El príncipe Harry (32 años) ha hablado por primera vez del trauma que supuso perder a su madre Diana de Gales cuando él era un niño. El nieto de la reina Isabel II de Inglaterra (90) ha desvelado que sufrió constantes ataques de ansiedad, después de que su progenitora falleciera en un accidente de coche en agosto de 1997, que le obligaron a pedir ayuda médica. Su hermano Guillermo (34) fue quien le recomendó hacer terapia para superar el duro golpe, según ha confesado el joven. "Puedo decir con seguridad que la pérdida de mi madre provocó el cierre de todas mis emociones durante los últimos 20 años. Este suceso ha tenido un efecto muy grave no sólo en mi vida personal, sino también en mi trabajo. En muchas ocasiones estuve a punto de caer", dijo en conversaciones con The Daily Telegraph.
"Mi manera de tratar con mi problema era meter la cabeza en la arena, negándome en pensar en mi madre... empecé a tener conversaciones y, de repente, todo ese dolor que nunca había procesado empezó a salir hacia arriba y pensé que había muchas cosas que debía solucionar", continuó.
Además del psicólogo, el boxeo ha sido durante todos estos años el gran aliado de Harry: "Comencé a boxear, porque todo el mundo decía que era muy bueno. Y eso realmente me salvó porque estaba a punto de golpear a alguien". Después de practicar este deporte y de sus sesiones para sacar fuera sus sentimientos, el príncipe asegura que ahora se encuentra mentalmente bien. Su novia Meghan Markle (35) también ha contribuido en gran parte a ello. La relación entre ambos va tan bien que ya suenan campanas de boda en Buckingham, según asegura la prensa inglesa. La pareja acaba de pasar unos días en Jamaica, país que conoce muy bien Harry, ya que lo ha visitado en varias ocasiones.
Las revelaciones del príncipe se producen después de que se haya publicado un nuevo libro sobre su padre Carlos de Inglaterra (68), que afirma que el hijo mayor de la reina Isabel tuvo que asistir a sesiones de terapia durante los 14 años que estuvo casado con Diana de Gales.