Para las Elecciones Generales del próximo 24 de septiembre que se celebran en Alemania no sólo velan armas dialécticas, argumentos y proposiciones los partidos políticos serios. Si Angela Merkel, canciller y líder de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) manifestaba sus deseos de optar a un cuarto mandato al frente del Gobierno a finales del año pasado y hace unas semanas el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) investía como aspirante a canciller a Martin Schulz, Martin Sonneborn -eurodiputado y líder de la formación satírica Die Partei- ya piensa en cuáles serán sus propuestas más inmediatas. Es posible que Die Partei no supere el 5% de votos necesarios para entrar en el Bundestag, pero su particular visión de la política nunca pasa desapercibida.
Han hecho carteles planteando la reconstrucción del muro de Berlín o prometiendo “más MDMA para todos”, sirviéndose de las siglas del principio activo del éxtasis para hablar de Moderne Dienstleistungen mit Menschlichen Antlitz. O sea, “prestación de servicios moderna con rostro humano”.
Piden una cuota de un 17% de “vagos, gandules y holgazanes, certificados” en posiciones de liderazgo en las empresas europeas
“Frente al terrorismo, estamos pensando en imponer una velocidad límite de 30 kilómetros por hora para los camiones. Éstos sólo podrán salir de las ciudades, pero no entrar”, dice Sonneborn a EL ESPAÑOL, antes de hablar de los puntos fuertes del programa de su partido. Entre ellos figura “la eliminación del horario de verano”, una medida que permitirá “poder dormir una hora más al año”, según aclara el eurodiputado de Die Partei.
Otra idea fuerte de esta formación es la instauración de una cuota de un 17% de “vagos, gandules y holgazanes, certificados” en posiciones de liderazgo en las empresas europeas. Es lo que se llaman en Die Partei la Faulenquote – “cuota de vagos” –, un vocablo muy similar al de Frauenquote – “cuota de mujeres” –, una medida adoptada en esta legislatura que fija por ley, desde 2016, una proporción del 30% de presencia de mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas alemanas.
Queremos someter a fracking a estos dos hombres, que son increíblemente gordos. Esto puede darnos muchísima energía
Die Partei ve con buenos ojos la fractura hidráulica, pero no la del subsuelo germano, sino la aplicada a políticos corpulentos, como el socialdemócrata Sigmar Gabriel, actual ministro alemán de Asuntos Exteriores, o del conservador Peter Altmeier, ministro para Asuntos Especiales en la Cancillería Federal de la jefa del Gobierno, Angela Merkel. “Queremos someter a fracking a estos dos hombres, que son increíblemente gordos. Esto puede darnos muchísima energía”, sostiene Sonneborn.
El origen: una revista
Este periodista metido a político natural de Gotinga (centro germano) afirma que su partido es "una formación populista seria". “Nosotros nos llamamos populistas serios, porque, como partido, trabajamos sin contenido, sólo trabajamos para hacer cosas que resulten simpáticas y criticar a los partidos existentes”, explica Sonneborn, que cumple 52 años el próximo 15 de mayo.
Los conservadores eran demasiado conservadores, los socialdemócratas habían dejado de plantear políticas sociales de verdad. Los Verdes ya no eran idealistas
Su formación, dice, “no es un partido normal”. Die Partei quiere decir en alemán “el partido”. Surgió en 2004 como iniciativa de la redacción de la revista satírica alemana Titanic, cuyos equivalentes en España podrían ser Orgullo y satisfacción o El Jueves .
“Fundamos nuestro partido porque llegaron unas elecciones generales y en nuestra redacción no sabíamos a quién debíamos votar. Los conservadores eran demasiado conservadores, los socialdemócratas habían dejado de plantear políticas sociales de verdad. Los Verdes ya no eran idealistas, se habían hecho como el resto de partidos, y Die Linke todavía no existía”, recuerda Sonneborn.
Yo propuse hace ya mucho una Europa con único núcleo duro y 27 países satélites
Diez años después de su nacimiento, en las elecciones europeas de 2014, Die Partei recogió algo más de 180.000 votos, otorgando a Sonneborn la posibilidad de mudarse a Bruselas y Estrasburgo para hacer política en Europa. Sonneborn y su partido tienen, oficialmente, un programa con ideas que les gustaría ver aplicadas o, al menos, discutidas en el debate público.
