El grafiti se rinde a los políticos y Carmena brilla en Malasaña
Jair Leal ha retratado a la alcaldesa en la puerta de Arrebato Libros. Pero, ¿es el homenaje a un político compatible con la idiosincrasia del grafiti, siempre crítico con el 'establishment'? "A Ana Botella no la pintaría, es una ignorante", reconoce el autor. "Carmena es honesta, culta y la admiro".
16 abril, 2018 20:07Manuela Carmena es la favorita de los artistas urbanos: ya TvBoy la representaba en las calles de Barcelona con el corazón de Cristo ardiendo en el pecho y la aureola de santa, como una superheroína pagana. La alcaldesa también se congració con SpY, el hombre que puso césped natural durante tres días en la Plaza Mayor. Aquella intervención costó 30.000 euros al Ayuntamiento y generó la mejor foto -la más promocional- del gobierno de Carmena: de repente ese espacio emblemático, empedrado y envejecido parecía habitable y la vida, insólitamente, un lugar civilizado donde los niños dan volteretas, los jóvenes se besan entre lectura y lectura y los ancianos sonríen con el destello verde en la cara. Las tuercas del sistema se han girado y los políticos ya no le temen al arte callejero. Ahora incluso les impulsa.
El último en homenajear a la alcaldesa ha sido el artista Jair Leal en el contexto del Pinta Malasaña 2018: ha dibujado a Carmena en la puerta de Arrebato libros con el gesto plácido y un libro rojo apoyado en las manos. “Me apetecía dedicarle algo porque me parece una mujer muy sensata, honesta y con los pies en la tierra. Ella querría estar descansando, pero ha accedido a entrar en política porque yo creo que realmente quiere hacer algo bueno por la sociedad madrileña”, cuenta el artista a este periódico. “A pesar de ser ya una mujer mayor, una jueza de prestigio… sigue interesada en ayudar, ¿sabes? En hacer el bien. La admiro un montón. Le gusta trabajar de manera honesta y yo eso lo valoro muchísimo, porque nací en México y la corrupción corre por las venas de mi país”.
Jair Leal -profesor de arte, tatuador y hasta ilustrador de la nueva película de Álex de la Iglesia- llegó a España en 2003 y pensaba que venía “a un país europeo, avanzado socialmente, consciente… pero conforme van pasando los años replanteo esa visión, porque he visto la crisis económica, su gestión, el cómo nos han robado tanto dinero, y tanto caso de corrupción… ahora pienso que encontrar a un político honesto y limpio es muy raro, es rarísimo”. Cree que como artista tiene “responsabilidad social” y no le interesa actualizar constantemente Instagram con nuevas propuestas para epatar, sino “expresar algo de verdad, manejar sensaciones o hacer denuncias sociales”: “En este caso, lo de Carmena ha sido un mero homenaje. La he pintado con un libro porque para ser una persona con ese nivel de principios que tiene la señora Carmena, a mi parecer, se necesita ser alguien muy educado, muy culto. La corrupción también se incuba en la ignorancia, en la desfachatez, en la deshonestidad… Si se es un ladrón se recae mucho en todo eso”, sostiene.
¿Política y grafiti son compatibles?
Recuerda que ella es una persona “cercana” que “pasea a menudo por el barrio”, “va en metro leyendo” o “va al restaurante de un amigo mío”. Pero, más allá de estas bondades e independiente de la ideología del dirigente, ¿alabar a un político no va en contra de la idiosincrasia del arte urbano? Si el grafiti se institucionaliza, ¿sigue siendo grafiti? Tradicionalmente, la intervención callejera ha sido de naturaleza antisistema. Se actuaba desde el anonimato y siempre con el colmillo de la protesta social. El grafiti ha sido la democratización del mensaje, el subversivo -e incómodo- golpe sobre la mesa que se negaba a que el espacio público sólo pudiese estar copado por publicidades de pago. El arte urbano ha reivindicado el sello y la voz de los desoídos por el establishment y ha hecho del vandalismo una posición política.
Si la cara de un político aparecía en una intervención callejera era sólo para ser señalado por su mala gestión. Ahí Noaz con sus recaditos a Aznar, a Rajoy, a Franco y hasta a la Policía. ¿Pierde el punch una obra de este tipo si en vez de cuestionar, celebra a una autoridad? “Entiendo tu planteamiento pero no comparto esa mirada, tal vez porque yo me formé como pintor de estudio y no me considero artista callejero. Lo hago alguna vez, pero no me dedico a ello ni estoy dentro del mundillo al cien por cien”, relata el autor.
