Llegó con la sonrisa pintada en el rostro, caminó los pocos metros que separan su coche de la puerta de los juzgados, saludó a los presentes y desapareció entre burocracias. La infanta Cristina (50) intentó mostrarse el viernes en Palma de Mallorca como siempre se ha mostrado ante las dificultades: serena y en paz. Pero quienes la conocen advierten que los detalles la delatan: "Está en uno de sus peores momentos", dice una persona de su círculo. Este lunes, Cristina de Borbón cumple 51 años y tener que sentarse de nuevo en el banquillo de los acusados, el martes por la mañana, se antoja como el peor de los aniversarios.
"Me atrevo a decirte que está peor que Iñaki, porque él ya ha asumido su situación mientras ella sigue digiriéndolo todo, y nos es fácil, de verdad", comenta la persona de su círculo. Íntima de la pareja, estuvo con ellos en Ginebra y volvió sorprendida. "Cristina suele ser charlatana, no tanto como él, pero participa y da juego. La última vez que estuvimos juntos no abrió la boca. Casi no come, la verdad es que nos preocupamos".
Es seguramente este el motivo por el que ayer la infanta Cristina lucía más delgada que en ocasiones anteriores. Cambió su look oscuro e invernal de las últimas apariciones por el blanco y el beige: pantalón al tobillo, camisa y chaqueta a juego, alpargatas azul marino de cuña (diseñadas por su amiga Cristina Castañer) y bolsito cruzado. Peinada y sin apenas maquillaje, salió del coche rígida, se atusó el pelo varias veces y, sin saber qué hacer con las manos en los escasos segundos que caminó frente a las cámaras, se tocó la manga nerviosa. Los detalles, esos a los que hacen referencia sus amistades, la delataban.
A su lado, su marido, Iñaki Urdangarin (48), se abrochaba la chaqueta también en un gesto mecánico para entretener las manos. Más serio y también delgado, el ex duque de Palma no ha llegado a pacto alguno por lo que sabía ya antes de entrar que el fiscal no rebajaría su petición de cárcel: 19,5 años. "Es difícil que en estas circunstancias pueda escapar de entrar en prisión", comenta un abogado relacionado con el juicio. "Lo tienen claro ambos, se han mentalizado de que Iñaki entra", dice la persona de su confianza.
Enamorada y muy cercana a su marido, por quien ha renunciado a casi todo, la infanta se enfrenta a una difícil situación. "No sabemos cómo se desarrollarán las cosas en un futuro. Ella está enamoradísima, pero aguantar unos años con tu marido en prisión, siendo ella quien es, no es fácil, eh...".
Lo cierto, no obstante, es que un hipotético ingreso en prisión de cualquier acusado del Caso Noós podría producirse dentro de bastante tiempo. Porque la sentencia, que puede llegar dentro de unos meses, puede ser recurrida a otras instancias hasta que sea firme, por lo que el proceso se puede dilatar mucho en el tiempo.
Fuentes cercanas al proceso confirman que la infanta deberá sentarse en el banquillo el martes 14 de junio, jornada de obligada asistencia para todos los acusados puesto que es la jornada en la que las defensas presentan sus conclusiones. A lo largo de la misma semana se presentarán informes, momento en el que los acusados ya no tienen que estar presentes.
Deberán volver todos, Cristina de Borbón incluida, para el final del juicio, que estaba previsto para el 30 de junio pero que al parecer se ha adelantado en el tiempo. Después de ese día todavía por determinar, la infanta Cristina puede desaparecer del ojo público si quiere. Aunque lo tendrá complicado.
Todo movimiento relacionado con la hermana del rey Felipe VI es desmenuzado por la prensa, que trata de obtener conclusiones, muchas veces erróneas. Así pues, esta semana se ha informado de que la infanta está preparando su salida de La Caixa por las presiones recibidas desde la presidencia de Isidre Fainé. Nada de eso va a suceder, al menos por ahora. Cristina de Borbón llama a Fainé su segundo padre, tal y como escribió Urdangarin en algunos correos que constan en el sumario, y siempre ha sentido La Caixa como su segunda casa. Allí seguirá por el momento.
También se ha hablado de un posible traslado de la familia Urdangarin de Borbón, incluso se ha dicho que podrían mudarse a Lisboa, donde la Fundación Aga Khan ha comprado un palacio. La compra es cierta, pero no hay indicio alguno de que esta institución pretenda mudarse a la capital portuguesa. Y mucho menos que lo haga la infanta.
En Barcelona, donde la familia vivió durante años, también surgen los rumores y se habla de un posible retorno. Algunos señalan tal inmueble o tal otro como nuevo hogar de la familia, incluso dicen que los niños se han matriculado de nuevo en el Liceo Francés, pero nada puede confirmarse sobre el asunto. Se ha especulado incluso con la cárcel que el ex duque podría escoger. Nada. Si nos ceñimos a la información contrastada, la infanta, su marido y sus cuatro hijos seguirán en Ginebra el año que viene, ella en La Caixa y la Fundación Aga Khan, él como 'amo' de casa.
Hace ya meses que prescindieron de servicio doméstico fijo en casa y ya sólo cuentan con servicio que acude a realizar labores de limpieza por horas. Este curso en especial, Urdangarin ha intensificado sus labores domésticas, y es el encargado de cuidar de la familia. Lleva a los niños al colegio y cocina para todos, algo que se le da muy bien. Sus amigos de soltero suelen recordar las citas gastronómicas que el ex campeón de balonmano organizaba en su casa, donde reinaban los pescados.
De esa afición a estas obligaciones. Urdangarin podría usar su destreza en los fogones para cocinar para su mujer el día de su cumpleaños. El matrimonio ha estado en Palma por su comparencia del viernes jornada tras la que al parecer han vuelto a Suiza. Allí estarán hasta su nueva comparecencia. Y allí se debería celebrar el cumpleaños de la infanta, quien arrasada por las circunstancias, no tiene ganas de fiestas.