Las enfermeras huyen de España: se han ido 28.500 en cuatro años a cobrar 4.000 € al mes en países como Noruega
- En 2021, emigraron un total de 6.555 a otros países, frente a las 2.878 que lo hicieron hace 10 años; motivadas muchas por las "mejores ofertas" que tenían.
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Con 25 años, el enfermero Joan Pons quería independizarse pero no tenía un sueldo estable. Acabó trabajando como repartidor de pizzas porque se hartó de vivir "la esclavitud del móvil", esperando que una hora antes de empezar el turno le llamaran de un hospital.
Un día vio un anuncio en el periódico: "Se buscan enfermeros en Reino Unido. Salario: 25.000 pounds". En España no hubiera cobrado esa cantidad "ni en pintura", así que no se lo pensó dos veces. De aquella decisión han pasado justo dos décadas (se marchó en noviembre del año 2000).
Tiene "la espina clavada" de no haber regresado en todo este tiempo. "Si la situación mejora en España, volveré. Pero me duele mucho decir que las condiciones están igual que hace 24 años", lamenta durante su conversación con EL ESPAÑOL.
Y "sigue habiendo contratos basura". Lo saben bien los veinteañeros Aroa Couto, Alejandra Ruiz y Rafael Regidor. Son un claro ejemplo de que los enfermeros españoles se forman en nuestro país para seguir marchándose al extranjero. Por el Brexit, Reino Unido es cada vez menos el destino que escogen. Ese lugar parece que lo va a ocupar Noruega, donde se encuentran actualmente los tres protagonistas de este reportaje.
Subida de sueldo bienal
Según un informe que alerta sobre la escasez de enfermeras en España, el país escandinavo es el que mayor interés despierta entre los recién titulados: se registraron un total de 1.260 solicitudes entre 2017 y 2021. Es cierto, eso sí, que Reino Unido aún sigue a la cabeza, como constata el último estudio elaborado por el Consejo General de Enfermería acerca de la situación de la profesión.
En este último documento también se destaca que son muchas las enfermeras españolas que "se van a otros países" porque "se les ofrece mejores ofertas y condiciones laborales". Sólo entre 2018 y 2021, 28.552 enfermeras emigraron a otros países, según los datos de la OECD. Y en la última década, este número ha crecido un 127%.
"Nos estamos yendo y cada vez se irán más con la situación que hay", apunta Aroa Couto, a quien le contactó la agencia de colocación Global Working antes incluso de que finalizara la carrera. Al terminarla, hizo el EIR (el examen que permite acceder a las plazas de Enfermero Interno Residente) pero no consiguió la plaza que quería.
Con las condiciones que le ofrecían en Noruega, decidió probar suerte aunque tenía una oferta de trabajo en el Hospital Gregorio Marañón. Cuatro años más tarde, su salario ronda alrededor de los 4.000 euros. Dice que está cobrando más porque cada dos años se lo suben, a diferencia de lo que ocurre en España, donde el sueldo ha caído un 1,3% entre 2019 y 2023.
Aroa es consciente de que el nivel de vida en Noruega también es más caro. Pero, aun así, con 27 años ya se ha comprado una casa allí y está esperando a su segundo hijo. "Mis amigas no pueden pagar un alquiler". Además, le cuentan que están sobrepasadas por la presión y que constantemente cambian de tareas. "Yo siempre estoy en el mismo sitio".
"En España sería impensable"
El volumen de pacientes también es distinto: "Aquí llevo muy pocos, unos tres para mí sola. Allí, cuando estaba de prácticas, llevaba 20". Por ello reconoce que trabaja "sin estrés". Tiene tiempo para coger una taza de café y sentarse a hablar con el paciente simplemente para conocerse. "En España sería impensable".
En caso de estar estresado, en Noruega tienen la posibilidad, durante cuatro veces al año, de no ir a trabajar durante tres días seguidos. "Nosotros no lo hemos hecho nunca. Quizás porque tenemos la mentalidad española", dice Alejandra Ruiz. "Es evidente que habrá quienes abusen del sistema. Pero, como trabajador, sientes una libertad de la que no puedes disfrutar en España. Allí, si no quieres cubrir un servicio, que pase el siguiente. Eres un número", añade Rafael Regidor.
Esta pareja de enfermeros confiesa que no se fueron porque en España estuvieran mal. Aunque tras más de tres años en Noruega, sí que han decidido no regresar por cómo está la situación en su país: "Cuesta imaginarse volver a una lista, esperar a que te llamen y enfrentarte a lo que te toque".
Con la edad (28 y 29) y la experiencia que tienen, no creen que pudieran trabajar más de seis meses al año en el sector público. Entienden que en el norte de España la realidad puede ser ligeramente mejor. Pero para estar a dos horas de su casa (en el zona del Campo de Gibraltar), se preguntan por qué no estar un poco más lejos pero con mejores condiciones.
En Noruega trabajan 10 meses porque tienen un contrato por sustitución. Aunque, en realidad, podrían elegir tener una mayor estabilidad: "Si queremos, mañana mismo tenemos trabajo fijo prácticamente donde queramos y nos da como para comprarnos una entrada para una casa". El resto del año lo disfrutan viendo a la familia y viajando, sin tener que mirar la cuenta. "Eso es un lujazo".
Formación invertida, talento 'regalado'
Como se suele decir, no es oro todo lo que reluce. Aroa vive en una localidad al norte de Noruega donde rara vez se superan los 22 grados. Cree que este es el principal motivo por el que los españoles se marchan. "Pero se vuelven muy pocos", puntualiza.
Además del clima, se echa de menos "la familia, la comida y hablar tu idioma por todos lados", dice Rafael, quien sospecha que el haber emigrado en pareja también les ha servido para soportar escenarios que serían poco probables en nuestro país, como trabajar a menos 30 grados bajo cero.
Aun con estas complicaciones, ninguno de ellos cree que vaya a regresar en un futuro cercano mientras que no haya cambios en cuanto a las condiciones de trabajo y el sistema de contrataciones. "En Noruega", comenta Aroa, "para trabajar en el sistema público, simplemente echas tu currículum, haces una entrevista y te cogen".
Lamenta que se invierta en que los enfermeros españoles tengan una muy buena formación para que otros países sean los que se aprovechen. Joan Pons, quien nunca ha recibido una oferta aceptable como para volver pese a haber sido galardonado como enfermero del año en Reino Unido, siente que no ha podido utilizar su talento en España, donde la sobrecarga de trabajo es una constante desde el principio.
Alejandra y Rafael aún recuerdan cuando, recién terminada la carrera, los dejaron a los dos solos en una planta Covid durante toda la noche. En Noruega, durante los cuatro primeros días cuentan con un compañero que les explica todo. Al terminar este período, incluso les preguntan si se sienten cómodos para trabajar por su cuenta o prefieren continuar acompañados. Ambos se han planteado volver en algún momento, pero en ningún caso como enfermeros: "España nos tira muchísimo, pero no por lo laboral".