"A las personas se las conoce mejor en el juego que en la vida real, aunque a veces ambas realidades se mezclen", dice alguien al que tengo como sabio. Qué razón más grande. Este miércoles viendo MasterChef Celebrity me he dado perfecta cuenta de que Vicky Martín Berrocal (46 años) es un ser tóxico en la competición. Y envidioso y con retranca de la mala. Y que nadie me venga con la monserga de que está haciendo un concurso, que ella no es así en absoluto, que solo se debe a un personaje, porque no me caí de un guindo ayer. Hay dosis de ficción, sí, pero en esa mirada, esos gestos, esas palabras malsonantes, maleducadas, fuera de tiesto... atisbo mucha verdad y una falta de educación de manual.
Lo dije la semana pasada y lo repito esta: es déspota y barriobajera. Pasa de todo y de todos y se cree intocable. Solo a su favor diré que ella misma reconoce que sí, que hace lo que le viene en gana por encima de órdenes. Pero, hija, ni con esas. Nadie te soporta y yo de ti tendría mucho cuidado, porque te estás quedando muy solita dentro del concurso. Ya hasta con tu amiguísima del alma, Ana Milán (45), has reñido y le has hecho el feo más grande de la historia, una sucia jugarreta que no se la dedicaría yo ni a mi peor enemigo. Ha ocurrido durante la primera prueba. Os lo cuento.
Resulta que los concursantes debían emparejarse para hacer su primera prueba de repostería; Ana eligió a Vicky de cabeza, y viceversa. Ni lo dudaron. Estaban hechas la una para la otra, Pili y Mili. Inseparables. Bien. Pues, en la prueba ambas debían hacer el mismo plato; Vicky debía darle instrucciones a Ana a voz en cuello y sin poder verse, ya que estaban separadas por una pared. Esa era la dificultad del tema. Solo Vicky jugaba con la ventaja de poder tener con ella la hoja de instrucciones, las mismas que tenía que cantarle a Milán. En otras palabras, parte de los errores de Ana Milán serían de Vicky y sus dictados.
Así las cosas, al término de la prueba ambas llegan frente al jurado con sus respectivos platos y ahí comienza la rivalidad. Porque la una y la otra tenían que convencer a los jueces para que se quedaran con su plato y no con el del rival. Ahí es cuando ha salido el buitre que lleva dentro Vicky, la mala baba, los gatitos que habitan en ella. Y es que, ni corta ni perezosa ha cogido un cubierto y se ha dedicado a destacar/escarbar los fallos que tenía el plato de Milán. En concreto, la gelatina camuflada. "¿Ves? Esto es gelatina", ha hecho ver Vicky ante una Ana con cara circunspecta y de pocos amigos. ¡Todo para ganar ella! ¡Para aplastar a Ana!
Rápidamente, y tras volver a insistir Vicky en el fallo, Milán se ha emocionado y ha roto a llorar: "No me gusta esto. Me hubiera gustado que no hubieras sacado el tema de la gelatina delante del jurado. Entre compañeros es innecesario sacarse los defectos". Una petición sensata a mi modo de ver y de la que Vicky se ha choteado que da gusto: "Guau, que ha llorado por una gelatina. Creo que hay cosas más importantes en la vida". ¿Cómo se puede ser tan mala tía? ¿Es que no puedes comprender que Ana lo haya encajado como una puñalada trapera de la que creía su compañera y amiga en el concurso? ¿Cuáles son tus códigos, Vicky?
Ya tuviste una broncaza la pasada semana con El Sevilla (49), en la que estuviste desafortunada y fuera de eje, y esta semana vuelves a las andadas. Te mereces ser expulsada ya, pero de forma disciplinaria. No eres buena compañera. Bah, es que ni buena concursante. Solo sabes gritar y enfrentarte a tus compañeros. Hazte un favor y vete. Yo, sinceramente, me quedo con otro tipo de concursantes que no chillan tanto y que me hacen reír. Vicky es una tía que me contagia mal rollo y no quiero eso en mi vida. MasterChef Celebrity, ¿podéis echarla ya, por favor?
Sí, me quedo mejor con el buen rollo. Por ejemplo, el que me transmite Yolanda Ramos (51). No se puede tener más arte que ella en la cocina, ¿sabes por qué, Vicky? Porque se toma la vida más en broma, porque tiene siempre una sonrisa en la boca, porque no conoce la confrontación ni los malos modos, porque -esto es muy importante, Vicky mía, escucha- sabe reírse de sí misma. Tiene sentido de la autocrítica y se burla de sus fallos y errores. ¿Sabes tú, acaso, lo que es eso? No te conozco en persona, ojo, pero tampoco quiero hacerlo. Yo de ti pensaría en las personas a las que debes pedir perdón ya, que la lista es larga: Ana Obregón (64), El Sevilla, Ana Milán, Almudena Cid (39) -a la que has respondido de forma muy grosera-... y lo que te rondaré, morena. ¿Sigues pensando que el problema lo tienen los demás?
Repescados: Boris Izaguirre y Anabel Alonso
Doble expulsión: Marta Torné y Elena Furiase
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