Qué comer para tener un pelo sano
Unos consejos sobre qué comer para tener un pelo sano porque conseguirlo no depende solo de los cuidados externos sino que hay que nutrirlo correctamente.
1 junio, 2015 18:26Noticias relacionadas
A diario nos preocupamos por usar el champú que más se adapta a nuestro tipo de pelo, mascarillas para que esté fuerte y brillante y toda clase de tratamientos que nos meten por los ojos en anuncios de todo tipo. Pero lo que pocas veces tenemos en cuenta es que el pelo también hay que alimentarlo desde dentro y aún más si cabe en esta época del año con la recurrente operación bikini en la que muchos se embarcan año tras año.
Hace algún tiempo, cuando iba a empezar una de tantas dietas estrictas como he hecho a lo largo de mi vida, la propia doctora que me hacía el seguimiento me advirtió que durante la dieta mi pelo lo iba a notar, que era normal al restringir el consumo de algunos alimentos. Y vaya si lo notó, esa vez acabé con un agobio importante cuando empecé a ver que mi melena, que siempre ha sido abundante, desaparecía a ritmo de vértigo.
¿Por qué se cae el pelo cuando estás a dieta?
El pelo, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, es algo vivo que crece gracias a los nutrientes que obtiene de él y que le llegan a través de la dieta.
Aunque hay otros factores que pueden provocarla, según me explicó mi dermatólogo en esa ocasión -pues acabé yendo porque vi que la cosa empezaba a ser seria-, cuando hay determinadas carencias nutricionales en nuestra dieta y el pelo no recibe los nutrientes que necesita se produce lo que se llama “efluvio telogénico” que, eso significa que el pelo entra en una fase en la que deja de crecer y acaba cayéndose pasados unos tres meses.
La buena noticia, es que aunque el pelo se acabe cayendo, en cuanto se solventan esas carencias crece pelo nuevo. La mala, es que una vez que el pelo ha entrado en fase de telógeno, ya no hay forma de evitar que se caiga. Y según me dijo el dermatólogo, no merece la pena ni echarse ampollas para fortalecer el pelo ni ningún otro remedio milagroso, lo mejor es esperar a que se caiga y nazca de nuevo.
Qué comer para tener un pelo sano
El pelo humano está compuesto por agua, proteínas y lípidos. Dentro de las proteínas la más abundante es la queratina que es la que da fuerza al pelo, dentro de los lípidos, son los ácidos grasos y las ceramidas las que tienen como función alimentar y dar brillo al pelo y el agua es el vehículo a través del que llegan minerales como el calcio, el zinc, el potasio, el cobre o el azufre…). A continuación os dejamos algunos consejos sobre qué comer para tener un pelo sano.
Vitaminas y minerales para tener el pelo sano y fuerte
El hierro y el zinc son fundamentales para el crecimiento del pelo, por eso es importante que nuestra dieta incluya alimentos que los contengan así como otros que ayuden a fijarlos, como es el caso de alimentos ricos en vitamina C que ayudan a fijar el hierro.
Esto quiere decir que no debemos pasar por alto alimentos como las carnes rojas bajas en grasa, ostras, legumbres, frutos secos y semillas, espinacas, cítricos, kiwis.
Un déficit de potasio, entre otras cosas, también tiene como consecuencia de pérdida de cabello. Como hace algún tiempo ya os pusimos un post con alimentos ricos en potasio os invito a que le echéis un vistazo en este enlace.
El azufre interviene en la síntesis del colágeno y la queratina. Se encuentra en alimentos como el brócoli, los puerros, los espárragos, el huevo, el marisco y la piña.
La importancia de los ácidos grasos para tener un pelo sano
No me canso de repetirlo, no toda la grasa es mala y nuestro cuerpo la necesita incluso para adelgazar. Los ácidos grasos esenciales como el omega-3 son necesarios en la dieta porque nuestro cuerpo no es capaz de producirlos de manera natural, así que no debemos eliminar de nuestra dieta alimentos como los pescados azules, el aguacate o las nueces.
En cualquier caso, si notamos alteraciones en el pelo cuando creemos estar llevando una dieta variada, a quien debemos acudir es al dermatólogo, que será quien mejor nos pueda ayudar a determinar las causas de cada caso concreto y seguramente también a evitar gastarnos un dinero inútil en tratamientos externos de dudosa eficacia.