Hace unas semanas, antes de partir hacia Estocolmo, nuestra representante en el Festival de Eurovisión Barei confesaba en una entrevista que veía difícil que Rusia pudiera ganar el certamen ya que "al final, los que votan son muchos eurofans y el 90% son homosexuales". Sólo unos días después aclaraba que eso era lo que le contaban "todos los fans con los que hablo".
Pero, ¿es en realidad Eurovisión un festival para gais? "Es verdad que en España la mayoría son gais. Pero si te vas a Islandia, la mayoría son chicas e incluso madres de familia, que se reúnen y hacen concursos…", explica Belén García, que se ha desplazada hasta Estocolmo para vivir desde dentro el certamen.
"Básicamente, sí. Hay algunas chicas y pocos hombres heterosexuales. La gran mayoría son homosexuales", dice por su parte el inglés Edward Keith, redactor de uno de los portales de referencia de Eurovisión Wiwibloggs. "Es un campeonato para gente cariñosa. La Champions League de los gays", añade el polaco Pawel Dabrowski a las puertas del Globe Arena de Estocolmo, donde este sábado se celebró la gran final.
"No tengo un aparato que mida la orientación de los eurofans: pero probablemente el porcentaje sea acertado", el enviado especial de ABC, Javier Escartín. "¿A alguien le importa que en el fútbol haya más hombres o mujeres? Y no se le da tanta importancia como a los gais en Eurovisión. Es un cliché. Es un evento atractivo para una comunidad", protesta Vicente Rico, redactor del portal Eurovision-Spain.
Entonces, ¿por qué esa visión generalizada? "El problema es que siempre se da la misma cobertura. Se debería promocionar otros ámbitos más familiares, adolescentes, chicas… Demostrar que es un concurso musical para todos los públicos", defiende García. "Es contradictorio que se quiera dar esa imagen porque en el Festival se apela por la diversidad. ¿Por qué se lleva sólo al terreno gay?", reflexiona Adrián Vicente, amigo y compañero de García en ESC Plus.
¿Por qué gusta tanto a los gais?
"A los gais les gusta desde que ganó Dana Internacional en el año 1999 porque se dio un enfoque de un festival en el que se defendía los derechos de las personas gais", explica García. "Gusta a los gais porque es verdad que en los 90, cuando el festival estuvo en su peor estado de salud, fue la comunidad homosexual quien lo mantuvo vivo. Era un reducto donde la comunidad gay se sentía agusto y disfrutaba viendo un festival por el glamour, el espectáculo, el sentido de competición", comenta Escartín.
En el debate improvisado en la sala de prensa sale en la palabra gentrificación. Los gais han resucitado el Festival de Eurovisión como ya hicieron con barrios como Chueca en Madrid, el Gaixample en Barcelona, el Soho en Londres o Castro en San Francisco.
"A los gays les gusta más este tipo de música, más sentimental, lo extravagante", explica Keith. "Sentimos más la música. Y luego está el brilli, brilli, el ventilador, la diva, la purpurina, el ventilador…", bromea Vicente. "Yo me sentaba a verlo con mi abuela. Tenía cinco años y no había ninguna tendencia ni nada. Te gusta el concurso, las votaciones, la lucha entre países…", dice Juan García, un eurofan español desplazado desde La Mancha.