“Hoy es un día importante porque hacemos el urbanismo de manera diferente, porque lo abrimos a un espacio en el que todos y todas participan. Es algo radicalmente nuevo”, explica Pablo Soto, Delegado del Área de Participación Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto del Ayuntamiento de Madrid. Detrás de él hay varias filas de paneles que muestran las 70 propuestas anónimas para reformar uno de los hitos clave de la capital y de la nueva ciudad que quiere Ahora Madrid: la Plaza de España.
Son todas las propuestas, menos una veintena de descartes, que han llegado al Ayuntamiento de Madrid para participar en la siguiente fase de selección. De todos estos proyectos habrá una criba que sólo pasarán cinco propuestas (con premio de 10.000 euros para desarrollar la propuesta).
De éstas la ciudadanía sólo elegirá una y las otras cuatro serán seleccionadas por un Jurado de especialistas. Una vez reunidas las cinco, el Jurado hará vinculante la decisión de dos de ellas. En ese momento, con esas dos propuestas sobre la mesa, el Ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena volverá a dirigirse a la ciudadanía para que elija entre su favorita de las dos. El ganador del concurso recibirá un premio dotado con 40.000 euros y los honorarios profesionales correspondientes a la redacción del proyecto básico vencedor serán de 132.000 euros.
"No te enteras"
Un grupo de arquitectos que pululan entre la exposición -que permanecerá instalada en la plaza hasta finales de octubre- explican a este periódico que “una persona que no tenga conocimiento técnico sobre planos no va a entender nada”. “Sería descabellado que fueran personas sin conocimientos las que eligieran los cinco mejores proyectos de los 70”, cuentan. “No te enteras”, comenta un visitante. “No te haces a la idea de cómo quedaría en conjunto”. Dicen que se quedan con la foto, que no pueden entender en profundidad el proyecto.
“El ciudadano no tiene la capacidad de ser jurado de una cuestión muy técnica. ¿Por qué va a elegir una y no otra? Por la foto, pero no por lo que representa. El concurso está pensado de tal manera que pone al mismo nivel la mirada cualificada que la inexperta”, comenta otro de los arquitectos que ha presentado proyecto anónimo. Pero la capacidad de decisión de la ciudadanía queda reducida a una cuota mínima. La radicalidad de la novedad a la que se refería Pablo Soto no lo es tanto, de hecho es un sufragio bajo control.
Entre los proyectos aparecen ideas de todo calado: las hay que directamente han eliminado la escultura que homenajea a Miguel de Cervantes y El Quijote, pero desde el Consistorio se apresuran a aclarar que esas propuestas, que no cumplen con el aparato técnico, serán desechadas por el Jurado en la selección de los cinco. No hay ni rastro de la escultura y en su lugar han pensado en pavimentar todo el suelo de la plaza. También las hay “de fantasía”, que lejos de proponer una reforma presentan un póster colorido en el que no falta ni personajes de Goya…
Una ciudad "alegre"
Sin embargo, la mayoría de los proyectos inciden en el hecho del tránsito y el desarrollo de la conexión entre el Templo de Debod, la Plaza de Oriente, la Casa de Campo y Plaza de España. Más árboles, más verde, más “alegría”, como dice José Manuel Calvo, Delegado del Área de Gobierno de Desarrollo Urbano Sostenible. “Estamos muy orgullosos de la participación que ha tenido la propuesta”, añade el concejal, en referencia al poco más del 1% de ciudadanos que participaron en la primera fase.
La reforma de la Plaza de España tiene una derivada más polémica que la recuperación de este espacio: la reconversión de la Gran Vía. Carlos Corral, Director de Movilidad, prevé una batalla encarnizada desde el momento en que se elija al proyecto ganador, en enero de 2017. “La Gran Vía debe reducir tráfico y convertirse en un eje de transporte público. Todavía se puede cruzar muy bien en coche el centro de la ciudad y eso no puede ser. Más de un 60% del tráfico que pasa por la vía es tráfico de paso. Todo ese tráfico ocupa espacio y actividad que debería estar en poder de las personas”, cuenta a este periódico el responsable de diseñar el movimiento de la ciudad.
Lo ideal es dejar una plataforma para transporte público y otro carril para tráfico rodado. Dos carriles por sentido y lo demás acera para los peatones
De hecho, desde el Ayuntamiento explican que la valoración de las propuestas se centrará en su capacidad para solucionar los problemas de movilidad y accesibilidad. Otros criterios como el diseño energético, sostenibilidad ambiental, económica y social son importantes. “También se valorará que los usos propuestos potencien la plaza como espacio de encuentro ciudadano y contenedor de actividades culturales que dinamicen el espacio y la actividad económica del entorno”, cuentan.
El diseño de la Plaza de España ganador del concurso deberá tener en cuenta este hecho: la Cuesta de San Vicente tiene que quedar reducida en un carril por cada sentido, tal y como cuenta Corral, así como la Gran Vía. “Lo ideal es dejar una plataforma para transporte público y otro carril para tráfico rodado. Dos carriles por sentido y lo demás acera para los peatones. Hay que ampliar las aceras, todo el mundo lo pide, sobre todo, los comercios”, explica a EL ESPAÑOL Carlos Corral. “¡Cómo no vas a tener bicicletas en la Gran Vía!”, dice.