Hay personajes públicos de los que prácticamente se conocen todos los detalles de su vida y otros que, en cambio, se rigen por un hermetismo mayúsculo. El caso de Lucía Dominguín (63 años) no quedaría muy claro en cuál se podría encuadrar, aunque lo cierto es que, además de su carrera profesional como actriz, también es muy popular por el hecho de pertenecer a una familia tan mediática como la de los Bosé.
De una forma u otra, el caso es que la hermana de Miguel Bosé (64) ha vuelto a ser noticia por su participación en uno de los reality de famosos con más tirón de audiencias, MasterChef Celebrity. Entre fogones se han ido descubriendo algunos detalles de la vida de Lucía Dominguín, como el asunto que hoy nos lleva a escribir este texto.
Fue precisamente en el mismo programa en el que se despidió de MasterChef cuando se entendió la dimensión del reto al que se enfrentaba. Si cocinar algo que no suponga un insulto a los distinguidos paladares de Jordi Cruz (42), Pepe Rodríguez (52) y Samantha Vallejo-Nágera (51) ya tiene dificultad, someterse a ese complicado examen sin gusto y sin olfato eleva varios niveles la complejidad del concurso.
“Estoy bloqueada, no puedo con esto”. Así, rompiendo en un llanto, comenzó a abrirse Lucía Dominguín ante sus compañeros y, por supuesto, ante la audiencia. Una prueba de exteriores en Carbones 13 la llevó a la fase de eliminación, donde no pudo superar el listón, siendo eliminada del concurso junto al exciclista Perico Delgado (60).
Causas y tratamiento
En plena pandemia de la Covid-19, quizás algunos os podáis sentir identificados por la enfermedad que sufre nuestra protagonista de hoy. Se ha comprobado que, en algunos caso, uno de los efectos secundarios de haber padecido el coronavirus es la pérdida del olfato y del gusto, dos sentidos que están íntimamente ligados, por lo que, en la mayoría de los casos, una afección en uno de ellos supone, de manera casi automática, una pérdida en el otro.
Sin embargo, la razón por la que Lucía Dominguín sufre estos síntomas no tiene nada que ver con la enfermedad que, por cierto, ha servido para hacer viral a su hermano Miguel Bosé, negacionista declarado. Su caso encaja en el diagnóstico habitual de anosmia, una enfermedad debida a una inflamación intranasal.
El sentido del olfato tiene un funcionamiento relativamente sencillo: existen unas neuronas localizadas en una parte interior de la nariz que se encargan de llevar determinada información al cerebro para que éste descifre a qué se corresponde cada olor. En estos casos, el nervio olfativo suele trabajar de forma anómala.
Aunque no es una variable decisiva, los expertos ponen el acento en la edad como uno de los factores que intervienen en la anosmia. Sin embargo, también hay casos de anosmia congénita o, dicho de otra manera, pacientes que nacen con este problema. Sobre sus causas, son de lo más diverso, desde patologías como una sinusitis, desviación del tabique nasal o tumores, hasta traumatismos craneoencefálicos.
Sobre su tratamiento, las posibilidades se dividen en dos. El apoyo en un tratamiento farmacológico implica el uso de aerosoles nasales e inhalaciones de vapor, mientras que la otra opción, el tratamiento quirúrgico, se emplea cuando existe una sinusitis, una desviación del tabique nasal, un problema de pólipos o la hipertrofia de cornetes inferiores.
Por todo ello, como en muchos otros problemas de salud, los expertos abogan por la prevención, siendo recomendable no exponerse demasiado tiempo a gases tóxicos y/o contaminantes, hidratarse de forma correcta, vacunarse en temporada de gripe y evitar el contacto con determinados alérgenos.
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