Es el vampiro más famoso de la historia y la leyenda siempre le ha situado en Rumanía, en concreto en la región de Transilvania, donde está localizado su misterioso castillo. Pero ahora, una nueva investigación a cargo del historiador estadounidense Mike Shepherd conduce a relacionar los raíces del Conde Drácula con Escocia.
La novela originaria de Bram Stoker, publicada en 1897 y adaptada a la gran pantalla en multitud de ocasiones, se basa supuestamente en la figura de Vlad el Empalador, un sanguinario tirano medieval de Valaquia (sur de Rumanía) que recibió el sobrenombre de Drăculea, hijo del dragón.
No obstante, en When Brave Men Shudder: The Scottish origins of Dracula, Shepherd sitúa los orígenes de la leyenda del vampiro en la zona escocesa de Aberdeenshire y no en la habitual niebla de Transilvania. Para ello se basa en los documentos que recogen las visitas del autor irlandés al noreste de Reino Unido. En la introducción del libro, un biznieto del autor de la novela dice que él estaba convencido de los orígenes caledonianos -una cadena montañosa que va desde Escocia hasta el oeste de Noruega- del conde.
El periódico británico The Times asegura que Bram Stoker articuló su obra maestra en estos viajes a Aberdeenshire, donde fue inspirado por las supersticiones marineras y los sitios inquietantes. "Numerosas evidencias sitúan a Bram en 12 o 13 de sus vacaciones de verano en la bahía de Cruden, el pueblo de Aberdeenshire llamado en aquel entonces Port Erroll", escribe el descendiente de Stoker, que guarda en Canadá los bienes de su antecesor. "Eligió localizar tres capítulos de Drácula en Whitby para proporcionar el escenario gótico perfecto para la llegada de vampiros a Inglaterra. Pero fue en la bahía de Cruden donde Bram escribió la historia".
En otra entrevista con The Press and Journal, Mike Shepherd asegura que Bram Stoker comenzó a escribir Drácula en el pueblo de Gardenstown en 1895, "comportándose de una forma muy extraña. Se alejó emocionalmente de su esposa y su hijo, y se enfadaba con cualquier interrupción. Llegó a asustar a los locales. Luego se iría a la playa de la bahía de Cruden para repensar su novela. Se ha sugerido que estaba representando la parte del Conde Drácula para añadir un tono más auténtico a la narración".
El historiador Mike Shepherd, que vive precisamente en la bahía de Cruden, cree que la zona influyó el libro sobre Drácula de muchas maneras. Por ejemplo, un hallazgo macabro realizado en 1894 cerca de donde residía. "Encontraron un centenar de esqueletos humanos. Los dientes no mostraban signos de deterioro". También algunas tradiciones de la región como colgar ramas de serbal en las casas para alejar a los demonios. En Drácula los habitantes de Transilvania utilizaba ceniza de montaña, otro nombre para el serbal, además de cebollas y crucifijos para mantener alejados a los vampiros.