En septiembre del año pasado un equipo del Proyecto de Paisajes Ocultos de Stonehenge (Inglaterra) detectó una fila de 90 piedras verticales que parecían estar enterradas por la tierra en Durrington Walls. Sin embargo, casi un año después el descubrimiento ha resultado erróneo.
El conjunto megalítico, a treinta kilómetros de Stonehenge, se intuyó usando técnicas no destructivas, como un georradar. Los arqueólogos creían haber encontrado una ruta de una procesión espiritual y que databa de hace 4.500, la misma época que el mítico conjunto. El yacimiento, conformado por piedras de hasta 4,5 metros de altura, parecía tener forma de "c", y dedujeron que se encontraba oculto bajo un banco de tierra.
La respuesta del radar era tan buena que el equipo pensó que se trataba de una serie de piedras, enterradas debajo de este antiguo movimiento de tierras
Conforme avanzaba la excavación, realizada por el Proyecto de Paisajes Ocultos, no se encontraban evidencias de las piedras, cuenta The Telegraph. “La respuesta del radar era tan buena que el equipo pensó que se trataba de una serie de piedras, enterradas debajo de este antiguo movimiento de tierras”, cuenta el arqueólogo de National Trust (el órgano dedicado a la preservación de los lugares históricos en Gran Bretaña) Nicola Snashall, al periódico británico.
“Sí que hemos descubierto dos hoyos de madera muy grandes para postes de madera, que tenían rampas a los lados para introducirlos en la tierra”, afirma el arqueólogo. “En algún momento fueron levantadas verticalmente y eliminadas, después los huecos se rellenaron con escombros de tiza ”. El equipo, cuenta The Telegraph, piensa que el monumento de madera se construyó antes de que los colonos se asentaran en el lugar.
En 2015 los arqueólogos pensaban que el descubrimiento redefiniría el paisaje de Stonehenge, pero las piedras han resultado ser una zanja que puede seguir dando pie a la investigación.