El día que Juan Carlos se presentó en helicóptero en la finca Cantora para hablar con Paquirri de Bárbara Rey
- Corría el año 1979. Paquirri mantenía un romance con la 'vedette' y el Emérito no dudó en reunirse con él en la hoy casa de Isabel Pantoja.
- Más información: Las zapatillas de las que el rey Juan Carlos no se ha separado en su estancia en Sanxenxo: sostenibles y antideslizantes.
No hay un sólo día sin que se publique alguna información relacionada con el controvertido affaire que protagonizaron el rey Juan Carlos (86 años) y la vedette Bárbara Rey (72), a finales de los años noventa, y que ha puesto en jaque a la Corona y a todo un país. Amorosas fotografías y delicados audios han visto la luz en los últimos días.
Un material altamente sensible que se suma a una nueva y sorprendente información que se ha publicado este miércoles, 9 de octubre. Ha sido la revista Semana quien ha arrojado -novedosa- luz sobre este escándalo real que hoy ha retornado con especial interés informativo.
"El día que el rey Juan Carlos se presentó en Cantora para pedir explicaciones a Paquirri", se puede leer en páginas interiores. Sí, Juan Carlos I visitó la finca Cantora, hoy propiedad de la cantante Isabel Pantoja (68) tras enviudar; entonces, el dueño era el diestro natural de Zahara de los Atunes.
El padre de Felipe VI (56), siempre según esta revista, voló en helicóptero hasta Cádiz, en el año 1979, con una misión muy concreta: hablar con Francisco Rivera Paquirri sobre Bárbara Rey. Conviene puntualizar, para entender, que a finales de los 70 el malogrado diestro vivió un romance con la actriz de revista.
Ese año, Paquirri, recién separado de Carmina Ordóñez, protagonizó algunos encuentros con Bárbara Rey tras un coqueteo, igual de frugal, con la cantante Lolita Flores (66).
Rivera disfrutaba, pues, de su soltería y entre el torero y la vedette saltaron chispas; hubo una química innegable. Extermo que Juan Carlos, entonces en relaciones con Bárbara, quiso aclarar.
El marido de la emérita Sofía (85) tomó la decisión de hablar, cara a cara, con Francisco Rivera, enfrentar sus sentimientos. Para ello, viajó hasta Cantora. Allí, se encontraba Francisco, Paco para los suyos, acompañado de su hermano Riverita y de Juan, el mayoral de la finca. Ese día, aparentemente tranquilo, se vio perturbado por el ruido de un helicóptero aterrizando en la finca.
Cuenta la revista que el rey Juan Carlos le interpeló a la hija del mayoral: "Vengo a hablar con Paco, ¿se encuentra aquí?". Paquirri salió de la finca, airado y alertado por el ruido, y cuando iba a recriminar esa maniobra en su casa se percató de que el responsable de la misma era el por entonces Rey de España.
"El Rey llegó acalorado y con un tono de voz muy serio", cuenta Laura Cuevas, la hija del mayoral. "Fue un momento de mucha tensión. (...) Hablaron durante bastante tiempo. Por el carácter que tenía Paco, que era muy campechano, se relajó bastante la situación. Tras pasear un largo rato, se les vio riendo y en tono más divertido, y acabaron muy bien tomando unas cervecitas", agrega esta fuente a la revista.
"Tranquilo, que yo con esta mujer no quiero nada. He echado el rato con ella dos o tres veces, y se acabó", cuenta la hija del mayoral que Paquirri le dijo al Rey. "A raíz de ese encuentro, Paco nunca más volvió a estar con Bárbara Rey", dice Laura Cuevas.
¿Ha estado al tanto Isabel Pantoja de esta historia de Bárbara y Paquirri? "Seguro que lo sabe porque cuando ella ha tenido que nombrar a Bárbara para algo, en relación a los rumores de Bárbara y el Rey, ha hablado de ella con una inquina... Y eso es porque seguro que sabía la historia", resuelve Cuevas.
Se desliza, además, que la vedette nunca visitó Cantora: "No. Lo que se comenta entre risas es que ella le pudo decir al Rey que iba a ver al torero y por eso él se presentó de esa manera allí".
La decisión de Sofía
La misma revista, Semana, sostiene que hubo un tiempo en el que la Emérita se planteó abandonar Zarzuela para siempre y dejar atrás su vida como reina de España cuando descubrió a su marido con otra mujer. Siempre según el testimonio de esta publicación, enfadada y dolida y decepcionada, Sofía de Grecia hizo las maletas, cogió a sus tres hijos y se marchó todo lo lejos que pudo sin intención de regresar.