
La fortuna de Carolina Herrera y su marido está valorada en unos 130 millones de euros. Montaje de EL ESPAÑOL.
La millonaria herencia (y un título perdido) que recibirán Carolina Adriana Herrera y su hermana tras morir su padre
El socialité y su mujer, la diseñadora Carolina Herrera, eran poseedores de una fortuna valorada en unos 130 millones de euros.
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La muerte de Reinaldo Herrera Guevara ha dejado huérfanas a sus dos hijas, Carolina Adriana (55 años) y Patricia Cristina (50). El marido de Carolina Herrera (86) fallecía el pasado martes,18 de marzo, a los 91 años en su casa de Manhattan. Con su marcha deja tras de sí un importante legado familiar. También un millonario patrimonio, parte del cual quedará en manos de sus descendientes.
Se calcula que la fortuna del matrimonio formado por la diseñadora y su marido asciende a unos 130 millones de euros. A diferencia de lo que sucede en nuestro país, en Estados Unidos, a excepción de Luisiana, no hay obligación de dejar herencia a los hijos mayores de edad. Pero este no será el caso de las hijas del matrimonio. En el estado de Nueva York cuando alguien muere con un testamento válido, -que muy probablemente será el caso de Reinaldo-, sus bienes se distribuyen según los términos establecidos en el dicho documento.
Así pues, el reparto de la herencia dependerá por completo de lo que se haya estipulado en el testamento del socialité. Un documento cuya existencia y posible contenido se desconoce aún, pero en el que el que fuera editor de Vanity Fair podría haber previsto un plan para sus dos hijas.
Más allá de la herencia en cash, Carolina Adriana y su hermana Patricia podrían recibir otro tipo de legado, como propiedades, acciones e incluso deudas, en el caso de que existan. En Estados Unidos, los herederos tienen derecho a recibir estos bienes, así como a impugnar el testamento y acceder a información sobre el patrimonio.
La familia Herrera, siempre discreta a pesar de su fama internacional, no parece ser objeto de las temidas disputas que protagonizan algunas sagas cuando pierden a un ser querido. Todo lo contrario. Adriana Carolina y su hermana Patricia forman una piña. Siempre han estado muy unidas entre ellas, así como a sus padres. Y, de manera especial a su madre, a la que han apoyado de manera activa en su firma.
Adriana y Patricia, muy unidas
Prueba del compromiso con el negocio familiar es que ambas han trabajado en la marca. Adriana Carolina, licenciada en Bioquímica y biopsicología en el College de Poughkeepsie, comenzó su andadura profesional en el laboratorio de la universidad Rockefeller. Poco tardó en sumarse a la empresa de su progenitora.

Carolina Adriana Herrera, en su reciente visita a la 44ª edición de la Feria ARCO, en Madrid. GTRES
En la actualidad es directora creativa de The House of Herrera Fragrances, la división de Puig dedicada a la creación de los perfumes que llevan la casa de modas. Lleva casi 25 años en ello y le fascina su labor.
En el ámbito personal, Carolina Adriana mantiene una relación con el empresario portugués Pedro de Noronha (47), divorciado y padre de tres hijos. Ella tiene otros tres (Olimpia, Miguel y Atalanta), fruto de su matrimonio con Miguel Báez El Litri (56), con el que contrajo matrimonio en 2004 y del que se separó trece años después, en 2017.
Patricia Cristina, por su parte, estudió Historia del Arte en la Universidad de Brown. Y aunque en sus inicios prefirió seguir los pasos de su padre en el mundo del periodismo y empezó a trabajar como editora de moda en Vanity Fair, la revista de la que fue editor su progenitor.
Casada desde noviembre de 2002 con Gerrity Livingston Lasing, Patricia tiene tres hijos en común con su pareja: Carolina, Gerrity, y Magnus. Ha trabajado como directora de proyectos especiales en la empresa de su madre. En 2014 fundó Oddities, una firma de cosmética para adolescentes que creó junto a Paz Juristo y Beatriz Pardo.
Esta última, por cierto, ha compartido un emotivo mensaje para conmemorar a la figura de su progenitor. El pasado miércoles, 19 de marzo, subía a sus redes sociales un mensaje en el que destacaba el amor que sentía por su padre.
