La uróloga Cristina Barrera.

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Salud

La uróloga Cristina Barrera alerta del grave peligro que corres al aguantar las ganas de ir al baño: la advertencia

J. Rodríguez
Publicada
Actualizada

Sin duda, orinar después de haber aguantado un buen rato es una de las sensaciones más placenteras que existen. Pero hasta que consigues localizar un cuarto de baño, esta experiencia no es para nada agradable. Todos recordamos algún viaje en carretera o alguna película en el cine que ahora recordamos con horror precisamente porque tuvimos que retener la orina durante mucho tiempo. Ahora bien, aguantar las ganas de hacer pis no sólo es desagradable, sino que también puede resultar malo para la salud.

Así lo ha explicado Cristina Barrera, que es uróloga en Madrid, en su cuenta de Instagram, en la que divulga sobre esta especialidad alrededor de la que hay tantos tabúes. La médico ha dado, en total, dos buenas razones para que dejemos de aguantar la orina cuando no hay necesidad. Barrera aclara, en cualquier caso, que aguantar la orina de manera esporádica no tiene ningún tipo de riesgo asociado y sólo es cuando lo hacemos de manera frecuente cuando nos debería preocupar. 

"Cuando tu vejiga alcanza aproximadamente el 60% de su capacidad, tu sistema nervioso te avisa para vaciarla", explica la uróloga. "Ignorar esta señal de manera ocasional no supone un riesgo para tu salud urológica, pero hacerlo con frecuencia sí". Pero, ¿qué podría llegar a suceder en casos extremos en los que se aguanta demasiado la orina? Barrera sostiene que el primer problema, pero no el más grave, es que se produzca una infección de orina "porque se crea un ambiente idóneo para el crecimiento bacteriano".

La mayoría de las infecciones de orina se producen en las vías urinarias inferiores, es decir, tanto en la vejiga como en la uretra. Normalmente, se trata de una condición muy molesta, pero que sólo comporta un riesgo para la salud cuando la infección alcanza los riñones. Se suele descubrir porque la persona que la padece tiene una fuerte necesidad de orinar que no desaparece y un ardor a la hora de hacerlo. También puede suceder que la persona orine en pequeñas cantidades o que la orina tenga aspecto turbio o tenga rastros de sangre.

Sin embargo, Barrera explica que este no es el aspecto más grave de retener la orina. Este hábito puede terminar por afectar también al músculo de la vejiga, que se conoce como el detrusor. Se trata de unas fibras musculares que están integradas en la pared de la vejiga y que empujan la orina hacia la uretra. Retener la orina por demasiado tiempo puede terminar haciendo que este músculo pierda su función.

"Si tienes la vejiga constantemente distendida, este músculo puede perder su capacidad para contraerse de manera adecuada impidiendo que tu vejiga se vacíe por completo. Esto en casos severos puede llevar a la necesidad de sondarse de forma regular para vaciar la vejiga", advierte la uróloga. Así que si sientes necesidad de ir al baño, lo mejor es atender a esa llamada de la naturaleza lo antes posible.