Las medidas de prevención contra el cáncer y los cribados salvan más vidas que los tratamientos: 4,7M en 45 años
- Un estudio, realizado con datos de Estados Unidos, ha estimado cuántos fallecimientos podrían impedirse entre los tumores más letales del país.
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Si en algo coinciden los oncólogos es que la prevención y el cribado son herramientas indispensables en la lucha contra el cáncer. Sirven tanto para reducir su aparición como para detectar la enfermedad en sus primeras etapas. Ahora, un estudio ha cuantificado qué tan útiles pueden llegar a ser a la hora de evitar muertes por cáncer.
Los investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos se centraron en cinco tipos de tumores puesto que se encuentran entre los que más diagnósticos y fallecimientos causan: cáncer de mama, cuello uterino, colorrectal, pulmón y próstata.
De las 5,94 millones de muertes que han sido prevenidas entre 1975 y 2020, estiman que al menos 4,75 millones se deben a la detección y el cribado. La coautora del estudio, Katrina A. B. Goddard, considera que aunque haya muchas personas que crean que el principal responsable de la reducción de la mortalidad son los avances en los tratamientos, lo cierto es que la prevención y el cribado han evitado 8 de cada 10 muertes en los cánceres analizados.
Con respecto a la prevención, hay una medida que contribuyó por encima de todas a impedir la mayor parte de las muertes: dejar de fumar. Según el estudio, que se ha publicado en la revista JAMA Oncology, el abandono del hábito tabáquico ha evitado 3,45 millones de muertes por cáncer de pulmón.
Cambia según los tipos
Los beneficios de la prevención y el cribado no fueron iguales en todos los cánceres. Por ejemplo, en el cáncer de mama se evitaron un millón de muertes, de los 2,71 millones que se habían producido sin ningún tipo de intervención. De los cinco cánceres que se han seleccionado para el estudio, es el único en el que los avances terapéuticos contribuyeron a evitar la mayor parte. El cribado 'sólo' evitó el 25% de las muertes.
En el cáncer de cuello uterino, las 160.000 muertes que se evitaron se debieron en su totalidad al cribado. En España, existe un programa de detección precoz que ha demostrado su eficacia. Se estima que este tipo de medidas ayudan a reducir en al menos un 70% la incidencia y la mortalidad por este cáncer.
De las 940.000 muertes evitadas en el cáncer colorrectal, cerca del 80% se debieron al cribado y la extirpación de los pólipos precancerosos. Los avances en los tratamientos representaron el porcentaje restante. En el cáncer de próstata, la diferencia fue algo menor: con un 56% gracias a la prueba del PSA frente a un 44%, respectivamente.
Los autores destacan que en el período de estudio ni la prevención ni el cribado estaban consolidados en la población, por lo que no descartan que en la actualidad ayuden aún más a reducir las tasas de mortalidad por cáncer. Entienden también que para evitar más muertes es necesario hacer más accesible el cribado.
Limitaciones en la conclusión
Aunque los investigadores hayan seleccionado cinco tipos de cáncer por su alta letalidad, lo cierto es que en su conjunto representan menos de la mitad de todas las muertes por cáncer en el país. Por ello consideran que los resultados obtenidos con este estudio podrían no ser aplicables al resto de casos. Especialmente, en aquellos en los que no existen medidas de prevención o programa de cribado.
"Tenemos que optimizar la aceptación y el y el uso de la prevención y el cribado de estos cinco tipos de cáncer para que todos los estadounidenses puedan beneficiarse, sobre todo las poblaciones desatendidas", afirma Philip E. Castle, coautor principal del estudio.
La aclaración de "estadounidenses" no es menor. Y es que los investigadores entienden que otra de las limitaciones de su estudio es que no se puede generalizar a grupos de población específicos, ya que se basa en promedios de población en EEUU, que tiene una tasa de mortalidad por cáncer de 146 por 100.000 habitantes. El estudio tampoco tuvo en cuenta los daños potenciales de las intervenciones, como los resultados falsos positivos y el sobrediagnóstico durante el cribado, ni midió otros resultados, como la calidad de vida.