La despedida de Patricia
"Dos cosas son ciertas", empezaba diciendo. "Te amaré por siempre y te extrañaré. A mi primer amor y al hombre que me enseñó acerca de la curiosidad, los libros, el arte, la belleza, la amistad, a ser siempre un poco travieso, a reír mucho, a amar con todo lo que tienes, a ser reflexivo, a ser amable, a hablar lo que piensas, y quien lamentablemente me dio mi mal carácter, gracias".
En las redes sociales de la firma se hicieron eco de la muerte de Reinaldo Herrera con unas líneas en las que destacaban algunas de sus cualidades: "Tenía una sensibilidad especial por la cultura y era un hombre de innata elegancia y carisma, con un agudo ingenio. Ante todo, fue un hombre dedicado a su familia y profundamente querido por ella. Disfrutaba plenamente su papel de marido, padre y abuelo, y apoyó con orgullo la marca Carolina Herrera desde su fundación en 1981".

Reinaldo Herrera, con su hija Patricia. Instagram
Nacido en Venezuela en el año 1933 en el seno de una familia acaudalada y con orígenes aristocráticos, Reinaldo Herrera empezó a destacar entre la alta sociedad de su país desde temprana edad. Ganó gran popularidad como presentador del programa de televisión Buenos días. No solo era famoso por su trabajo en la pequeña pantalla. Lo cierto es que desde bien joven era una persona de enorme influencia social en su país.
Una familia de aristócratas
Su padre era Reinaldo Herrera Uslar, marqués de la Torre Casa. De él heredo la estirpe y el gusto por el lujo y la exclusividad. De su madre, Mimi, aprendió a depurar, aún más si cabe, sus refinados gustos. Desde su infancia estuvo rodeado de abundancia. Y tuvo a su alcance una selecta red de contactos que su mujer, Carolina Herrera, supo exprimir bien para cosechar sus primeros triunfos en el mundo de la confección de alta costura.
Reinaldo y Carolina, -cuyo nombre de soltera era Carolina Pacanins-, se conocieron en Caracas, cuando ella trabajaba en una tienda de la firma Pucci. Se casaron en 1968. Ella se había divorciado cuatro años antes de su primer marido Guillermo Behrens Tello, un terrateniente con el que tuvo a sus dos hijas mayores, Mercedes y Ana Luisa. Juntos fueron padres de dos hijas, Carolina Adriana y Patricia Cristina. En su etapa como editor de Vanity Fair se trasladaron a Nueva York. Fue entonces cuando ella despegó definitivamente su carrera como diseñadora de moda.
En los inicios de su carrera, Carolina Herrera fue una maestra a la hora de combinar su talento creativo con su capacidad para sacar partido de su exclusivo círculo de amistades y conocidos. Reinaldo fue el responsable de crear la codiciada Lista Internacional de las Mejor Vestidas, que servía como todo un estándar internacional de las mujeres más elegantes del planeta.
La pareja residía en una mansión en el exclusivo Upper East Side de Nueva York. Una exclusiva residencia en cuyas paredes se pueden ver retratos de Dalí y del fotógrafo Robert Mapplethorpe, entre numerosas obras de arte y piezas de coleccionismo. Objetos que forman parte ahora de un importante legado.
El título perdido
Un legado en el que no está incluido el título nobiliario que durante años perteneció a la familia Herrera y que concedió el rey Felipe V en 1722 al maestre de campo Don Andrés Urbina y Landaeta. En 1984, Reinaldo Herrera perdió el título de marqués de Torre Casa por no haber tenido hijos varones.
Cabe recordar que no fue hasta el año 2006 cuando la Ley de Igualdad para la Sucesión de Títulos Nobiliarios salvó este inconveniente para los miembros de la aristocracia en nuestro país. Dicha ley cambió las normas de sucesión en materia de igualdad de línea y grado. A partir de ese momento dejó de tener preferencia el varón, sino el primogénito, indistintamente de si es hombre o mujer. Así pues, este será uno de los pocos privilegios que ni Carolina Adriana ni Patricia Cristina heredarán de su padre.