365 días dan para mucho. Una puede sentarse en el banquillo de los acusados y esperar una sentencia que puede llevar a tu marido a la cárcel. Éste era exactamente el panorama con el que la infanta Cristina (52 años) celebró su cumpleaños hace justo un año. Ahora las cosas han cambiado, tanto que la hermana del rey Felipe VI (49) está decidida a celebrar su cumpleaños por todo lo alto, lejos de los juicios legales y mediáticos y cerca de su familia, con la que parece haberse reconciliado tras el largo proceso del Caso Nóos.
La sentencia, conocida a principios de este año, trajo consigo una liberación judicial pero también familiar y social. De ahí que este martes 13, pese a la superstición atribuida a la fecha, va a ser un día feliz para la infanta. Ahora respira tranquila y sonríe con más frecuencia que hace unos meses. No en vano la situación ha dado un giro de 180 grados después de que la decisión judicial les librara, tanto a ella como a Iñaki Urdangarin (49) de entrar en prisión.
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Esta misma angustia fue la que le acompañó en la anterior celebración de cumpleaños. El 13 de junio de 2016 le pilló en Palma de Mallorca, donde un día volvía a encaminarse hacia los juzgados, en medio de un juicio que una semana después quedaba visto para sentencia. La hermana del rey ni siquiera celebró su cumpleaños. Apenas hablaba ni comía, según comentaba su círculo más cercano, preocupado por los efectos que el proceso judicial podía tener en la pareja, que encaraba (o eso creía) el último cumpleaños de la infanta junto a su marido antes de decir adiós a su libertad.
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El cortafuegos impuesto por la Familia Real, principalmente por los reyes Felipe y Letizia (44), intensificó un aislamiento que ya le había profesado la sociedad española. Los Urdangarin Borbón, inmersos en el ostracismo familiar y físico, apenas recibían las visitas de los dos únicos miembros que priorizaron siempre su relación personal frente a la institución: la reina Sofía (78) y la infanta Elena (52).
Los últimos cumpleaños de la infanta han sido tristes y tensos. Si el año pasado se enfrentó a la sentencia de un caso que ha marcado a la Familia Real, en 2015 recibió un regalo envenenado de parte de su propio hermano. El actual monarca decidió despojarle del título de duquesa de Palma que vino a acrecentar el cisma existente en el seno de los Borbones.
Las cosas han cambiado y ahora Zarzuela trata de buscar una fórmula para rehabilitar la imagen de la infanta Cristina. Por lo pronto, se ha dejado ver ya en algunos acontecimientos de índole familiar, como el funeral en memoria de Alicia de Borbón-Parma, tía del rey Juan Carlos (78). En aquella ocasión se cuidó mucho de guardar las formas ante los actuales reyes y no hubo saludo público, no así con sus padres, los monarcas eméritos, que no dudaron en abrazar a su benjamina.
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Una semana después volvió a producirse un encuentro familiar, ya sin cámaras de por medio, en los festejos posteriores a la Primera Comunión de la infanta Sofía (10). La Familia Real, poco a poco, incluye de nuevo a la exduquesa de Palma en las celebraciones que tienen que ver con la faceta más privada e íntima de los Borbones, aunque paulatinamente la rehabilitación de su imagen será cada vez más oficial.
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Por lo pronto, éste será un cumpleaños feliz para la hermana de Felipe VI. Lo celebrará tranquila, en su casa y rodeada de su marido y de sus hijos. Falta por confirmar si habrá encuentro privado con alguno de los miembros de la Familia Real, pero al menos ya cuenta con el apoyo de estos y con la posibilidad de celebrarlo en libertad y no con un vis a vis, como creía hace justo un año.
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