Los casos de alzhéimer están en progresión constante en España.

Los casos de alzhéimer están en progresión constante en España. Pablo García Santos EL ESPAÑOL

Salud

Alzhéimer, el drama sin fin en España: un 135% más de casos para 2050 y la mitad ya lo sufre sin saberlo

La prevención, el diagnóstico temprano y los nuevos fármacos son los tres elementos que pueden revertir la tendencia según los expertos. 

21 septiembre, 2024 02:21

La primera línea de batalla contra la enfermedad de Alzheimer ha ganado importantes victorias en fechas recientes. Por primera vez en tres décadas, los especialistas cuentan con nuevos tests de diagnóstico temprano y con los primeros fármacos basados en anticuerpos monoclonales que se han empezado a usar en EEUU. Pero la guerra no está ganada: lejos de ello, el alzhéimer en España crece al ritmo de 40.000 nuevos casos al año, advierte la Sociedad Española de Neurología (SEN). Si en 2024 se calcula que la enfermedad afecta a unas 850.000 personas, para 2050 las estimaciones, corroboradas por la OCDE, rozarían los dos millones.

Este aumento del 135% se vuelve más alarmante considerando que se trata únicamente de los casos diagnosticados oficialmente, algo que solo tiende a ocurrir cuando el paciente ha comenzado a mostrar los síntomas neurodegenerativos más evidentes. Sin embargo, ahora sabemos que la enfermedad de Alzheimer inicia años -décadas incluso- antes de que la acumulación de proteína patológica en el cerebro cause problemas. Más del 50% de los casos en fase inicial permanecen sin diagnosticar, advierte la SEN. De estos dos millones de futuros pacientes, hasta la mitad podría haber comenzado a sufrirlo y no lo sabría.

"En los últimos años ha aumentado enormemente la eficiencia al diagnosticar el alzhéimer en España", explica Hernando Pérez Díaz, director del Centro de Neurología Avanzada (CNA) de Málaga. El neurólogo recuerda que hace quince años el criterio para certificar un caso era la necropsia tras el fallecimiento del paciente. "Ya contamos con un biomarcador en sangre, fosfo-tau217, con una precisión diagnóstica del 95%. Si un paciente viene refiriendo despistes, pueden ser simples déficits de atención. Pero si hay antecedentes familiares y detectamos niveles altos de esta proteína, diganosticamos un alzhéimer prodrómico".

Los nuevos fármacos a base de anticuerpos monoclonales están demostrando una capacidad para reducir los depósitos de proteína beta-amiloide mal plegada en el cerebro -la principal causa neurodegenerativa del alzhéimer- de entre un 27 y un 36%. Es el caso del lecanemab, que está aprobado en EEUU y se encuentra bajo revisión por parte de la Agencia Europea del Medicamento. Se está realizando un importante trabajo de evaluación de riesgos y beneficios, explica el neurólogo, para determinar quién se beneficiaría realmente de una terapia de elevado coste.

"La fase prodrómica sería precisamente la ideal: cuando hay una carga elevada de beta amiloide, pero la enfermedad todavía no ha dado la cara del punto de vista clínico", apunta el especialista. Se trataría de una esperada revolución en el tratamiento, porque los medicamentos que se administran ahora "son de hace 25 años" y no pueden modificar la evolución de la enfermedad. Su objetivo es mejorar la disponibilidad de neurotransmisores -acetilcolina- contrarrestando otros -glutamato- y tratar de mejorar así la calidad de vida del paciente.

No obstante, Pérez insiste en subrayar que "la medicina preventiva es siempre la clave". Los planes no pueden permitirse ser "cortoplacistas", en especial si el horizonte es de dos millones de casos para 2050. "El alzhéimer coexiste a menudo con el deterioro vascular, como el ictus. Y eso lo podemos atajar: hacernos una resonancia magnética cerebral a partir de los 65, controlar la tensión arterial, la diabetes, el colesterol, las apneas del sueño... El cerebro es el órgano que causa mayor grado de discapacidad y de morbimortalidad, y no es de recibo que la sanidad pública no se plantee programas de prevención a la altura de los del cáncer".

"Podemos prevenir el 40% de los casos"

El incremento de la incidencia del alzhéimer es un problema global, recuerda Josep Maria Argimon, director de la Infraestructura Científica del Barcelonaβeta Brain Research Center. Según la Comisión Lancet, si los casos van a duplicarse en los países occidentales, se triplicarán en los países en desarrollo. "Hay que fijarse en los factores de estilo de vida: la educación formal que se recibe en la infancia, el tabaco, la presión arterial... que son más prevalentes en estos países", apunta.

Además, el infradiagnóstico todavía es elevado. "La pérdida de memoria no ha de ser necesariamente normal en personas mayores", advierte. De este modo, el especialista no considera descabellado que la mitad de los casos que se esperan para 2050 hayan podido iniciar ya sin que nadie se haya dado cuenta. Pero los nuevos biomarcadores que se detectan en pruebas de sangre son "tan precisos" hoy en día como los que obtenían del líquido cefalorraquídeo por punción lumbar, "que no deja de ser un método un poco agresivo", apunta.

En cuanto al retraso en la llegada de los anticuerpos monoclonales, Argimon invita a hacer una interpretación "optimista". Se ha observado la "eficacia, aunque modesta" del lecanemab para ralentizar la evolución de la enfermedad y de las placas amiloides, pero también se han visto "efectos secundarios potencialmente graves". En concreto, hemorragias cerebrales. Lo verdaderamente importante, subraya, es que "hemos visto por primera vez que podemos modificar el curso de la enfermedad". Se trata, celebra, del "primer gran avance farmacológico en 30 años".

El especialista también lamenta el "desequilibrio" en la inversión en investigación sobre las enfermedades neurodegenerativas al compararlas con otras tan importantes como el cáncer. "Hay que desterrar el término de demencia senil", sentencia. "Hay que entender que podemos prevenir o retrasar hasta el 40% de los casos de alzhéimer, como haríamos con el cáncer o las enfermedades cardiovasculares". La ventaja es que se previenen con los mismos hábitos de vida saludable. Para proteger el cerebro, además, habría que estimularlo elevando el nivel educativo, cuidando la audición y manteniendo relaciones sociales. "La soledad es un factor de riesgo".

A medio plazo, Argimon destaca los "más de 160 ensayos clínicos realizándose precisamente en estos momentos", precisando que "muy probablemente los tratamientos no serán uno solo, sino que se atacarán varias dianas". De hecho, el futuro para por un tratamiento personalizado para cada caso, como ya se vislumbra con el cáncer. Finalmente, pide no olvidar a los cuidadores. "Para cada una de esas 850.000 personas, hay que recordar que el coste del cuidado se estima en unos 35.000 euros y recae mayoritariamente en las familias. Todo apoyo es necesario".