Joaquín Cortés (53 años) ha sido definitivamente desahuciado de la vivienda en la que residía en Lisboa. Tras meses de espera, un juez lisboeta ha dado la razón al propietario del inmueble, situado en uno de los barrios más exclusivos de la capital, que denunciaba que el bailaor llevaba más de año y medio sin abonar el alquiler.
En total, el andaluz ha estado sin abonar el alquiler durante 18 meses, acumulando una deuda de 20.000 euros. Si bien en un principio el dueño del piso intentó llegar a un acuerdo con Cortés de manera privada, al no obtener respuesta decidió acudir a la justicia y demandarle.
Tras meses de espera en los que ambas partes se han enfrentado en los tribunales, el juez ha dado la razón al propietario, ordenando el desahucio de Joaquín Cortés. Así lo afirma el medio luso Correio da Manhã, que además añade que el artista, que no acudió al juicio, ha sido condenado a pagar 55.000 euros al que era su casero. "Fue juzgado en rebeldía, no compareció y el juez dio por probados los hechos", desvela.
Pese a la victoria, el propietario ha declarado que, aunque contento, cree que el artista nunca llegará a pagarle. "Espero pronto poder entrar a la casa para ver cómo está. El señor Joaquín dijo que me iba a devolver las llaves, pero de momento no lo ha hecho", ha dicho y es que al parecer se desconoce su paradero
Por su parte, Joaquín Cortés ha optado por guardar silencio durante todo el proceso judicial, no así su mujer, Mónica Moreno, que hace unos meses se justificó asegurando que la casa no era adecuada para vivir en ella. "Fue horrible, porque no tenían la casa en buenas condiciones. Durante días no pudimos dormir en nuestra habitación, porque había muchos bichos, luego productos tóxicos… Fue una experiencia horrible", narró en aquel momento.
Esta no es la primera vez que Joaquín Cortés ha tenido problemas de este tipo. En el año 2006 fue denunciado por los que eran sus vecinos de Lavapiés, donde tenía un piso del que no se hacía cargo. En aquel momento, el bailaor debía más de 30.000 euros en facturas de agua y calefacción y, además, no se hacía cargo de las derramas aprobadas por la junta vecinal.
Este problema no terminó hasta años después, cuando en 2015 decidió poner en venta el inmueble, de 480 metros cuadrados, por una cifra cercana al millón de euros.
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