Cómo distinguir los gambones de los langostinos y cuál es la mejor forma de prepararlos
- Estos dos crustáceos guardan ciertas similitudes y hay a quien le cuesta distinguirlos, especialmente cuando ambos están cocinados.
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En estos días de fiestas de Navidad, los gambones y los langostinos se dejan ver por muchas de nuestras mesas. La facilidad a la hora de prepararlos -basta una breve cocción para que sean un éxito- y la amplia oferta, tanto en fresco como en congelado, que hace que nos podamos hacer con ellos a precios para todos los bolsillos son algunas de las razones que los convierten en los reyes de estas celebraciones.
Aun así, no está de más recordar que no todos los langostinos y gambones que se venden "listos para consumir" son frescos, sino que es marisco que llega congelado al punto de venta y ahí se descongela para que no tengamos que hacerlo nosotros en casa. Eso está convenientemente indicado, pero debemos fijarnos, especialmente, si compramos el producto con intención de congelar en casa.
Al contrario de lo que sucede con las zamburiñas y las vieiras del Pacífico, que no se parecen en nada, pero mucha gente acaba comprando las segundas pensando que son las primeras, estos dos crustáceos decápodos guardan bastantes similitudes a simple vista que, especialmente cuando están cocinados, hace que muchos no sean capaces de distinguirlos.
Las diferencias entre langostinos y gambones
A pesar de las similitudes, entre gambones y langostinos existen pequeñas diferencias que, cuando te las sabes, resulta que no era tan difícil saber cuál es cuál. Al margen del precio, los gambones normalmente son algo más caros que los langostinos, existen otras cualidades que presentan diferencias en ambos mariscos.
El sabor y la textura
En el caso de los gambones, el sabor y la textura son más delicados recordando bastante a las gambas. La textura es ligeramente mantecosa y el sabor algo más dulzón.
Por su parte los langostinos, tienen una carne más firme y un sabor más intenso y menos dulce que los gambones.
El color
Cuando están crudos, los langostinos pueden presentar tonalidades que van desde el rosado pálido hasta el marrón o el gris, en cambio, los gambones tienen colores más intensos entre el rojo y el naranja.
Cuando se someten a una alta temperatura durante la cocción, en los langostinos se rompen unas proteínas llamadas crustacianinas que son las responsables de los colores parduzcos y dejan 'a la vista' un pigmento que se llama astaxantina, responsable del color anaranjado. Por eso, una vez cocinados, es más fácil confundir gambones y langostinos y hay que estar atentos a otras diferencias para distinguirlos.
Otra pista que nos ayuda a distinguirlos es que la cáscara de los gambones es algo más fina, por lo que, cuando se cocinan a la plancha, se deshidrata con más facilidad quedando con ese aspecto blanquecino que se aprecia en las fotos.
El tamaño y la forma
El gambón es algo más grande que el langostino. El gambón ronda los 18-20 cm de media y puede alcanzar hasta los 30 cm de longitud, el langostino mide por término medio unos 12-14 cm, pudiendo alcanzar hasta los 20 centímetros. En las fotos de este artículo, para poder apreciar mejor las diferencias morfológicas entre ambos, hemos elegido gambones de calibre medio y langostinos de calibre extra grande, para que tuvieran tamaños similares y fuese más fácil la comparación.
La principal diferencia morfológica entre ambos mariscos y es, en realidad, la pista definitiva, es el tamaño de la cabeza que, en el caso del gambón, es mucho más grande comparándola con la longitud total. En su caso, la cabeza es aproximadamente la mitad de la longitud total, mientras que en los langostinos es, aproximadamente, un tercio de la misma. La posición de los ojos también es diferente, en el caso de los gambones, éstos están mucho más alejados del extremo
La segunda diferencia física que nos ayuda a saber quién es quién está en las patas. Aunque ambos tienen 10 patas, las patas de los gambones son algo más grandes y dos de los pares terminan en pinzas. En el caso de los langostinos, las patas con algo más cortas, especialmente las traseras, y son tres los pares que terminan en pinzas.
Cuáles son las mejores formas de cocinar gambones y langostinos
El sabor y la textura de ambos permite usar el mismo tipo de cocciones con muy buenos resultados en ambos casos. La elección es más una cuestión de gustos personales. En mi caso, para cocer, prefiero el langostino, que luego se puede usar en ensaladas, salpicones, rellenos de sándwiches, ensaladilla... porque su textura es más firme y, en ese tipo de preparaciones, me gusta tener que masticar el marisco. Para el resto de preparaciones, me suelo decantar por el gambón.
A la plancha
Es una técnica muy sencilla, el gambón (o el langostino) se cocina directamente sobre una plancha o sartén caliente con un poco de sal gruesa y unas gotas de aceite de oliva. Basta con cocinarlos 1 o 2 minutos por cada lado en función del tamaño. Para que tengan más sabor, se puede agregar un poco de aceite con ajo y perejil fresco al final de la cocción.
Al horno
Mi técnica favorita para cocinar los gambones sin olores y sin esfuerzo. Tiene la ventaja de que se pueden asar muchísimos a la vez, así no hay que ir asando por tandas.
Para asar gambones o langostinos en el horno, lo precalentamos a 180 ºC, forramos la bandeja con papel de aluminio, espolvoreamos sal gruesa, colocamos el marisco sin amontonar las piezas, ponemos un poco más de sal por encima y horneamos entre 8 y 10 minutos dependiendo del tamaño.
Cocidos
Con esta técnica se consigue el sabor más puro, sin los matices tostados o ahumados que aportan otros métodos. Para cocer langostinos (o gambones) hay que poner a hervir agua con abundante sal, cuando el agua esté hirviendo, echar el marisco y contar 2 o 3 minutos desde que se recupera el hervor. Se deben pasar inmediatamente a un bol de agua con hielo para detener la cocción y evitar que el calor residual acabe por arruinar su textura.
A la brasa
Aporta nuevas capas de sabor con toques ahumados. Para facilitar la cocción en la parrilla, se recomienda ensartar las piezas en brochetas o introducir varias en una besuguera, así serán más fáciles de manejar. Para cocinar gambones o langostinos a la brasa, los sazonamos con sal gruesa y los colocamos sobre la parrilla caliente un par de minutos por cada lado.
Al ajillo
La cocción de gambones y langostinos cuando se preparan sin la protección de su cáscara debe ser brevísima. Cocinarlos en el calor residual de un aceite en el que hemos frito unos ajos con guindilla es un clásico. Si lo hacemos con piezas pequeñas, basta con echarlos en el aceite caliente, apagar el fuego y dejar que se hagan con el calor residual. Si son algo más grandes, pueden cocinarse un minuto, porque, como en cualquiera de las otras técnicas, la clave está en no sobrecocer el producto.