Ha sido el portadón de la primavera. Irene Rosales (27 años) habla en Semana de la depresión o lo que quiera que sea que sufre Kiko Rivera (34) en estos términos: "No tiene ningún problema con la banda gástrica ni con malos hábitos", y esa frasecita ha dado pie a todo tipo de especulaciones. Eso sí que es fuego, amigo. ¿Será una venganza por las decenas de bolsas de patatas fritas que habrá tenido que llevarle al salón día tras día, como vimos en aquel famoso vídeo borrado ya de Instagram?
Cierto es que Kiko Rivera lo tiene muy fácil para defenderse de rumores sobre supuestas adicciones… ¿Habéis conocido alguna vez a un cocainómano gordo? Solo cogen kilos cuando dejan la droga. Y Kiko, desde que su madre le dejó de teñir el pelo con camomila intea y ya no cantaba aquello de 'mi pequeño del ar-maaa, con su piel de cane-na', andaba sobrado de kilos. Muchos, sí, pero no los suficientes como para someterse a una operación de cirugía gástrica sin haberse sometido con anterioridad a una reeducación de sus hábitos alimenticios. Hablando en plata, de haberse quitado alguna decena de kilos mediante métodos naturales: o sea, la cremallera en la boca.
Me cuentan que Kiko sigue teniendo mentalidad de glotón, que cuando sale por ahí sigue pidiendo una pizza entera y solo le cabe en el estómago la aceituna, a menos que esté dispuesto a pasar por el desagradable proceso de vomitar lo que cabe en ese estómago al que le han puesto una especie de cinturón hinchable a lo Julián Muñoz (69) pero en versión estomacal. Y eso, por supuesto, le deprime. Las regurgitaciones son tan asquerosas como frecuentes en estos casos. Uff, voy a dejar estas cosas escatológicas que me estoy acordando no sé por qué de Pink Flamingos y otro gordito famoso, Divine, en la escena del famoso perro. La propia Anabel, que faltó a la verdad cuando dijo que llegó a pesar cien kilos, describió en Sálvame en qué consiste la operación que le ha copiado su primo. Mediante un sistema regulado por el médico, una anilla de silicona que tiene una cámara hinchable en su interior, conectada a un dispositivo, el médico puede ir modificando el diámetro interno de la parte ancha del estómago dependiendo de cómo vaya el proceso de adelgazamiento.
Además, mostró en el programa que aún lleva instalado el trasto, y que a través de la piel podía palparse una especie de botón, que es el orificio por el que le inyectan el líquido que regula la cinta. La publicidad negativa que le está haciendo Kiko a este sistema va a conseguir que se forren todos los expertos en gestión de crisis corporativa. ¿No estará financiado todo por una multinacional experta en dietas proteicas de las que te cuestan los dos ojos de la cara?
A Kiko le están dando para el pelo en Sálvame a la hora de analizar con insinuaciones veladas las causas de su depresión, y resulta significativo que su gran enemiga, Belén Esteban (44), haya sido de las pocas que le defendiera. Nunca debió de salir de Soto de Viñuelas, donde tenía una especie de loft donde residía hace años, tras independizarse de Mamá Pantoja. No os lo vais a creer pero en Tres Cantos eran muchas las niñas bien que admiraban su simpatía y ligaba más que Justin Bieber (24).
Cuentan que era generoso y amable con los muchos amigos que ha olvidado con el paso del tiempo, y aún no había empezado a vender detalles chuscos de su vida privada con el fin de obtener dinero fácil. Un ejemplo que casi me hizo vomitar sin banda gástrica: cuando confesó en el Deluxe que había llevado a Chabelita (22) al médico para averiguar si aún era virgen. No creo que Kiko sea buena persona. Me cuentan que a un amigo que le enseñó a jugar al póquer y con quien participaba en varias partidas, se quedó de piedra cuando a Kiko se le olvidó pagar la mitad del dinero que le correspondía. He de añadir, si quiero ser justa, que hubo una época en que invitaba a todo a su pandilla.
¿Y no será el dinero la causa de la depresión? Aún nos acordamos de las expectativas de la gira con banda que presentó como si nuestro influencer patrio fuera Lady Gaga (32). El número de seguidores en Instagram no garantiza el lleno en los conciertos ni tampoco las contrataciones. Le fallaron los números. Como también le fallaron a tantas famosas las tácticas que siguieron para asegurar una buena educación a sus hijos. En una casa donde no hay libros ni un buen cuadro, aunque sea una lámina, no se puede aprender a amar la cultura ni se cultiva todo lo que se debiera la inteligencia.
Kiko se ha cargado todas sus publicaciones de Instagram para empezar de nuevo. Eso sí me hace pensar que está mal. Quiere hacer limpieza… ¿De su imagen cuando era gordo? Se ha llevado por delante las aportaciones de sus millones de fans. ¿Sabrán perdonarle? Y ahora voy a entonar un mea culpa en su defensa. Todos los que hemos seguido a este niño cuando era pequeñito tenemos algo de culpa de lo que le sucede, incluida su mamá con aquel trajecito de pajecillo victoriano en raso sintético que lució en el famoso concierto.
Kiko nació famoso. Un día que le entró un apretón con cuatro añitos y su mamá le bajó del coche a hacer caquita, y las fotos las publicó una revista que esa misma semana anunciaba papel higiénico. A más, a más, la que esto suscribe, en el concierto de Isabel Pantoja (61) en el Parque de Atracciones inmortalizó al pequeño tras darse un trompicón monumental en toda la boca con el torno de entrada a la atracción más simple de todas, disparar a una portería de cartón con una pelota. Fue una de mis primeras portadas: accidente de Paquirrín. Le cuidaba un primo de Paquirri que me rogó casi de rodillas que no publicara las fotos. No lo hice e Isabel no volvió a hablarle. Y eso que el niño solo se descascarilló un diente.
Y qué decir de las escenas protagonizadas en el San Patricio donde estudiaba el pequeño Kiko. Cuando los paparazzi le pedían a los niños que lo acercaran a la valla de alambre para poder hacerle fotos, y los compañeros, envidiosos de que jugara en el Real Madrid, lo arrastraban hasta allí y le frotaban la cabeza contra el alambre. Entonces no había campañas contra el bullying infantil y las imágenes salieron en todas las teles. Muy fuerte ha salido el muchacho para todo lo que le ha ocurrido.
Espero sinceramente que no tenga una depresión. Anímate, Kiko, no te vengas abajo. Quítate la banda gástrica, come lo que quieras, pero quémalo. En el pueblo que tanto frecuentabas antes buscan personas voluminosas como tú para el equipo de rugby. Y hay aún alguna chiquilla que se acuerda de ti. Uy, perdón, que ya estás casado con Irene la charlatana.
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