Crisis de los refugiados, atentados de París y Colmenar Viejo: así es el World Press Photo 2015
Las 155 fotografías de esta edición son una ventana a lo sucedido durante el año pasado, a ella se asoma el fotógrafo Daniel Ochoa con las fiestas de Las Mayas de Madrid.
29 septiembre, 2016 18:08Noticias relacionadas
“Un bebé es entregado a través del agujero de una alambrada de púas a un refugiado sirio que ha conseguido cruzar la frontera de Serbia a Hungría. Este grupo había pasado cuatro horas oculto, durante la noche, esquivando a la policía fronteriza, inhalando gas pimienta e intentando encontrar un lugar para cruzar”. Y ahí estaba el objeto de Warren Richardson, el fotógrafo australiano que ha ganado el primer premio de Fotografías individuales del World Press Photo 2015.
La fotografía, en blanco y negro, se hizo sin flash para no alterar a la policía fronteriza. Warren captó la situación en agosto del año pasado, un momento que resume la situación de miles de personas. La tensión, el miedo, los rostros desencajados. Sin embargo, ningún medio de comunicación ni ninguna agencia de noticias compró la fotografía. Tampoco despertó interés en las redes sociales.
Warren Richardson ha ganado el certamen con una foto titulada 'La esperanza de una nueva vida' en la los refugiados entregan a un bebé a través de una alambrada de púas
“No es la fotografía que mejor calidad tiene de todas”, afirma el jefe de exposiciones de World Press Photo, Erik de Kruijf. Aún así, fue la elegida de entre las más de 85.000 fotos que visionó un jurado compuesto de 19 miembros internacionales. "Muchos preguntan por qué esta imagen ganó el primer premio", ha asegurado Kruijf, "yo mismo me lo pregunté, pero esta fotografía dispone de la textura propia de una pintura en la que se siente la tensión y a la vez la esperanza".
El día a día de la guerra y la paz
La fotografía de Warren inaugura la sala de LASEDE del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid donde se podrán ver las fotografías ganadoras del World Press Photo de este año. Como cada edición el certamen pretende dar difusión al trabajo de los fotoperiodistas de todos los países que recorren con sus objetivos el día a día del mundo ya sea en la guerra o la paz. Las 155 fotografías que han ganado este año son una ventana al mundo que muestra el terremoto de Nepal, el atentado a Charlie Hebdo, la vida de Corea del Norte o la supervivencia del orangután de Borneo.
Sin embargo, en esta edición para el jurado no ha pasado por alto la crisis de los refugiados. Según ha contado Kruijf, en los últimos años los fotógrafos de las agencias se encuentra con serios problemas para acceder a las zonas de conflicto, por lo que éstas "contactan con fotoperiodistas locales para que retraten historias cercanas". Esta conexión periodística ha resultado premiada en esta edición por su fuerza -narratológica y conceptual- ya que además de relatar sucesos tuvieron la oportunidad de proyectar esas historias para contarlas al resto del mundo, señaló Krujif, "pese a la ausencia de libertad de prensa y el peligro para acceder a zonas de países como Siria".
El jefe de exposiciones ha recalcado que para la organización “el libre flujo de información” es uno de sus pilares fundamentales, tanto como la calidad de la imagen. Sin embargo, su empeño por la independencia no se corresponde con la libertad de prensa de algunos países donde exponen sus fotografías. El año pasado, la imagen que se alzó con el primer premio mostraba a Jon y Alex, una pareja de homosexuales de San Petersburgo, de manera muy íntima. Una instantánea que no fue expuesta en muchos países en los que el Islam es la religión mayoritaria.
Colmenar Viejo al lado de París
En la edición de este año hay un hueco para las fiestas de Colmenar Viejo. Cada mes de mayo el barrio se llena de altares para celebrar la festividad de Las Mayas, un ritual pagano que conmemora la llegada de la primavera. El fotógrafo navarro Daniel Ochoa de Olza captó la celebración, lo que le ha valido el segundo premio en la categoria Gente, y retrató a varias niñas posan hieráticas durante más de dos horas para después ir a misa. Según el fotógrafo “es una fiesta muy amable” ya que “alrededor de los altares hay niñas que piden una propina y te dan un dulce”.
La serie de Ochoa forma parte de un proyecto que lleva desarrollando varios años sobre las tradiciones y la etnografía española. El fotógrafo afirma que “es una manera de conocer nuestro país más allá de Pedro Sánchez y las 17 dimisiones”. “Cada pueblo, cada pequeño lugar tiene una fiesta propia que se diferencia seguramente de la del pueblo de al lado aunque se parezca, geográficamente está bastante diferenciada” y Ochoa pretende “comprender cómo convivimos. Te das una vuelta por Malasaña y ves a gente con tatuajes y barbas, pero te paseas por Gran Vía y ves las mismas tiendas que en cualquier lugar del mundo y, sin embargo, te alejas 60 kilómetros del centro de Madrid y tienes una idiosincrasia propia que no se repite en ningún otro lugar. Me interesa entender esos conflictos, por qué hay quien asimila culturas ajenas y, en cambio, también perviven determinadas tradiciones”, cuenta el fotógrafo a este periódico.
Para Ochoa además de para entender cómo somos cree que difundir estas imágenes “sirve porque a menudo vemos fotografías de otros lugares del mundo y decimos: ¡Mira, qué exóticas! Mira lo que hacen en la India que pedrada tienen. E igual nosotros tenemos que mirarnos un poquito porque hacemos cosas un poco raras, el hecho de correr con seis toros por la calle con miles de personas seguro que nos parecería raro si viviésemos en otro país”.
Para Ochoa las fotografías de las fiestas populares “es una manera de conocer nuestro país más allá de Pedro Sánchez y las 17 dimisiones”
Sin embargo, esta edición del World Press Photo no ha estado exenta de polémica y, además, de la mano de Ochoa. Cuando se anunciaron los premios a principios de este año el fotógrafo navarro obtuvo el segundo y el tercer puesto en la categoría Gente. El segundo por la serie de Colmenar Viejo y el tercero por varias fotografías hechas a retratos de las víctimas del atentado de París cubiertas de lluvia. Sin embargo, dos días más tarde la agencia para la que trabaja Ochoa, Associated Press, retiró las fotografías alegando que se habían enviado por error y que dichas imágenes nunca llegaron a distribuirse. Además se trataban de fotos hechas a fotos -en primer plano- lo que cabe suponer que conlleva un conflicto de derechos de autor. Durante la presentación de la exposición en Madrid el fotógrafo navarro ha evitado el tema ya que afirma que “agua pasada, no mueve molinos” ya que “la agencia es soberana” en el uso de las fotos.