Galder Gaztelu-Urrutia, director de 'El Hoyo 2': "He sido maldecido con el hambre eterna"
La película, que se estrena este viernes, ha formado parte de la sección Cuilnary Zinema del Festival de Cine de San Sebastián con una trama que vuelve a reflexionar sobre la distribución justa de los alimentos.
4 octubre, 2024 11:51"Quiero pizza todos los días". Esta es la petición de Zamiatín, un hombre con un pasado en llamas, al inicio de El Hoyo 2, la película de Galder Gaztelu-Urrutia (Abadiano, Vizcaya, 1974) que se estrena este viernes en Netflix. Al igual que en el primer largometraje, de 2019, quienes entran en esta delirante cárcel vertical son preguntados por su plato favorito, que será el único que podrán consumir durante toda su estancia.
Quizá suena medio bien, pero hasta el mismísimo cocido de tu abuela o una ostentosa croqueta rebozada en oro se convierten en una pesadilla si has de comerlos diariamente ad infinitum. Más aún si te ves obligado a pelear por ellos o si puedes sucumbir en el intento de engullirlos, pues una de las reglas básicas de El Hoyo 2 es que sólo puedes ingerir la comida que has elegido y nada más, por mucha hambre que tengas, e incluso aunque haya alimentos de sobra. Desobedecer esta máxima puede suponer una sentencia a muerte.
Ajeno a las estrictas leyes del Hoyo, Galder disfruta de un Sándwich Club durante el transcurso de la entrevista. Se encuentra sumido en plena promoción de la nueva película: llegó a Madrid este jueves por la mañana, después de su paso por el Festival de Cine de San Sebastián, donde el Hoyo 2 formó parte de Culinary Zinema (aunque no entró a concurso), junto a otras obras como Mugaritz. Sin pan ni postre de Paco Plaza, que se llevó el premio de la sección.
El Hoyo 2 se presentó en el festival el pasado viernes 27 de septiembre y esa misma noche el prestigioso Basque Culinary Center organizó un cóctel inspirado en el film. Sí, sí, habéis leído bien: un menú basado en el nauseabundo universo del Hoyo, donde impera el hambre, la comida es motivo de asesinato y el canibalismo, a veces, es la única forma de sobrevivir.
Para lograr esa disparatada cena temática, el Basque contó con la labor de diversos chefs reconocidos: Edorta Lamo (del restaurante Arrea!, en Álava), Aitor Sua y Lucas Fernández (de Trèsde, en Madrid) y Rafa Panatieri y Jorge Sastre (de Sartoria Panatieri, en Barcelona). En la parte líquida participaron la sidra de Bizio y los vinos de Oxer Bastegieta y Roberto Oliván.
¿Qué te pareció la cena del Basque Culinary Center? ¿Cumplió tus expectativas?
Me sorprendió muchísimo, me gustó la propuesta tan creativa, tan salvaje. Yo no conocía personalmente a los chefs, pero sí sabía quiénes eran porque soy un gran aficionado a la gastronomía. Me sorprendió también cómo consiguieron recrear la plataforma, era casi exacta a la original. Y, en este caso, con comida comestible de verdad, al contrario que en el Hoyo, que muchos de los platos son falsos.
¿Te atreviste a probar el cerebro y el corazón que elaboró Edorta Lamo o eres un poco tiquismiquis?
Sí, sí, los probé. La casquería no me gusta mucho, pero si hay una propuesta interesante siempre la pruebo y, al final, me acaba gustando.
¿Esperabais que los invitados se pusieran a comer a lo bruto, como en la película?
Ese era el plan, pero todo fue bastante comedido. Pensábamos que, quizá, con un poquito de alcohol... A veces la gente es demasiado delicada.
En la película, después de rodar escenas tan desagradables, ¿os quedaban ganas de comer algo?
Terminábamos bastante indispuestos. Gran parte de la comida de la película es de verdad y, a las temperaturas que había en el set, al final empezaba a oler bastante mal y había platos que, de un día para otro, se tenían que congelar. A mucha gente le costó comer durante esas semanas.
¿Por qué un Hoyo 2?
Cuando hicimos la primera película no nos imaginábamos el éxito que iba a tener ni que podía haber una segunda película, pensamos que ahí se acababa todo. Después, con la distancia, mirando hacia atrás, vimos que el universo del Hoyo merecía ser expandido y que queríamos seguir haciéndonos preguntas y haciendo partícipes a todos los espectadores y espectadoras de este pequeño universo nuestro.
¿Cuáles dírias que son las diferencias principales entre ambas películas?
Ambas comparten el mismo tema, ambas son una reflexión sobre el reparto de la riqueza, y queríamos invitar a los y las espectadoras a participar en este debate, que es el que lleva teniendo la humanidad desde que nos pusimos en pie y que no se ha resuelto y que me temo que no se resolverá, en parte por la subjetividad con la que lo afronta cada persona. El Hoyo 2 es una ampliación de este universo: hay más acción, más espectacularidad, giros inesperados, se da respuesta a preguntas de la primera parte y lo hemos enriquecido enfrentando a dos grupos antagónicos que, cada uno, a su manera, interpreta esa reflexión sobre el reparto de la riqueza, que está representada por la comida.
Hay un momento en que uno de esos grupos, el de los 'sublevados', dice: "Nos odian porque somos libres". ¿Qué significa la libertad para ellos? Es una palabra que cada vez escuchamos más y, a menudo, para defender tesis totalmente opuestas.