“María Teresa de Calcuta hablaba mucho de la Ley de la Atracción. Es decir, que todo lo que tú piensas y todo lo que deseas se hace realidad, ya sea positivo o negativo. Es un tratado muy interesante que pertenece a la cábala judía. Por ejemplo: ella argumentaba que no estaba en contra de la guerra, porque estar en contra de la guerra supone estar haciendo tratados constantes sobre la guerra y eso, al final, la atrae. Ella decía que estaba en pro de la paz: hablar y hablar de paz para acercarla. Me gusta esta manera de visualizar las cosas, y pensé que era lo que tenía que hacer en mi próxima pintura: en vez de denunciar lo que no me gusta, alabar lo que me gusta”, relata.
Ana Botella no: era "súper ignorante"
Dice que está “harto” de las “quejas” y que podría estar toda la vida denunciando “la violencia política de este país”: “Los robos, los desahucios… los impuestos, los alquileres… pero pensar en eso todo el rato es dañino para el intelecto”. Jair Leal cree que “los artistas pecamos, muchas veces, de victimismo”: “Bua, somos artistas, necesitamos apoyo, espacios… nadie nos quiere, nadie nos hace caso… pobrecitos”, dice con ironía, poniendo voz de falsete. “No, tío: yo quiero ser artista con todos los riesgos y las consecuencias que conlleva. No podemos estar todo el día quejándonos. Manuela Carmena no va a venir a regalarte todos los días un muro para que estés contento. ¿Ves como ningún ingeniero viene a decir: ‘nadie nos quiere, nadie nos manda a hacer un puente’? A cada uno le corresponde hacerse cargo de su trabajo y de sus esfuerzos”.
Su postura es que en España “se apoya muchísimo al arte”: “Yo he tenido dos becas, una con La Complutense y otra con la Fundación Botín. También hay días gratuitos para ir al museo. Y un montón de eventos…”. ¿Podría pintar, en este tono celebratorio, a algún político de ideología diferente? “Bueno, a Ana Botella, por hablar de la antecesora de Carmena, no la pintaría para nada. Es una mujer súper ignorante. Si la pusiera con un libro en las manos, la gente se lo tomaría como una burla. Con ese nivel adquisitivo y estando en cargos públicos y no sabe hablar inglés… es ridículo”, desliza.
A Rajoy sólo lo pintaría para criticarle. Es una ridiculez de presidente. Tanta corrupción, tanta desfachatez en su partido y no hace nada
No tiene muchas más filias políticas más allá de Carmena. Con Pablo Iglesias no comulga. “Antes tenía esperanzas en Podemos, pero me han decepcionado. No tengo nada que halagarle. Va quejándose por todo, pero no hemos visto ni una propuesta seria. Todo le parece mal, no quiere pactar con nadie… tío, que por esto perdimos la Guerra Civil. La izquierda estaba partida por todos lados y no se apoyaban los unos a los otros”, lanza. “A Rajoy sólo lo pintaría para criticarle. Es una ridiculez de presidente. Tanta corrupción, tanta desfachatez en su partido y no hace nada… no tiene cojones de imponer un orden”, opina.
Carmena, la alcaldesa que no es política
Pepe Olona, responsable de Arrebato Libros, cuenta que la librería lleva tres años participando en Pinta Malasaña y cediendo sus puertas -que son originales de principios del siglo XX- a los artistas. Él estuvo de acuerdo con la propuesta de Jair Leal: “Me contó que era muy fan de Carmena y que le apetecía dibujarla con un libro y nos pareció bien, es una idea original pero sencilla. Ha tenido muy buena repercusión. Desde mi visión personal, yo creo que es porque Carmena es una política diferente al resto, que no pertenece a ningún partido, que no antepone ninguna ideología a la gestión de la ciudad… y ese hecho de intentar ayudar a la gente que vive en Madrid hace que se empatice fácilmente con ella”.
Recuerda que ellos no tienen “implicación política con nadie”, pero apoyan esta idea porque “no consideramos que ella sea política como tal: se ha dedicado siempre a otra cosa, hasta casi la jubilación, y ahora decidido volcarse en esta movida”. Olona cuenta que “hay otros políticos que me pueden caer bien de Madrid, como Gabilondo, pero no lo veo en la puerta de la librería”, sonríe. “Ella es de un perfil muy concreto. Tengo la sensación de que arrastra un poco todo lo que se hablaba de Tierno Galván en su momento”. ¿Cuánto durará ese rostro en su puerta? "Se quedará hasta que se respete".