En St Mary de Aldermanbury quedan rastros del contorno de una iglesia que se levantó en el siglo XII en este recoveco de la City de Londres. Los muros de piedra que aguantaron los bombardeos nazis se trasladaron a Missouri en 1966 para reutilizarlos en un homenaje a Winston Churchill. Pero en el atrio del antiguo templo se conserva un recuerdo trascendental. El busto en bronce de William Shakespeare asoma sobre pedestales de granito bordeados con placas e inscripciones. En la sección central del monumento hay un libro abierto en una página coronada con el título: First Folio. Es el primer compendio de sus “comedias, historias y tragedias publicado en 1623 acorde con genuinos ejemplares originales”, según reza el rótulo.
El enclave honra a John Heminge y Henry Condell, miembros de la compañía teatral Los Hombres del Rey y editores del First Folio. “Lo hemos compilado sin ambición de lucro o fama… únicamente para mantener viva la memoria de un respetable amigo y colega como era nuestro Shakespeare”, se lee en el libro de piedra.
400 años después esa memoria reverbera como un calidoscopio. La primera edición – de la que al menos se conservan 233 ejemplares, incluido uno descubierto hace unos meses en Escocia- se publicó siete años después de la muerte de Shakespeare en Stratford Upon-Avon. La colección ayudó a frenar versiones pirateadas de ´Macbeth´ y otros textos, además de reforzar el impacto en perpetuidad de las obras.
Otro actor, David Carrick, se encargaría de que nadie olvidara celebrar el nacimiento y el ocaso del genial autor, que los anales hacen coincidir en el 23 de abril de 1564 y 1616, respectivamente.
Carrick organizó el Jubileo de Shakespeare en 1769 - con cinco años de retraso del segundo centenario- que atrajo a Stratford a ilustres nacionales e internacionales. Benito Pérez Galdós escribe en La Casa de Shakespeare que “por fin”, en septiembre de 1889, “pisé el suelo, que no vacilo en llamar sagrado, donde está la cuna y el sepulcro del gran poeta”. “Creo que soy de los pocos, si no el único español, que ha visitado aquella Jerusalén literaria, y no ocultaré que me siento orgulloso de haber rendido este homenaje al altísimo poeta cuyas creaciones pertenecen al mundo entero y al patrimonio artístico de la humanidad”.
Al escritor canario le sorprendió ver “contadísimos” nombres no anglosajones en los “voluminosos libros de visitantes” del “sitio de peregrinación” que más interés y emociones despertaba en Europa en su tiempo. En el cuarto aniversario, la dinámica sigue en alza embaucando a miles de viajeros y extendiendo miras geográficas. Los festejos cubren las cuatro naciones de Reino Unido y llegan a plazas, catedrales, castillos, salas de teatro y de cine, escenarios al aire libre, museos, bosques, calles… Hay montajes dramáticos, lecturas, recitales de música, exposiciones, simposios, maratones de poesía y producciones mixtas a cargo de equipos británicos y extranjeros. Cervantes y el chino Tang Xianzu, que comparten ocaso con el dramaturgo inglés en 1616, aparecen por supuesto en las carteleras del cuarto centenario.
En el portal Shakespeare400.org, que coordinada King College de la Universidad de Londres, se recoge información sobre cientos de eventos previstos a lo largo del año. Pero el listado es incompleto. Se limita a la programación de instituciones con mayor peso, como el Globe Theatre, el museo Victoria & Albert, la Opera Nacional de Cardiff o la Royal Shakespeare Company, entre otras. La realidad es que cada teatro de barrio, biblioteca municipal, centro comunitario o festival regional ha abierto huecos para debatir, interpretar o adaptar el canon shakesperiano. Incluso la revista Index on Censorship dedica su número de esta primavera a la “discrepancia shakesperiana, a obras que protestan, provocan y escapan a los censores”.
A María Delgado, directora de Investigación en The Royal Center of Speech and Drama, escuela de interpretación de la Universidad de Londres, no le sorprende la riqueza del programa porque, según afirma, “todos quieren un trozo de Shakespeare”. “Es el dramaturgo de mayor éxito en la historia del teatro. Shakespeare vende y todos quieren su trozo de la marca Shakespeare. Es una parte importante del turismo cultural”, dice la profesora británica, autora de Federico Gracia Lorca, entre otros ensayos publicados.
La académica atribuye el enorme alcance del aniversario a la versatilidad de la obra y al misterio que aun envuelve la biografía del poeta. “Shakespeare es lo que queremos que sea. Cada sociedad, cada época, lo reinventa. Shakespeare nos habla de las grandes cuestiones de la vida: ¿Qué es ser humano? ¿Qué relación debemos tener con nuestros padres? ¿Cuál es la relación entre el amor y la obsesión? ¿Cómo es el amor de un padre o una madre? ¿Cómo se cuenta?”, explica.
Las charlas programadas abordan el impacto de las comedias en la burlesque actual, la sicología de los villanos, la flora, las traducciones, la arqueología… Por su parte, King's College colabora con los Archivos Nacionales en una exposición centrada en el testamento del poeta, con los últimos estudios sobre el reparto de la herencia entre su viuda Anne y sus dos hijas, Judith y Susanna. “Siempre queda algo por descubrir de Shakespeare. Es el misterio que nunca se acaba”, señala la profesora Delgado.
“Los británicos saben explotar sus joyas. El turismo cultural- desde el Teatro Nacional a los musicales del West End- forma parte de la economía de Londres. La cultura es parte integrante de la forma de ser del país y sienten mucho orgullo por sus actores: desde Benedict Cumberbatch a David Tennant, Tom Huddleston o Judy Dench, todos formados por Shakespeare y grandes intérpretes de sus obras”.
Hamlet regresa este mes al Globe de Londres después de un periplo por 196 países durante dos años. La obra se ha interpretado en campos de refugiados, templos, teatros y plazas ante audiencias globales de unas 100.000 personas. Este fin de semana, la institución convida al público a dar el Paseo Completo shakesperiano. A lo largo del recorrido, entre los puentes de Westminster y la Torre, se proyectarán 37 cortos de secuencias de las obras que se han rodado en sus localizaciones específicas con actores como Dominic West, Gemma Artenton y Toby Jones, entre otros. Es uno de los maratonianos homenajes al autor universal.