La libertad para ellos es comer lo que les da la gana. En el Hoyo hay dos grupos: uno abiertamente individualista, formado por esos bárbaros a los que haces mención, orgullosos de su supremacismo y, por otro lado, un grupo que, bajo el envoltorio de una supuesta colectividad, lo único que hace es defender la propiedad privada, encarnada en ese plato favorito.
Todo el mundo habla ahora de la libertad. Es un término que lleva bastante tiempo usándose a favor de tus propias posiciones idelógicas que, curiosamente, siempre coinciden con tus necesidades materiales. De hecho, en la película la utilizan los dos grupos: el personaje de Robespierre se lo dice a Zamiatín (interpretado por Hovik Keuchkerian), le dice "La libertad no tiene nada que ver con comer lo que te dé la gana". Y, después, cuando se alzan los individualistas, lo hacen al grito de "¡Por la libertad!".
¿Y qué significa para ti la libertad?
Es un tema complejo. Nosotros hemos querido hacer esta película para poner sobre la mesa nuestras propias contradicciones. Yo mismo voy cambiando de opinión dependiendo de la situación en la que esté. Yo he considerado a lo largo de mi vida que la libertad es una cosa y, tiempo después, me he dado cuenta de que eso no era la libertad ni nada que trajera justicia. No queremos dar respuestas. Personalmente, he cometido tantos errores en mi vida que no estoy para dar lecciones a nadie, con lo cual, el propósito es que cada espectador y espectadora acabe sacando su propia conclusión.
No son películas que haya que tomarse muy en serio, lo que sí hay que tomarse en serio son las conclusiones que saques después de verlas. La gran pregunta es: ¿qué harías tú si despertaras en el nivel 5? ¿Y si despertaras en el nivel 305? ¿Cómo te comportarías con los del 306? ¿Cuál sería tu versión de la libertad en función de en qué nivel te despertaras?
¿Qué querías representar con la posibilidad de elegir un único plato todos los días?
Ese plato con el que llegas no representa ningún mérito ni ninguna buena elección que has hecho, si lo extrapolamos a la vida real sería la herencia que recibes de tus padres.
¿Qué simbolizan los platos que eligen los dos protagonistas?
Están pensados para contar su historia. Zamiatín es una persona que entra con serios problemas de afectividad y la pizza es algo fácil de comer todos los días. Representa a una persona que no dedica un segundo a cocinar ni a cuidar su salud. En el caso de Perempuán, las croquetas son el plato que cocinaba su ex, y ella llega con un trauma por algo que sucedió con él. Además, son dos platos que a mí me encantan, en general, todo lo que tenga harina.
¿Qué plato elegirías tú?
Voy cambiando de opinión. Antes decía que huevos fritos con patatas, otras veces pienso que lo ideal sería unas lentejas con toda la carne que se les pueda añadir.
¿Y si en lugar de un plato fuese un restaurante, si sólo pudieras ir al mismo restaurante todos los días?
Elegiría algo que tuviera arroz, me gusta muchísimo el arroz. Desde la paella hasta el sushi, no sé exactamente qué, pero algo con arroz seguro.
¿Qué importancia tiene la gastronomía en tu vida?
A mi me encanta la comida, me encanta cocinar e ir a buenos restaurantes, y también a restaurantes que no son tan buenos. Disfruto igual con un estrella Michelin que con una hamburguesa que me como en la calle. De hecho, pienso que he sido maldecido con el hambre eterna, porque por mucho que coma, nunca me sacio y siempre lo estoy pasando medio mal. Me gusta mucho cocinar, soy de Abadiano, Vizcaya, y culturalmente la cocina ha sido siempre muy importante en el País Vasco.
Si el Hoyo fuese el mundo, ¿en qué nivel estaría España?
Es difícil contestar. Como he dicho, el Hoyo es una reflexión de cómo distribuir la riqueza y de cómo entendemos la riqueza propia y la de los demás. Personalmente, cuando yo me asomo al Hoyo veo muchos niveles por arriba a los que reprocho los males de este mundo, pero si quiero ser honesto conmigo mismo y miro hacia abajo, allí hay bastantes más niveles.
Y cuanto más arriba más responsabilidad.
Exacto. Si vas a iniciar una revolución es muy difícil cambiar las cosas desde el nivel 328, sin embargo, si empiezas desde el uno, el dos o el tres, pues, quizás, ese mensaje puede calar más si se respeta conforme va descendiendo a otros estratos.
En una escena un personaje se escandaliza porque cree que alguien quiere comerse a un perro. Sorprende que eso le ofenda mucho, pero que permanezca indiferente al resto de brutalidades que se cometen. ¿Crees que a veces hay más empatía y consideración hacia los animales que hacia las personas?
En el Hoyo 1 había un perro de verdad, que murió porque una persona necesitaba comérselo, y nos llegaron muchas críticas por parte de asociaciones animalistas, que preguntaban si el perro había sufrido. Me pareció muy llamativo que esta fuese una de las cosas que más impactara a tanta gente. Y en el Hoyo 2 hemos querido jugar un poco con esta idea.
¿Habrá un Hoyo 3?
Esto no depende de mí ni de Netflix, depende de la acogida que tenga el Hoyo 2 entre el público. Si funciona tendremos muchas más posibilidades de hacer un Hoyo 3, donde, por supuesto, ya tocaría responder a preguntas como quién, dónde, cuándo y, sobre todo, por qué o para qué creo el Hoyo. Tenemos unas ideas muy buenas para cerrar todo el círculo y contestar a todas las cuestiones que ahora están en el aire.