Tras el éxito internacional de La Casa de Papel Netflix vuelve a apostar por una nueva temporada de la serie para adolescentes del momento, Élite. La primera temporada, la cual abarca el misterio del asesinato de Marina Nunier, continua con una nueva desaparición; esta vez la de Samuel.
La segunda temporada utiliza la misma estructura de thriller que la primera aunque, tal y como comentan los propios actores sobre la percepción que han tenido en el rodaje, Élite se convierte en una serie más "oscura" ahora que los alumnos desconfían los unos de los otros y el ambiente enrarecido se generaliza en el instituto Las Encinas. Más misterio, más sexo y más personajes es lo que tiene que ofrecer la nueva producción dirigida por Carlos Montero y Darío Madrona. Los actores Jorge López (Valerio), Claudia Salas (Rebeka) y Georgina Amorós (Cayetana) se suman a la serie como los nuevos estudiantes del instituto. Valerio es el hermanastro cocainómano de Lucrecia, con quien mantiene una relación de amor imposible que se va desgranando a través de los capítulos. Rebeka representa una rebeldía superficial —"que les den por culo a los pijos estos", comenta nada más llegar el colegio— que pronto se deshace cuando se revela lo que esconde realmente y Cayetana trata de adaptarse a su nuevo instituto mintiendo sobre su clase social.
Y es que, una vez más, el tema de las clases sociales y cómo los ricos y los pobres contrastan vuelve a aparecer en esa segunda temporada. Sin embargo, esta vez los nuevos no tienen tanta dificultad para ser parte del grupo. Tal y como declara a EL ESPAÑOL Arón Piper, los protagonistas tienen problemas más grandes con los que lidiar como para rechazar a los nuevos. "Todos los personajes han crecido de golpe forzosamente por el asesinato de Marina. Son más maduros pero tienen menos ilusión y felicidad", explica a este periódico Ester Expósito, quien da vida a Carla.
Pulso a dos bandos
"Samuel nunca debió volver a este colegio", afirma Guzmán, quien le culpa directamente por la muerte de su hermana y obliga a sus amigos no juntarse con el exnovio de Marina. Por ello, Samuel abandona ese carácter de adolescente introvertido y busca, como si de un detective privado se tratara, el verdadero asesino de Marina para así poder sacar a su hermano de prisión.
Otra de las amistades que emergen desde el primer episodio es el de Nadia y Rebeka. La hija de palestinos siempre ha vivido limitada por las estrictas normas de su hogar. Impulsada por la espontaneidad de su nueva amiga, Nadia acude a una fiesta donde deslumbra a todos tras quitarse el velo y mostrar su rizado pelo en público. Esta expresión de liberación se ve mermada, no obstante, por la enfermedad que sacude a su padre justo después de la fiesta.
En definitiva, Netflix vuelve a deleitarnos con una segunda parte de una de sus series insignia españolas. Élite presenta un sinfín de tramas paralelas con personajes más trabajados y más complejos que en su primera temporada, una temporada que engancha y que si se empieza es inevitable terminarla.