De la noche a la mañana se ha convertido en la mujer más poderosa del mundo. Julia Flesher Koch (56 años) ha pasado de ser el apoyo en la sombra del magnate petrolero estadounidense David Koch a ser la viuda más rica del planeta. El pasado agosto el empresario, exvicepresidente de Koch Industries, fallecía a los 79 años a causa de un cáncer de próstata. Tras su muerte, el hombre más rico de Manhattan ha otorgado a su mujer un desorbitado legado.
Se estima que el empresario le haya dejado un patrimonio de unos 60.000 millones de euros, según Bloomberg. Además, Julia y los tres hijos que tenían en común heredaron una participación del 42% en Koch Industries tras su muerte. Con esta desorbitada herencia, la esposa de Flesher desbanca a Françoise Bettencourt Meyers, la heredera del capital de L'Oreal y la hasta ahora la mujer más rica del mundo con una fortuna de 49 millones de euros. También se adelanta a la ex mujer del fundador de Amazon, Jeff Bezos (55). La escritora MacKenzie Bezo posee una fortuna que asciende a los 32.100 euros.
Julia y David se casaron en 1996, en Southampton Long Island. Ella, 22 años más joven, era admirada en los círculos más selectos del Upper East Side precisamente por haber tenido el valor de contraer matrimonio con uno de los hombres más ricos de EEUU. Durante el matrimonio, Julia consiguió despertar el interés por el arte en el empresario y se encargó de llevar su agenda social. Se conocieron gracias a una cita ciega que planearon sus amigos en común a principios de la década de los 90.
Seis meses después de ese primer encuentro, volvieron a coincidir aunque el magnate no recordaba su cara. Al cabo de cinco años, Julia ya estaba totalmente integrada en su exclusiva vida. Antes del matrimonio, Julia Flesher ya había debutado en la jet set estadounidense. Había sido la asistente del diseñador Adolfo. Gracias al modista italiano, llegó a atender a grandes personalidades de la sociedad. Entre sus clientas figuraba Nancy Reagan. Según The Times, Flesher asistió regularmente a la Casa Blanca para vestir a la Primera Dama.
Julia Flesher nació en una localidad cercana a Des Moines (Iowa). Su familia era propietaria de una granja. Al cumplir ocho años, se trasladó a Little Rock (Arkansas) donde su madre abrió una tienda de moda que significó su primer contacto con la industria textil. En 1998, el padre de Flesher regresó a vivir a Iowa. Durante un viaje de negocios de su madre, Julia quedó totalmente enamorada de Nueva York. Precisamente, en la gran manzana fue donde se produjo su debut laboral en la industria de la moda. Antes de trabajar con el prestigioso diseñador, fue modelo para el diseñador Tracy Mills.
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