Quien más y quien menos, todos hemos soñado alguna vez con viajar a la Luna. A lo largo de la historia, sólo 12 hombres han tenido el privilegio de pasear por el satélite, pero desde la Tierra miles de técnicos e ingenieros han contribuido a llevarles hasta allí. Los pasos de los astronautas son sólo el resumen, la imagen que materializa la cadena de trabajo necesaria para transportarles.
En 1961, en plena carrera espacial (una de las batallas pacíficas de la Guerra Fría), el presidente estadounidense John F. Kennedy prometió llevar al hombre a la Luna y creó la Red de Vuelos Espaciales Tripulados, como respuesta al golpe de la Unión Soviética: el 12 de abril el ruso Yuri Gagarin había sido el primer ser humano en viajar al espacio exterior y orbitar la Tierra.
Esta Red se componía de tres antenas (además de 11 estaciones, cinco barcos y ocho aviones), destinada a mantener la comunicación continua con las tripulaciones. Una de ellas debía estar en España.
Fresnedillas, clave para la conquista del espacio
José Manuel Grandela trabajó como ingeniero en la estación que se construyó Fresnedillas de la Oliva (Madrid) desde la primera vez que un hombre pisó la Luna en 1969 hasta que la estación dejó de ser operativa en 1985, tal y como cuenta a EL ESPAÑOL: "Kennedy quería llegar inmediatamente a la Luna y puso en marcha los grandes mecanismos que saben hacer los norteamericanos cuando quieren hacer algo de verdad. Necesitaban gente especializada, ingenieros que supieran de electrónica o cibernética, pero que también supieran inglés americano. Tardaron en encontrar a alguien que reuniera esas cualidad, pero yo fui uno de los que reunía las dos".
El ingeniero, junto al resto de la estación de Fresnedillas, vivió hitos históricos de la conquista del espacio que marcaron el siglo XX. "Nosotros éramos la única estación en el planeta con la que Apollo 11 tenía comunicación", cuenta Grandela a este medio. "Cuando llegaron, lo que ellos habían estudiado no correspondía con la superficie lunar que vieron, por lo que tuvieron problemas para alunizar. Nosotros les avisamos de que les quedaban 30 segundos de combustible, si no lo hacían en ese tiempo gastarían el necesario para volver a encender el motor y regresar a la Tierra. Armstrong, como buen piloto, quitó el piloto automático y alunizó".
El cosmos en un museo
En 2012, el Ayuntamiento de Fresnedillas puso en pie el Museo Lunar, único en territorio español, un espacio que alberga objetos del espacio como trajes, guantes y cascos de astronautas, planes de vuelo originales y las máquinas que se utilizaron para comunicarse con las naves espaciales. Cuentan con piezas de Neil Armstrong y de Miguel Ángel Alegría, astronauta y padrino del museo, así como objetos de misiones de la URSS.
"Entre las piezas más exclusivas está el guante que utilizó Eugene Cernan en la misión Apollo XVII, o la matricula del vehículo lunar Rover (vehículo empleado en algunas misiones para desplazamientos por la superficie lunar)", cuenta a este diario Olivia Ventura, concejala de Turismo de Fresnedillas.
"Al fondo de esta sala, se distingue claramente las torretas de telecomunicación utilizadas en las instalaciones de Fresnedillas de la Oliva durante la gesta del Apollo. Junto a ella, se divisa una vitrina con tesoros como el plan de vuelo del Apollo X o la mochila de soporte vital característica de los astronautas", añade Ventura.
El museo se ha compuesto de donaciones de coleccionistas privados, como Grandela. "Ese trabajo que parecía futurista me entusiasmó mucho, marcó mi vida, así que durante los años siguientes seguí coleccionado piezas en mi casa, hasta que ya no tenía hueco. Cuando se inauguró el museo doné lo que tenía, aporté casi la mitad de las piezas que hay actualmente en la exposición".
La exposición se ha completado con las contribuciones de otros particulares, como Jordi Gasull y Samuel Hernández, que fruto de su pasión por el espacio han ido recopilando multitud de objetos de las operaciones al cosmos.
'Una ignorancia pasmosa'
Sorprende, sin embargo, la poca atención que ha recibido por parte de la NASA y del Estado español. "Sí, es raro", explica Grandela, "pero la NASA es enorme y hay miles de funcionarios. El empleado que te tiene que tramitar la petición te dice que sí, pero luego pasa el tiempo y no responden. Nosotros queríamos abrir el museo y no podíamos esperar, pero seguimos esperando respuesta".
En cuanto a España el problema es (como en muchos otros casos) el desconocimiento: "El Gobierno español ni siquiera sabe que hubo un grupo de españoles que humildemente hicieron que el hombre llegara a la Luna. Si existe una ignorancia pasmosa, no puedes pedir nada. Las misiones al espacio exterior siguen llevando a cabo experimentos que revierten en nuestras vidas, pero no hacemos caso. Los medios, dentro de dos años, le harán caso porque se cumple el 50 aniversario de la llegada a la Luna. Después, otra vez el vacío sobre todo lo que se está haciendo".