La receta de hoy es una auténtica pasada, os lo digo yo que os escribo mientras me como una de estas delicias. Está basada en una tarta cuya autoría pertenece a Nigella Lawson, una increíble y mediática cocinera británica (a la que a lo mejor conoceis gracias a que aconsejamos muy bien a los Reyes Magos y os han regalado algún libro suyo). De entre las muchísimas recetas que ha publicado, esta es una de las más conocidas y de las que más vueltas ha dado gracias a los blogs gastronómicos. Hoy nosotros aportamos nuestro granito de arena también.
Ingredientes
- Para los muffins 250 ml. de cerveza Guinness 250 gr. de mantequilla a temperatura ambiente 250 gr. de harina de repostería o de trigo normal 400 gr. de azúcar 80 gr. de cacao en polvo (sin azúcar, el más puro que puedas encontrar, yo uso de la marca Valor) 4 cucharaditas de impulsor químico (“levadura Royal”) 1 cucharadita de bicarbonato sódico 140 gr. de nata líquida para montar (sin montar) 2 huevos 1 cucharadita de extracto de vainilla
- Para el frosting 200 gr. de nata para montar 200 gr. de queso fresco tipo Philadelfia (tiene que ser normal, no vale el light) 120 gr. de azúcar glass (mejor si es comprada que hecha en casa)
Ya sé que hemos dejado las navidades atrás hace muy poco y que a lo mejor estais saturados de dulces (mira que sois raritos, porque yo no me canso!!), pero algo había que hacer porque estas semanas hemos estado de celebraciones cumpleañeras y no podía dejarlo pasar 🙂 Antes de ayer fue el cumple de Juanma, el boss de los Cocinillas y hace una semana fue el mío también.
Siendo el cumpleaños tan cercano a los empachos navideños, cada año me gusta menos preparar tartas; siempre sobra algún trozo que se empadrona en tu frigorífico, quedándose seco y esperando tu peor momento de debilidad. Por eso, ¿¿qué mejor que reconvertir una pesada tarta en estos deliciosos cupcakes individuales?? Te comes uno, te quedas tan a gusto y si sobran, los puedes compartir con tus compañeros de la oficina por ejemplo. Una ración de tarta, jugosa y perfecta, con ese toque tan chic que tienen los cupcakes.
(para unos 24 cupcakes)
Preparación
Lo primero, como siempre, precalentar el horno; esta vez a 180º
Continuaremos poniendo a fuego medio-bajo la mantequilla y la cerveza (ojo al abrir la botella o la lata, que esta cerveza tiene espuma como para hacer una fiesta en Pachá). Remueve bien y cuando veas que la mantequilla se ha derretido y la cerveza se ha integrado, retira del fuego y deja enfriar.
Mientras, debemos mezclar y tamizar los ingredientes secos (harina, azúcar, cacao, bicarbonato e impulsor químico) para asegurarnos de que no hay “bolas de polvo”. Si tienes un robot de cocina, genial, mezcla todos los ingrentes y “tritura” a la velocidad más alta que tenga durante unos segundos. Si no tienes robot de cocina, utiliza un tamiz o un colador para deshacer los posibles pegotes. Reserva.
En un bol grande, batimos la nata, la vainilla líquida y los huevos (cuando digo que batamos la nata me refiero a que la integremos con el resto de ingredientes, no hace falta montarla). Añadimos la mezcla de cerveza y mantequilla y mezclamos bien. Finalmente, vamos integrando los ingredientes secos poco a poco. Echamos un poquito y batimos, otro poquito y seguimos batiendo. Lo ideal es echar los ingredientes secos en unas 5 tandas.
Ya tenemos la masa de los muffins; como verás es bastante más líquida que cualquier otra masa de bizcocho por lo que habrá que tener especial cuidado con ella. Es INDISPENSABLE que para rellenar las cápsulas de magdalena tengas un molde de magdalenas que haga de contenedor. Esto es necesario para casi cualquier magdalena o muffin, pero es que con esta masa tan líquida es VITAL. No se te ocurra echar la masa directamente en el papelillo porque se va a desparramar todo. De hecho, si tienes oportunidad de hacerte con unas cápsulas semi-rígidas como las que se ven en mis fotos, mejor que mejor. Estas cápsulas son perfectas porque no necesitan molde y al ser más duritas, aún cuando la masa sea muy grasa, no pierden el color ni se quedan feas tras el horneado; lo aguantan todo! Lo malo es que sólo las venden en tiendas especializadas en repostería.
Si no tienes cápsulas semi-rígidas y tampoco tienes molde específico para magdalenas o muffins, entonces puedes usar flaneras, incluso de esas que venden de aluminio de usar y tirar que venden en todos los supermercados.
Una vez tenemos la cápsula preparada dentro de su molde, vertemos la masa dentro. Esta masa sube, así que yo aconsejo rellenar las cápsulas sólo hasta la mitad, si quieres un poquito más pero nunca más de ¾ partes
Horneamos durante unos 15 minutos a 180º (ya sabes que cada horno es un mundo, píllale el tranquillo al tuyo y adapta la temperatura o el tiempo si lo ves necesario)
Listo! Ya tenemos nuestras muffins. Comprueba que están bien hechas pinchando un palillo en el centro, si sale limpio es que están perfectas, si sale manchado de masa, le falta tiempo, temperatura o ambas.
Si has utilizado la misma cantidad de ingredientes que pongo seguramente podrás hacer otra hornada más. Puedes reducir los ingredientes a la mitad si quieres para que salga sólo una docena, pero yo lo hice así porque quería gastar todo el bote de Guinness, nadie se iba a beber lo que sobrara y me daba pena tirarlo 😉
Mientras los muffins se enfrían, vamos a preparar la cobertura o frosting, en este caso un frosting de queso que es una auténtica debilidad para mi, está tan bueno que me lo como a cucharadas… a lo mejor es interesante echar un tercio más de ingredientes para suplir lo que te vayas a comer antes de decorar… jejeje
Monta por un lado la nata. Por otro lado, en un bol mezcla el queso con el azúcar glass (es mejor que sea industrial y no hecho en casa para que no se note nada la textura). Una vez tienes la mezcla, añade la nata montada con una espátula y movimientos envolventes, para que no se desmonte.
Cuando los muffins ya estén totalmente fríos, decoramos con la crema. Esto ya es cosa tuya, puedes utilizar una manga pastelera o simplemente untar un poco de frosting con una espátula. En mi caso hice de las dos maneras y para darle un toque extra, desmigué un muffin que había quedado un poco feo y lo utilice para espolvorear y decorar sobre el resto de cupcakes.
Por cierto, que como esto iba de cumpleaños, no podía faltar la decoración con velita… Pide un deseo… 😉
Resultado
Un bizcocho buenísimo, jugoso como ningún otro, con el pequeño toque amargo de la cerveza al final que realza el sabor del chocolate, combinado con la más dulce de las cremas… si hay algo mejor que esto yo no quiero saberlo.
Tiempo: 45 minutos
Dificultad: 3/5
Digestión: 3/5
Precio: 5 €