Ser una de las mayores celebridades musicales y que un halo de misterio rodee toda tu vida no ayuda para esclarecer el fallecimiento de la estrella. Si además el cuerpo yace en un ascensor de su estratosférica mansión de Paisley Park, pegada a Minneapolis, su ciudad natal, las teorías conspirativas, muertes surrealistas o fallecimientos con anécdota suben a (por lo menos) la misma intensidad que el agudo del príncipe que fusionó el funk negro y el rock blanco en uno.
Parece que la teoría que toma fuerza, y que fue la primera en salir a la luz, coge forma como una verdad a medias. Según The Tribune, el avión privado de Prince tuvo que tomar tierra en Moline (Illinois) al Norte de Estados Unidos ante el estado de salud del cantante previo a su actuación en un concierto de Atlanta.
Los doctores le tuvieron que realizar un save shot, práctica realizada como consecuencia del abuso de opiáceos. Por lo visto Prince se trataba el dolor a base de fuertes analgésicos compuestos de estos opiáceos contra el dolor de cadera que sufría.
Además, la cadena CNN acaba de informar que han sido encontrados opiáceos tanto en su residencia donde murió como en su cuerpo. La agencia antidrogas estadounidense DEA está ayudando con el caso.
Debería ser intervenido de una operación en la cadera a la que se negó por ser integrante de los Testigos de Jehová, religión que impide las transfusiones de sangre a sus adeptos.
La religión que practicaba la estrella es de las pocas anécdotas en las que coinciden casi todas las hipótesis. Dato superfluo si se tiene en cuenta que muchos han destacado que la parada de su jet privado fue provocada por una simple gripe severa.
Entonces los servicios médicos le recomendaron aguardar 24 horas de reposo en observación hospitalaria, pero ante la inexistencia de una habitación privada libre, su entorno y él decidieron marcharse. El artista reapareció en su concierto de Atlanta pero, otra vez habría sido hospitalizado por síntomas parecidos a los de una gripe tras la actuación.
A pesar de las nuevas pesquisas se acaba de publicar que Prince murió de sida como consecuencia de no tratarse su enfermedad diagnosticada en los años 90. The National Enquirer, el mismo medio que anunció que Angelina Jolie sufría anorexia ha lanzado la bomba informativa.
Según el tabloide, Prince se estaba preparando para morir. A los 57 años se le manifestó el virus VIH que acabó con su vida y del que no se trataba. "Estaba totalmente carente de hierro y estaba muy débil y desorientado. Se alimentaba raramente y no podía digerir la comida", destaca el National.
El misterio persigue al cantante hasta después de muerto. La única verdad sostenible es que Prince no podrá "irse de fiesta como si fuera 1999", tal y como dicta su tema 1999. En dos días sabremos la verdad, cuando se publique la autopsia que se le ha practicado a la excéntrica celebricidad. Entonces la lluvia jamás volverá a ser morada sino cristalina.