Imanol Arias y Ana Duato en un montaje de Jaleos.

Imanol Arias y Ana Duato en un montaje de Jaleos.

Famosos TRIBUNALES

La "serenidad" de Ana Duato vs. el "enfado" de Imanol Arias: analizamos lo que esconde su actitud en el mediático juicio

EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con expertos en lenguaje no verbal para explicar la forma en la que los actores afrontan un mismo juicio. 

15 junio, 2024 01:20

Imanol Arias (68 años) y Ana Duato (55) se han sentado en el banquillo de los acusados por supuestos delitos de fraude fiscal relacionados con rentas procedentes, principalmente, de su participación en la serie Cuéntame cómo pasó. Él ha decidido pactar con la Fiscalía, ella niega haber ocultado sus ingresos. 

Ana e Imanol difieren en su actitud. Y respecto a ello, si se tuviese que elegir algún ganador, la victoriosa es la actriz. EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con expertos en comunicación no verbal, que analizan los gestos y el comportamiento del matrimonio televisivo desde que el pasado martes, 4 de junio, la Audiencia Nacional comenzó a celebrar la vista oral del caso. 

"Quien se encuentra más cómodo es ella", asegura a este periódico Cristian Salomoni, psicólogo criminalista y experto en lenguaje no verbal. Sobre Ana Duato, explica que mantiene una actitud "sincera" y calmada. Indica que cuando llega a los juzgados, "camina tranquilamente, saluda y mantiene un rostro sereno".

Ana Duato llegando a los juzgados el 12 de junio.

Ana Duato llegando a los juzgados el 12 de junio. Gtres

En esta misma línea se mantiene Pilar Papiol, socia experta de la Asociación Española de Comunicación No Verbal. En su opinión, "Ana Duato siempre ha mantenido una línea de comportamiento con la prensa muy estable, mostrándose colaborativa, agradecida y serena". La profesional en el tema rememora que ha sido así desde 2016 cuanto estalló el caso. De estos últimos días rescata "un gesto emblema" que denota agradecimiento: "junta las palmas de las manos verticalmente a la altura del cuello mientras inclina ligeramente la cabeza hacia adelante". 

De la actriz también llama la atención la elección de sus estilismos: discreto y en el que predominan los tonos claros. Duato se ha decantado, sobre todo, por el blanco, "el color de la pureza y la inocencia", recuerda Salomoni. Transmite "amabilidad, accesibilidad, serenidad...", explica Pilar Papiol, quien también pone el foco en otras características del look: "En los últimos días ha llevado americana con hombreras, que aporta mayor estructura, solidez y confiabilidad".

En cuanto a su postura corporal, sostiene Pilar Papiol que "siempre se mantiene erguida, con caminar firme y relajado. Sin tensión perceptible. Así, "transmite confianza, seguridad y comodidad". 

Aunque el cambio no es radical, la actitud de Ana Duato cambia durante su declaración. No resulta extraño, pues como recuerda Salomoni en su conversación con este periódico, "un interrogatorio de este estilo impone". Por ello, una vez dentro de los juzgados se le ve con las manos entrelazadas, un gesto que según el experto denota "frustración". De este momento también llama la atención su expresión facial. "Es seria, con las comisuras de los labios ligeramente descendientes y la cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda conectando con una emoción de tristeza o resignación", explica Pilar Rabiol. 

Ana Duato se defiende y niega que ocultara ingresos de 'Cuéntame'

Que se remueva en la silla y se autoacaricie las manos también son gestos que denotan "incomodidad, nervios o estrés". Pese a ello, Ana Duato intenta trasmitir que se encuentra tranquila. Su gestualidad es abierta y relajada cuando "abre los pulgares hacia afuera, mostrando las palmas de las manos mientras busca el contacto ocular con el emisor de la pregunta". 

El comportamiento de Imanol Arias es completamente distinto, desde el momento en el que llega a los juzgados. Explica Pilar Papiol que el actor ha sido muy cambiante: "unas veces más esquivo y otras, más colaborativo". De su estilismo llaman la atención las gafas de sol, "lo que aporta cierto distanciamiento con sus interlocutores". Este complemento, indica, "actúan como barrera, pues ocultan la mirada y parte de su expresión facial". 

Su postura, como la de Ana Duato, es "erguida y abierta, trasmitiendo seguridad y confianza". No obstante, "realiza algunos gestos adaptadores, ajustándose la chaqueta, para canalizar las emociones de incomodidad o estrés que pueda estar provocando la situación. En el caso de Imanol, la experta también rescata el gesto emblema de llevarse la mano al corazón "para mostrar agradecimiento". 

Durante la declaración, el intérprete "muestra cierta incomodidad ante la situación". Este detalle se refleja en "los cambios de posición en la silla, gestos manipuladores que realiza con las manos y mirada algo evasiva". En esta misma línea se mantiene Cristian Salomoni, quien además desliza que en las expresiones de Imanol Arias hay "enfado". "Se le ve con el ceño fruncido, cierra los ojos con muchas pausas... Siente mucha frustración e ira", añade el psicólogo criminalista. 

Imanol Arias rechaza su derecho a la última palabra y hace un guiño "como actor"

De sus expresiones faciales, comenta Pilar Papiol que son "compatibles con la tristeza". En concreto, pone el foco "en un ascenso de la ceja interior y descenso de la comisura de los labios". A Imanol también se le ve "contenerse en algo que querría expresar, enrollando los labios o tapándose la boca con el dedo índice apoyado en la zona del bigote".

"Cuando le preguntan si renuncia al derecho de última palabra, aparece un lapsus linguae y empieza a decir 'tengo que contenerme… si voy a renunciar....' y aparecen expresiones faciales correlacionadas con la alegría", explica la experta. 

Aunque el caso es el mismo, no resulta extraño que ambos se enfrenten a ello de forma distinta, tal y como concluye Cristian Salomoni. Ana Duato, que el pasado 12 de junio aseguró que es "imposible" que haya ocultado al fisco parte de los ingresos que percibió de Cuéntame cómo pasó, aparenta más serenidad. En Imanol Arias, que acudió a juicio un día antes reconociendo que defraudó a Hacienda dos millones de euros, se aprecia "enfado".