La reina Isabel II (95 años) ha generado gran preocupación por su estado de salud. El pasado 20 de octubre tras cancelar un viaje previsto por recomendación médica, la monarca pasó una noche en el hospital para someterse a "exámenes preliminares" de los que no se desvelaron mayores detalles. Desde el Palacio de Buckingham, únicamente se limitaron a señalar, en un breve comunicado, que la soberana seguía con "buen ánimo" y que regresaría al castillo de Windsor, donde reside desde hace varios meses. Además, tal y como informaba la prensa local, estaba previsto que Su Majestad retomaría sus compromisos oficiales de forma casi inmediata. Sin embargo, la situación ha sido otra.
Siguiendo los consejos de sus médicos, Isabel II se ha visto obligada a cancelar algunos de sus actos programados. Hasta ahora, la Reina solo ha llevado a cabo tareas desde su despacho y ha atendido audiencias virtuales. De esta manera, ha mantenido un 'reposo' forzoso que ahora continuará en Sandringham, un refugio especial donde ella y su marido, el duque de Edimburgo, vivieron momentos inolvidable
Este jueves 4 de noviembre, después de recibir la autorización de sus médicos, Isabel II viajó en helicóptero a su residencia en Norfolk, donde tradicionalmente celebra las festividades navideñas con su familia. Según The Mirror, los facultativos dieron permiso a la monarca para pasar allí una breve temporada. La monarca, de acuerdo con el periódico, aprovechará su estancia para planificar la Navidad.
"Su Majestad está ansiosa por recibir a su familia en su casa de Norfolk para las vacaciones de Navidad y hay mucha preparación por hacer a tiempo para acomodar a todos los que han sido invitados", dijo una fuente real al citado medio.
Norfolk es conocido por ser el retiro campestre de Isabel II y los demás miembros de su familia. Es el hogar donde por años -con la excepción del 2020, debido a las restricciones impuestas por la crisis del coronavirus- los Windsor celebran la Navidad. Allí, además de la tradicional cena de Nochebuena, realizan un intercambio de regalos y llevan a cabo algunas actividades recreativas. La Reina, además, suele extender su estancia navideña hasta febrero, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su padre, Jorge VI, quien precisamente falleció en esta residencia.
Por otro lado, esta residencia ha servido de escenario para la celebración de eventos especiales. En julio de 2015, los duques de Cambridge celebraron el bautizo de su segunda hija, la princesa Charlotte (6), en la Iglesia St. Mary Magdalene de Sandringham. Tanto la pequeña como sus padres estuvieron rodeados de sus seres queridos, quienes no quisieron perderse este íntimo encuentro.
Sandringham, además, fue un lugar muy especial para el duque de Edimburgo por otras cuestiones que van más allá de los momentos familiares. Y es que fue él quien se hizo cargo de la administración de la propiedad después de que la Reina la heredara. En un reciente documental sobre su vida, el príncipe Guillermo (39) comentó: "Sandringham siempre fue una parte muy, muy importante de su vida. Administró la finca desde 1952 y creo que para él, estar allí fue un escape. Le gustaba el hecho de haber tenido un impacto. Plantó más de 40 kilómetros de setos, 45 bosques, más de dos millones de árboles...".
Sandringham también fue el refugio del duque de Edimburgo tras retirarse de las funciones públicas en agosto de 2017. El marido de la reina Isabel pasó largas temporadas en Wood Farm, un rincón apartado de esta especial finca que a lo largo de su vida, le sirvió al fallecido Príncipe para realizar algunas de sus actividades favoritas, como la conducción de carruajes.
[Más información: Isabel II viaja en helicóptero a Sandringham y zanja las dudas sobre su salud: sus próximos planes]