"Tapas no es una revista de gastronomía: es una revista sobre la gente". Habla el periodista y empresario Andrés Rodríguez, su director y editor, que esta noche de lunes recibirá en el Hotel Hesperia el Premio Nacional de Gastronomía de la mano de la Real Academia de este mismo arte. "Se trata de explicar cómo es la gente en Sevilla, en San Sebastián o en Brooklyn, y cómo usamos la comida y la bebida como nexo de unión". La publicación igual abarca a "los tipos que montan una destilería" que a "la taberna más antigua de Andalucía", pasando por "el empresario que ha heredado una bodega familiar": "Hablamos de personas, de identidades. En cualquier momento de nuestra vida, desde que nacemos hasta que morimos, la comida y la bebida siempre están presentes. Y este concepto de revista es totalmente novedoso".
Atención al homenaje a la cultura que muerde, se detiene y entiende. Abran paso a las mentes creativas y los paladares inteligentes. Tapas está hecha para "miradas modernas y sensibles", para ese -que también es uno- que se sofistica cuando desea que el camarero no le ofrezca sólo "blanco o tinto": "Para los que piensan: dime algo más, ¿no?, para los que han ido educando su paladar y sus ojos".
Huevo frito y tomates
Cuenta que los miembros de su generación -"la del baby-boom de los 60 o 70"- "ya tenemos casa, aunque a veces no esté pagada, y somos medianamente independientes... hemos ido a la playa, hemos visitado Londres o París y tenemos amplitud de miras". Él sueña Tapas para ese "público inquieto" que siempre quiere "conocer más cosas" y que busca "disfrutar de la vida". Y ese summum se alcanza, sin ir más lejos, con un huevo frito, "una botella de aceite -que por 10 euros tienes el mejor de España y probablemente del mundo"- y un kilo de tomates.
Rodríguez ha roto moldes en sólo 14 números. Y sabía lo que hacía, porque experiencia, gusto y ojo seductor le sobra: edita joyas como Forbes, Esquire, Robb Report
Rodríguez ha roto moldes en sólo 14 números. Y sabía lo que hacía, porque experiencia, gusto y ojo seductor le sobra: edita joyas como Forbes, Esquire, Robb Report. "Este título tan prestigioso no le correspondía a una revista tan joven...", sonríe. "Estoy feliz de que la Real Academia de la Gastronomía corrobore lo que yo, como editor, voy diciendo todos los días: que esta es la revista del momento". Se trata de un proyecto que supera las miras nacionales, porque también se distribuye en inglés: Tapas recorre España y alcanza Londres, Nueva York, París, Milán o San Francisco. Su ambición es que se convierta en una "referencia global".
Uno de los principales frentes de esta publicación es la "colonización": "Claro, porque Tapas es una marca ya mundial que nace del castellano: en cualquier lugar la identifican ya con pequeñas cantidades de comida que nos invitan a conversar más que si nos sentamos a comer formalmente". Relata, entusiasmado, cómo la comida enhebra lugares remotos y hace confluir culturas y personalidades distintas. "Por ejemplo, los mejores atunes que se venden en Tokio se están comprando en las almadrabas de Cádiz", sugiere. Otro ejemplo: "Si existe la comida fast food en España es porque la cultura americana está aquí".
Una revista sobre la gente
Cuando ideó la revista, pensó que si se limitaba a hablar de recetas o de producto limitaría mucho el concepto. "Podríamos escribir sobre el mejor queso francés... pero lo interesante es la gente que lo hace". En su portada ves a Pablo Picasso sentado a la mesa en su casa de Vallauris, con los panes -'mano de Niza'- como dedos de gigante sobre el mantel. Y ves también a Rossy de Palma con expresión de virgen iluminada, o a Óscar Jaenada con una piparra picantona como bigote. "O al comandante de Star Trek comiendo y se te dispara la imaginación: eh, que este hombre, cuando paraba de rodar tenía que comer...", guiña.
El director cree que la pasión actual -incluso el boom, reflejado hasta en programas de televisión- por la gastronomía se debe, en primer lugar, a "que el país no está tan mal como decimos que está", porque "cuando uno está muy mal ni se preocupa en cómo comer mejor, sino en comer". Y, en segundo lugar, "porque el país está cada vez mejor educado, y la gastronomía es educación". Dice que es una fortuna tener genialidades como "Ferrán Adriá, la cocina vasca o la actitud de David Muñoz".
Ahora los cocineros son las nuevas estrellas del rock: van con tatuajes, salen a correr, nos hacen salivar con sus maravilas en Instagram...
"Ahora los cocineros son las nuevas estrellas del rock: van con tatuajes, salen a correr, nos hacen salivar con sus maravilas en Instagram... eso antes les correspondía a los cantantes de las bandas y, durante unos años, a los diseñadores de ropa. Todo esto está ayudando al boom y al éxito de Tapas". Sostiene que "ya no hay nadie en el mundo que no sepa que hay que mirar España para saber qué está pasando en gastronomía: le hemos quitado el puesto del número uno a los franceses, y mira que parecía prácticamente imposible".
Reconoce, por último, que su propia debilidad en la revista es la última página: "Publicamos la cuenta de un restaurante al que hemos ido y hemos pagado. Un restaurante de cualquier lugar del mundo y tampoco el mejor del mes...". Un rincón cálido, una terraza glamourosa o una taberna. Todo va bien mientras haya Tapas.
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