"Nunca he sido tan feliz", confesaba un emocionado el rey Juan Carlos (79 años) a un amigo en los años 90. El motivo de su felicidad no era otro que una mujer, la decoradora y empresaria Marta Gayá. La misma con la que el padre de Felipe VI (49) se ha reencontrado este verano en Irlanda, lejos del protocolo estival de Marivent, donde no se ha dejado ver por cierto junto a su familia.
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Tal y como revelan algunos medios, existen unas fotografías de ambos en el interior de la iglesia de San Juan Bautista de Clonmellon, que a finales de julio reabría sus puertas al público tras una remodelación que le ha permitido convertirse en galería de arte. Los anfitriones, amigos íntimos del rey Juan Carlos, propiciaron un encuentro que los protagonistas, sobre todo Gayá, se cuidaron mucho de esconderse de focos y objetivos. El monarca emérito sí se dejó ver con mayor naturalidad e incluso aparece en algunos de los vídeos y fotografías oficiales de la inauguración, a la que acudió con una camisa rosa y un traje oscuro y ayudado por un bastón. Pero de Gayá, ni rastro en la prensa irlandesa. Todo apunta a que los anfitriones se aseguraron de que no trascendiera la presencia de la mallorquina en los medios.
Sin embargo, no pudieron evitar ser retratados juntos en varios de los vídeos que los asistentes tienen en su poder. Como sucede en éste que muestra EL ESPAÑOL:
Con ellos se encontraba casi un centenar de personas que fueron testigos del encuentro en Clonmellon, una localidad ubicada a 80 kilómetros de la capital irlandesa. Allí se había refugiado el rey tras descansar en Sanxenxo y en Saint Tropez.
'Se olvida' de Palma de Mallorca
Mientras todo el mundo se preguntaba por qué no se dejaba ver este verano en Palma de Mallorca, como el resto de miembros de la familia Borbón, el padre de Felipe VI prefería viajar hasta Irlanda.
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Tampoco Gayá se ha dejado ver en los eventos en los que suele ser una habitual en la isla balear, lugar en el que por cierto ambos se conocieron a finales de los años 80. La empresaria, divorciada, pronto entabló amistad con el monarca, una relación marcada por la elegancia y la discreción, las dos señas de identidad de la mallorquina.
El verano del rey Juan Carlos ha sido ciertamente atípico. La inauguración de la iglesia en Irlanda sorprendió a propios y extraños, que no encontraban un motivo de peso en este nuevo destino del rey Juan Carlos. Hasta ahora. Las imágenes han destapado el encuentro entre la elegante Gayá y el que fuera jefe del Estado, el que, según el alto mando del ejército retirado Amadeo Martínez Inglés, tuvo "5.000 amantes".
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