Por ejemplo, ahora que se habla de “la Europa de las dos velocidades”, en la que haya un núcleo duro de países que avancen en la integración al tiempo que otros se mantienen al margen de esos pasos hacia la unificación continental, Sonneborn recuerda que él lleva años planteando algo así. “Yo propuse hace ya mucho una Europa con único núcleo duro y 27 países satélites”, dice el político satírico.
Nosotros salimos de una revista que apenas tiene publicidad, de un medio que es absolutamente libre pues sólo pertenece a su empresa editora
Sonneborn habla desde una curiosa pose de adalid de la moralidad que parece venirle dada por su pasado como redactor jefe de Titanic. “La diferencia entre nosotros, los populistas serios, respecto a otros populistas está en que nosotros salimos de una revista que apenas tiene publicidad, de un medio que es absolutamente libre pues sólo pertenece a su empresa editora. No hay propietario que pueda presionar a los redactores. Es el medio más libre que hay en Alemania. Nos podemos permitir cualquier cosa. Es uno de los últimos bastiones de la moralidad”, expone el único eurodiputado de Die Partei.
En este sentido, Sonneborn se queja del acuerdo alcanzado entre la UE y Turquía en materia de refugiados. “En realidad, el problema de los refugiados ha dejado de existir desde que hemos dado dinero a los turcos para que hagan el trabajo sucio”, dice. “Turquía recibe entre 3.000 y 6.000 millones de euros de Europa y se ocupa del trabajo que nosotros tendríamos que hacer. Dar dinero a Turquía para que Erdogan lidie con eso es moralmente más cuestionable que decir no queremos más refugiados. No sabemos, de verdad, cómo están los refugiados que siguen huyendo de sus países”, añade.
Bromas y más bromas
Martin Schulz, en sus días de presidente de la Eurocámara se preguntaba con razón el pasado verano sobre la “contribución a la legislación del Parlamento Europeo” de Sonneborn. En realidad, la aportación del líder Die Partei tiene poco que ver con los quehaceres tradicionales de la política. Por ejemplo, en la Eurocámara se le ha visto pedir por una “armonización de las bromas europeas”. Lo hacía hace un año, cuando el cómico alemán Jans Böhmermann fue objeto de denuncias de las autoridades turcas por llamar “follacabras” en un poema satírico al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Somos un partido de protesta para gente que no sabe lo que quiere votar y que no quieren ir a las urnas para no votar nada o votar nulo
Die Partei también cuenta con un “comité para la agitación antiamericana”, que aspira a que Estados Unidos “deje de tener política exterior”, un objetivo tan difícilmente alcanzable como “que Alemania deje de vender armas”, otra de las aspiraciones del partido de Sonneborn. El país de Angela Merkel es actualmente el tercer mayor exportador de armas del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos y Rusia.
El desafío para Sonneborn no es tanto poner fin a la política exterior de Donald Trump ni a los negocios de las corporaciones militares germanas, sino de oponerse a ambas cosas tratando de hacer reír. “Somos un partido de protesta para gente que no sabe lo que quiere votar y que no quieren ir a las urnas para no votar nada o votar nulo”, reconoce.
Lujos democráticos
Ni él ni nadie de su partido teme tener que enfrentarse al éxito de partidos populistas de estilo crítico como el Movimiento Cinco Estrellas del actor y cómico italiano Beppe Grillo. “En Italia y en otros países europeos hay partidos de protesta que trabajan con medios satíricos, pero la diferencia es que Alemania es un país rico y todavía nos podemos permitir hacer algo como ésto sin que sea malo para la democracia”, comenta Sonneborn. Die Partei tiene algo de producto político de lujo.
Alemania es un país rico y todavía nos podemos permitir hacer algo como ésto sin que sea malo para la democracia
Eso sí, para Sonneborn, la crisis de los refugiados, a través de la cual han llegado a Alemania más de 1,2 millones de solicitantes de asilo en los últimos dos años “ha demostrado que el sustrato cultural germano no era tan grueso como se creía”. Alude así al auge de AfD, un partido cuyo empuje, Sonneborn, pese a todo, relativiza.
“AfD no tiene suficiente gente inteligente para tener de verdad un impacto en la política de Alemania”, señala el eurodiputado. “Los Verdes también tienen un pasado de partido de protesta y quedaron integrados en el sistema”, concluye.
Die Partei, sin embargo, seguirá haciendo su “política” fuera del Parlamento tras la cita con las urnas de septiembre. Los sondeos de intención de voto no le atribuyen un porcentaje que sea digno de mención. En las elecciones generales de 2012 la lista de Die Partei se hizo con un 0,2% de los votos.