Estos son los peores vestidos de la historia de los premios Oscar
Este domingo el Dolby Theater de Los Ángeles acogerá la 93 edición de los premios Oscar, una gala que a lo largo de su historia ha visto algunos estilismos desafortunados.
19 abril, 2021 13:22Noticias relacionadas
Este domingo, el Dolby Theatre de Los Ángeles, en California (Estados Unidos), acogerá la 93 edición de la gala de los premios Oscar. Una de las ceremonias más esperadas por todo el panorama internacional del cine en la que actores, actrices, directores y demás asistentes se esfuerzan en lucir sus mejores outfits. Sin embargo, sobre esa misma alfombra roja que rezuma glamour han desfilado algunas celebrities con looks de los más desafortunados que los han situado en la historia de la gala como los peores vestidos.
Uno de los más recordados fue el modelo que lució Cher (74) en la gala de los Oscar de 1988. El traje en negro, firmado por Bob Mackie, dejaba a la vista su espectacular figura gracias al juego de transparencias y sutiles bordados abstractos que lo decoraban.
Remató el look con una estola negra de piel con brillantes y unos imponentes tacones que le dieron algún que otro problema durante la rueda de prensa posterior. La actriz se alzó esa noche con el Oscar a la mejor actriz por Moonstruck y con un puesto en la lista de las peores vestidas en la gala del cine de Estados Unidos.
Un año después, Demi Moore (58) una de las actrices del momento, pisó la alfombra con un diseño de lo más ecléctico que fue calificado de "horroroso". De la mano de su marido Bruce Willis (66), desfiló por el photocall con un híbrido de vestido y body que ella misma confeccionó con unos pantalones ciclistas de elastano, un corsé y un tejido estampado floral metalizado.
Otro de los vestidos que pasó a la historia como uno de los peores estilismos fue el modelo que lució Kim Basinger (67) en 1990. Al igual que Moore un año antes, la actriz quiso optar por un estilismo donde mezclara varias tendencias.
La estadounidense diseñó su propio vestido en satén blanco que en la parte inferior recordaba a los clásicos trajes de debutantes, y que en la parte superior conformaba una especie de camiseta de hombre, cerrada, con una sola manga y con detalles dorados.
La lista de los peores vestidos siguió aumentando cinco años después con Lizzy Gardiner (54) y su look hecho a partir de tarjetas doradas de American Express. El traje tenía un corte sencillo, con falda de tubo, escote recto y unos simples tirantes dorados. Sin embargo, las tarjetas de crédito no terminaron de convencer a todos y fue calificado como "horroroso".
Con el cambio de milenio desfiló por la alfombra roja una joven promesa que años después se convertiría en toda una estrella internacional: Angelina Jolie (45). La joven ganó una estatuilla a la Mejor actriz de reparto por su papel en Inocencia interrumpida y acudió al Dolby Theatre de Los Ángeles con uno de los peores vestidos que ha lucido a lo largo de su carrera.
La expareja de Brad Pitt (57) escogió en el año 2000 un vestido gótico de Marc Bouwer con falda y manga larga, que conjuntó con su larga melena suelta y unos ojos remarcados con bastante cantidad de delineador.
De toda esta lista, uno de los modelos que más se recuerda es el que lució la cantante Björk en 2001: un vestido que recreaba la figura de un cisne, mediante una voluminosa falda de tul que conectaba con cuello y la cabeza del animal que se enredaban en torno a su cuello. Completó el outfit con una malla de color nude que mostraba una ropa interior de encaje de la misma tonalidad. El traje fue diseñado por Marjan Pejoski y apareció en la portada del disco Vespertine (2001) de la cantante.
Era un diseño original que no ha caído en el olvido y que multitud de cómicos han rescatado para burlarse de él. En 2001, Ellen DeGeneres (63) emuló este diseño en la 53 edición de los Premios Grammy; un año después, Kevin James apareció en los People´s Choice Awards parodiándolo; y Nelly Furtado lo usó para su videoclip Bajo otra luz.
Las transparencias eran la tendencia predominante en esa época, y al año siguiente Gwyneth Platrow (48) quiso llevarlo al siguiente nivel con un peculiar estilismo. El traje de color negro firmado por Alexander McQueen estaba compuesto de dos partes: la superior como si fuera una camisa semitransparente de tirantes; y la inferior compuesta por una falda de tiro alto, plisada que terminaba en cola.
El estilismo entró en la lista de los peores estilismos de los Oscar y de su carrera, como la propia actriz reconoció años después. "Hubo algunos problemas. Todavía me encanta el vestido en sí, pero debería haber usado un sostén y debería haber tenido un cabello platero simple y menos maquillaje. Entonces, habría funcionado como yo quería: un poco de punk en los Oscar", aseguró en una entrevista.
En los 93 años que se lleva celebrando la gala ha habido lugar para las personas que se han equivocado arriesgando y las que no han acertado yendo demasiado clásicas. Es el caso de Uma Thurman (50) con su estilismo en 2004. La actriz desfiló por la alfombra roja con un diseño de Christian LaCroix, un modelo que evocaba trajes de antaño y con el que quería feminizar un poco su hija tras terminar la saga Kill Bill.
Era un vestido blanco, con unas grandes mangas abullonadas, una falda asimétrica con bordados que se ceñía a la cintura con un cinturón celeste. Todo un error que ella misma reconoció años después: "Era un vestido bonito. Resultó que lo llevé mal", explicó.
En 2018, la actriz Andra Day (36) nominada a un Oscar lució un outfit que también tenía ciertos toques clásicos. Era un traje de Zac Posen con estampado floral en rosa y azul con el que incluso posó recostada sobre la alfombra roja.
En este look los volantes eran los claros protagonistas (en las mangas, en el escote y en la falda) creando un amasijo de tela que terminaba ocultando la figura de la artista. El modelo, sin embargo, fue duramente criticado y le valió un puesto en la lista de los peores vestidos de la historia de los Oscar, a la que también accedió Linda Cardellni (45) en 2019.
La actriz estadounidense, reconocida por su papel de Samantha Taggart en la serie ER se decantó entonces por un exagerado diseño que desató todas las críticas. La intérprete apostó por un vestido de Schiaparelli confeccionado en tul, que llamaba la atención por el exceso de volantes, pronunciado escote y abertura en las piernas. Linda, además, completaba el look con un lazo de satén en la cintura.
La cantante Billie Eilish (19) es otra de las celebridades que forma parte de este listado desde 2020, cuando optó por un traje de Chanel que, si bien seguía la línea de su particular estilo, era demasiado deportivo para la ocasión. En diseño en cuestión, compuesta por un pantalón y una chaqueta en color blanco, estaba lleno de excentricidades: demasiada longitud en las extremidades, múltiples broches con el logotipo de la marca y guantes.
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