El documental Rocío, contar la verdad para seguir viva, en el que Rocío Carrasco (43 años) saca a la luz su versión sobre la relación con Antonio David Flores (45) y en el que realiza declaraciones muy duras contra este, padre de sus hijos, ha generado un enorme revuelo en todos los ámbitos de la sociedad. Las reacciones se sucedían tras la emisión de los dos primeros capítulos -entre ellas, la de su hija, Rocío Flores (24), que denunciaba públicamente que la cadena no le dio paso en directo para hacer unas matizaciones sobre el relato presentado por su madre-. Alguien que no es dado a entrar en este tipo de debates, como es Julián Contreras (35), también lo ha hecho.
A través de dos stories de Instagram, concretamente. Lo hacía un día después de esa emisión, ante la cantidad de mensajes recibidos, porque para muchos, el relato de Carrasco guardaba ciertos paralelismos con la situación que su madre, Carmina Ordóñez, tuvo que hacer frente durante la etapa de su vida compartida con Ernesto Neyra (59). Desde 2001 y hasta su fallecimiento, en 2004, La divina, fue víctima de malos tratos, tal y como su hijo Julián, Kiko Matamoros (64) y Makoke (51), denunciaron en televisión. Esta última, incluso, llegó a asegurar que había sido testigo "con mis propios ojos" de cómo Ernesto pegaba a Carmen.
JALEOS se ha puesto en contacto con Julián para, con mayor calma, analizar el contenido de sus dos stories. "Es inevitable que esto remueva, pero a mí y a cualquier persona. Yo creo que ver a alguien sufrir y relatar un testimonio con tantísimo dolor y angustia, es imposible que deje indiferente a nadie normal. En mi caso personal, lógicamente, me recuerda y veo cierta similitud, porque creo que se ha establecido una especie de persecución condenatoria que no tiene nada que ver. Me parece cruel, ante la ausencia de una condena, ignorar el relato. Creo que esa es la parte que no ha acabado de asentarse en la sociedad debidamente en relación con los procesos judiciales", explica con tono sosegado al otro lado del teléfono.
Insiste en que no ha visto esos dos capítulos emitidos por Telecinco, porque tiene otros métodos para conocer la historia: "Yo no lo he visto, porque no veo la televisión. Ningún canal. Tengo otra forma de enterarme de las cosas y prefiero, muchas de ellas, leerlas que verlas. Además, yo a Rocío la he tratado muchísimo y es una cosa que me duele. Son temas turbios y, por desgracia, quienes hemos estado cerca de situaciones así, pues no es lo más agradable que se pueda ver. Leyendo un poco lo que ha dicho, tampoco necesito en profundidad bucear en el testimonio. Pero soy consciente y sé por dónde va la situación". Unas palabras con las que subraya que conoce, de primera mano, cuánto se sufre en una situación así.
El empresario, que conoce muy bien a Rocío, explica cuál ha sido su percepción siempre de ella: "Su situación personal la he conocido con su relato. A mí ella me ha parecido una mujer maltratada siempre, pero maltratada por la vida, por la sociedad, por la prensa... por todo. En equivalencia y en pequeñas dosis sé lo que es padecer ese escarnio y es absolutamente insoportable. Que nadie se piense que esto es mínimamente llevadero. Es una tortura que te afecta en todo: a nivel profesional, personal, afectivo... Puedo ponerme un poco en sus zapatos y es algo muy complejo de llevar".
Añade, además, que entiende "que haya querido hablar ahora". Y lo justifica: "Creo que hay un momento en el que hablas por desesperación, por frustración, por ahogo. Te la juegas a una carta: saldrá bien o mal, pero lo voy a hacer porque no reconoces tu vida". Porque este es un campo que, al margen de la experiencia en primera persona, no le es ajeno por la actividad a la que lleva dedicándose cuatro años: Cuando empecé con el coaching, una de las cosas en las que me he especializado, precisamente, es en mujeres maltratadas. Y está muy mal comprendido el maltrato. Quizás ese sea uno de los grandes problemas, que es algo de lo que todo el mundo habla, pero no se comprende el proceso que se padece, previo y posterior, está muy mal trasladado".
Las dos historias
Como en el caso de Rocío, Carmina llevó el caso a los juzgados y su demanda fue desestimada. Una similitud que llevó, como se apuntaba, a que no fueran pocos quienes consideraran, en la noche del pasado domingo, 21 de marzo, contactar con Contreras para conocer su valoración. Eso sí, hay una notoria diferencia. Rocío acudió a la Justicia alegando maltrato psicológico, aunque es cierto que, en el relato ofrecido en televisión, llega a hablar de un episodio concreto en el que hubo, según sus palabras, violencia física: "Sé que hubo una o dos veces que la cosa, estando en casa de mi amiga, pasó a mayores. Recuerdo un tirón de pelos, me coge del pelo y me da para abajo, me tira del pelo hacia abajo. Estaba sentada en un sofá, en una mesa camilla. Él me agarra el pelo y me dio con la cabeza en la mesa".
Contreras, en ese relato realizado en las redes sociales incide en que habla "como testigo directo de unos malos tratos, físicos, psicológicos y emocionales que quedaron impunes. Con una víctima, silenciada e ignorada, porque su percepción social, no era la de una mujer maltratada… Aquello fue demoledor, os lo aseguro". Unas frases que reflejan ese paralelismo con lo que se ha percibido de Rocío tras la emisión de los dos primeros capítulos de los nueve de los que consta la producción de La fábrica de la tele.
"Siempre he estado en contra de una frase: 'La justicia debe ser ejemplar'. En mi opinión, debe ser justa. Aquellos que la aplican, deben tener el rigor necesario para hacerlo con acierto. Pero, aún así, todos somos seres humanos y no siempre se consigue. ¿Eso convierte en mentira algo que no se ha demostrado en un juicio? A mi parecer, no. Si alguien me roba, pero no consigo demostrarlo, no lograré una condena. Pero a mí me han robado igualmente... Quizás, no haya conseguido pruebas o sean insuficientes", es la manera con la que pretende ejemplificar lo que, a su modo de ver, pasó tanto con Ordóñez como, ahora, con Carrasco. Porque la falta de pruebas fue, en ambos casos, uno de los puntos en los que se apoyaron los respectivos jueces para desestimar las denuncias.
En esa publicación en redes, entre otras cosas, lanza una crítica hacia aquellos que han opinado sosteniendo que Rocío no es creíble y que habla ahora por dinero: En qué mente enfermiza cabe pensar que una persona va a soportar semejante tortura, durante años, muchos años, como algún tipo de plan financiero. ¿Cómo es vuestra vida para deducir algo así?". Así mismo, pide "un mínimo de empatía" y "algo de respeto".
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