Así son los linfomas cerebrales como el que padece Raphael: raros pero cada vez más frecuentes
- La supervivencia a cinco años se sitúa en entre el 30% y el 38%, y ha aumentado gracias al uso de quimioterapia y radioterapia.
- Más información: Raphael padece un linfoma cerebral del que está siendo tratado y recibirá el alta en los próximos días
El cantante Raphael, de 81 años, fue ingresado de urgencia el pasado 17 de diciembre tras encontrarse mal mientras grababa el programa televisivo La Revuelta. Diez días después se ha dado a conocer el diagnóstico definitivo: linfoma cerebral o del sistema nervioso central.
La oficina de representación del artista ha facilitado el parte médico del Hospital 12 de Octubre, donde se encuentra ingresado. En principio, está siendo tratado y recibirá el alta en unos días.
Un linfoma primario del sistema nervioso central se produce cuando comienzan a proliferar células malignas a partir de linfocitos, un tipo de célula inmune, en el cerebro o la médula espinal.
Se trata de uno de los cánceres hematológicos (los que se generan en los tejidos que forman la sangre o el sistema inmune, es decir, no asociados a un órgano con una localización específica) menos frecuentes, si bien la incidencia está aumentando en las últimas décadas.
Según datos procedentes de Estados Unidos, la tasa de nuevos casos fue de 0,5 por cada 100.000 habitantes en 2017. No obstante, la cifra se ha multiplicado por cinco desde 1975.
Hace tiempo se pensaba que los linfomas cerebrales primarios, así como otros cánceres hematológicos situados en el sistema nervioso central, podrían estar asociados a la exposición de campos electromagnéticos de bajas frecuencias, como los presentes en las líneas de transporte de electricidad, transformadores, la telefonía móvil o el wifi.
Sin embargo, las evidencias que se han ido publicado a lo largo de los años han descartado esta asociación.
No obstante, se mantiene la vigilancia de la incidencia, prevalencia y mortalidad de este tipo de tumores. Uno de los objetivos del Plan Estratégico de Salud y Medioambiente 2022-2026 de los Ministerios de Sanidad y para la Transición Ecológica y el reto demográfico incluye realizar un seguimiento de este tipo de tumores, con datos desagregados por sexo, y su relación con la exposición a campos electromagnéticos.
Se suele dar sobre todo en personas mayores de 60 años y con el sistema inmune comprometido. La supervivencia a cinco años se suele situar entre el 30% y el 38%, y suele ser mayor en los pacientes más jóvenes.
Aunque no hay síntomas específicos de la enfermedad, suele producir dolores de cabeza, cambios en el carácter o el comportamiento o pérdida de fuerza en las extremidades, así como trastornos del lenguaje o la visión. Suelen ser producto del aumento de la presión intracraneal.
El diagnóstico suele basarse en una prueba de imagen que identifique la lesión, así como una serie de pruebas complementarias (análisis de líquido cefalorraquídeo, resonancia magnética de la médula espinal, etc.) que la confirmen y, a su vez, descarten la extensión de linfoma a otras zonas del cuerpo.
El tratamiento suele basarse en quimioterapia y radioterapia, que pueden lograr respuestas duraderas. No obstante, el uso de la radioterapia en todo el cerebro es más delicado, pues puede causar leucoencefalopatías.
La cirugía suele utilizarse únicamente para la toma de muestras y la confirmación del diagnóstico.