopía? 

Creo que se le está dando cada vez más. 2016 fue el punto de partida, cuando publicaron esas estimaciones de que en 2050 la mitad de la población sería miope y cada día hay un poco más de concienciación. Lo que es más preocupante en este momento, ya no es solo que esté incrementándose la prevalencia de miopía, sino que ese incremento hace que los casos de miopes altos también se incrementen. Cuando se alcanzan las cinco o seis dioptrías multiplicamos los riesgos de tener patologías asociadas, como el desprendimiento de retina a los 40 o 45 años. 

Cristina Álvarez en el interior de la facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid.

Cristina Álvarez en el interior de la facultad de Óptica y Optometría de la Universidad Complutense de Madrid. Javier Carbajal

¿Cuando es menos preocupante su diagnóstico?

Si somos adultos, no nos tenemos que preocupar por nada. Nos ponemos gafas y ya está. Si alguien tiene más de cinco dioptrías, debe ir al oftalmólogo una vez al año para vigilar cómo está su retina y evitar que pueda tener esos problemas. Por el contrario, si un niño debuta con miopía por debajo de los nueve años, hay que actuar ya con distintos tratamientos para frenar su crecimiento. Por eso hay que incidir más en revisarles la vista, porque, muchas veces, no nos damos cuenta y cuanto antes los detectemos mejor. Son los profesores los que los derivan porque no ven la pizarra. 

¿Hay otros métodos aparte de las gafas, para corregirla

Hay muchas opciones: lentes de ortoqueraología, que te pones por la noche y por la el día ves bien sin ellas. También hay de contacto, cirugías con y sin láser. Para los niños que son miopes y queremos que no avance esa miopía, hay unas gotas de atropina que detienen el crecimiento del ojo. Se usan también gafas de desenfoque periférico y lentes de contacto de diseño especial. 

¿Desde la clínica veis que pueda haber algún tipo de relación con el contexto socioeconómico? 

Sí que hay una relación con el estatus socioeconómico y está muy relacionada con los estilos de vida. Los niños de familias con una situación económica peor, pasan mucho más tiempo todavía encerrados porque los padres no pueden estar con ellos, no los pueden sacar, no pueden ir a un campamento en verano o a actividades extraescolares al aire libre. También se ve en el acceso a los tratamientos: una vez que el niño es miope, comprarle unas gafas de control de miopía es bastante caro, muchas veces es complicado para ellos acceder a estos tratamientos. 

¿Qué implica el aumento de los diagnósticos? 

El mayor riesgo no es que la mitad de la población vaya a ser miope, sino que un 10% de los afectados van a ser miopes altos y van a perder la vista o la van a tener muy limitada. Vamos a tener un montón de personas que pueden tener patologías muy graves y severas que van a impedir que sigan trabajando con 40 o 50 años. Eso sí le va a salir caro a la sociedad porque implica un coste médico muy alto y afectará la calidad de vida de los pacientes. 

Actualmente, el impacto social lo tienen las familias, porque los tratamientos no están incluidos en la Seguridad Social. Se ha firmado un convenio recientemente en Madrid, entre el Consejo General de Ópticos Optometristas y la Comunidad de Madrid para cubrir las gafas a los niños menores de 14 años, pero es una excepción.

En su estudio estiman que para 2030 la tasa de niños miopes supere el 30%, un 10% más que ahora. ¿Hay alguna forma de evitarlo o ralentizarlo?

Todavía estamos cerca de evitarlo. Lo recomendable es pasar dos horas al aire libre e intentar no usar las pantallas más de ese tiempo. Cuando estemos trabajando, debemos mantener siempre la regla del codo [mantener una separación equivalente a la distancia entre el codo y la muñeca]. Además, hay que practicar la regla del 20, 20, 20: cada 20 minutos de trabajo en cerca tenemos que mirar durante 20 segundos a 20 pies, es decir, lo más lejos que podamos. Más de 45 minutos fijando la vista estresan el ojo y esta práctica evita que eso ocurra. Si la miopía ya está diagnosticada hay que acudir a un profesional de la visión, un oftalmólogo o un óptico optometrista, para que nos dé las pautas de los distintos tratamientos y podamos pues retrasar ese crecimiento del ojo

Es muy importante que los padres que son miopes trabajen en estas técnicas de prevención con sus hijos para retrasar el proceso lo máximo posible. Para los niños que están entre 6 y 12 años, siempre aconsejamos que acudan a los centros ópticos antes del inicio de curso simplemente para revisarse y ver que todo esté bien.

Cristina Álvarez ha estudiado la prevalencia y evolución de la miopía en los niños españoles.

Cristina Álvarez ha estudiado la prevalencia y evolución de la miopía en los niños españoles. Javier Carbajal

¿Cómo es de alarmante el avance de la miopía? 

Nos preocupa por lo fácil que es actuar y lo importante que es concienciar. Lo que nos inquieta es el desconocimiento. Las medidas preventivas son sencillas y los tratamientos de control de miopía están funcionando. Nosotros estamos haciendo un ensayo clínico ahora con 300 niños y es increíble cómo se para el crecimiento del ojo con las lentes de control de miopía. El problema es que es algo que está ocurriendo y, si no lo hacemos, será muy preocupante.

Hacemos difusión y parece que cada vez más personas lo conocen, pero no terminamos de dar con esa tecla para concienciar a la sociedad de la importancia que tiene este fenómeno si no lo paramos. Hay que asustarse, pero también hay que saber que a día de hoy es fácil ponerle remedio, pero no lo será después. Un ojo grande, ya no lo puedes hacer pequeño, pero sí que podemos hacer que no llegue a ese tamaño. 

Mucha gente trabaja durante ocho horas diarias delante de la pantalla de ordenador. ¿Qué les recomienda? 

Todos tenemos en nuestra cabeza que cada media hora hay que levantarse y dar una vuelta y el reloj nos avisa de que hemos estado sentados mucho rato. Ocurre lo mismo con la vista. No se trata de no trabajar ocho horas, pero solo hay que aplicar esa regla del 20. Es como cuando uno hace un ejercicio y luego estira, hay que relajar también los ojos para que podamos estar cómodos y seguir trabajando de forma eficaz sin cansar demasiado la vista. 

¿Cómo se relaciona este auge con las pantallas? ¿Llevaban razón nuestras abuelas con aquello de ‘te vas a quedar ciego de tanta pantallita’?

Tiene que ver, pero no está relacionado con la luz de las pantallas directamente, sino con la falta de tiempo al aire libre. Se relaciona también con la distancia de trabajo, hemos pasado de una generación que jugaba con consolas, pero a una distancia lejana, a los niños que se ponen cerquísima del móvil. Por eso, ahora hay aplicaciones que te ayudan a programar el tiempo de uso y otras que apagan el móvil si te acercas demasiado.