Decía el filósofo y sacerdote francés Poullain de la Barre que era fácil observar que la diferencia de los sexos solo afectaba al cuerpo y que la mente no tenía sexo. Desde aquella apreciación que hoy en día parece obvia —no lo era en el siglo XVII— han pasado más de 300 años.
Pese a este largo periodo de tiempo, la Vicesecretaria de Movilización en la ejecutiva de Vox sigue creyendo en una diferencia entre hombres y mujeres al margen de lo físico. Nacida en Logroño, Alicia Verónica Rubio acaparó los focos mediáticos tras su intervención en el Pleno de la Asamblea de Madrid donde calificaba, citando al polémico periodista británico Milo Yiannopoulos, al feminismo de ser un "cáncer". El culmen del discurso llegó cuando propuso clases de costura en lugar de clases de feminismo, alegato que dio mucho de qué hablar en las redes sociales.
Este discurso en contra del feminismo y de lo que ella denomina como "ideología de género" se plasma en el libro que publicó en 2016. Cuando nos prohibieron ser mujeres… y os persiguieron por ser hombres es el resultado de diez años de investigación que la filóloga ha recopilado en sus años como educadora física.
Ya en la presentación del libro Rubio parafraseaba, a su manera, a Descartes: "Pienso, luego me llaman misógino, fascista y patriarcal". Asimismo, reprochaba que la educación está sesgando completamente a los jóvenes y que quienes han "escracheado" su libro son la primera generación que ha sufrido esta manipulación ideológica: "Se les induce a la autocensura. No hay que leer determinadas cosas". Lamenta, de igual manera, que entre aquellos alumnos que recriminaron la publicación de la diputada de Vox en la Asamblea de Madrid, se encontraban amigos de su hijo.
Subvencionadas y "lobbies homosexualistas"
Otro de los temas que trataba en la presentación eran las subvenciones que reciben las organizaciones que apoyan a las mujeres víctimas de violencia de género. "Mientras todos los españoles sufríamos la crisis el género no sufría ninguna crisis", declaraba. Tal y como indica en la polémica publicación, este dinero público también se extiende al arte. Las películas españolas tienen su "porcentaje homosexual o lesbiano" para cobrar la ayuda, defiende Rubio. Lo mismo piensa sobre los cursos de diversidad sexual que reciben los profesores y supuestamente se imparten para evitar la discriminación entre los estudiantes. Opina que están dirigidos por "colectivos homosexualistas" para introducir a los jóvenes la ideología de género a través de los docentes.
El punto más controvertido de Cuando nos prohibieron ser mujeres… y os persiguieron por ser hombres es cuando busca explicar en base a la ciencia —o pseudociencia— las diferencias entre hombres y mujeres. "Está estudiado que el cerebro masculino tiene mayor facilidad en el desarrollo de la visión espacial y el razonamiento matemático", escribe al mismo tiempo que admite ciertas excepciones debido a que también "hay mujeres excelentes matemáticas o ingenieras". Por si fuera poco, recalca que las mujeres son mucho más emocionales mientras que los hombres destacan por su racionalidad.
Rubio rechaza que estas diferencias se encuentren en cómo educa la sociedad a la gente; el azul para los niños y el rosa para las niñas; los deportes de contacto para los chicos y el baile para las chicas... "'No somos iguales porque se nos educa distinto. Cuando nos eduquen igual, haremos, desearemos y viviremos las mismas cosas y de la misma manera o construiremos nuestra personalidad ajenos a otra cosa que nuestros propios deseos' es un desiderátum que no tiene base real", reprocha a quienes aplican un determinismo cultural a los distintos gustos y tendencias de ambos sexos.
Los varones no pueden ser demonizados y tratados como presuntos culpables de violencia, porque su naturaleza les empuja a conductas más agresivas e irreflexivas
La escritora se escuda en la biología —no es novedad, ya lo evidenciaron académicos como Foucault, esconder la ideología bajo teorías supuestamente científicas— para intentar demostrar "la falacia de la igualdad entre hombres y mujeres". Alicia Verónica Rubio considera que llega un punto en el que las mujeres, en consecuencia al desarrollo hormonal, se ven obligadas a ser más sedentarias y a abandonar los deportes de contacto debido a su función biológica: la reproducción.
El varón heterosexual, perseguido
A su vez, la escritora de Vox deja claro quién es el perjudicado en esta época donde predomina la "ideología de género". "El varón heterosexual es el principal enemigo de la felicidad de estos colectivos", narra a la vez que predica que "el hombre es culpable por el mero hecho de serlo". Este odio hacia el hombre por ser hombre radicaría, según Rubio, en la lectura del feminismo de Simone de Beauvoir, donde la lucha por la liberación de las mujeres pasa a ser un intento de eliminar y dominar al varón a ojos de la política de extrema derecha.
Rebeca Moreno, licenciada en Filosofía y Periodismo y coautora de Feminismos: la historia (Akal), declara a EL ESPAÑOL que Beauvoir jamás propugnó en ningún momento el odio hacia los hombres. Es más, explica a este periódico que la filósofa francesa habla de que el vínculo con los hombres es muy estrecho, puesto que son "compañeros, hermanos y amigos". "Simone de Beauvoir dijo que los obreros pueden querer la destrucción de un burgués pero las mujeres no pueden querer la destrucción de un hombre", añade Moreno.
En el libro de Rubio, que se publicó en agosto de 2016, tampoco faltan ataques contra la transexualidad, que es presentada como "un problema médico" y no como "una opción sexual voluntaria", y alienta a la gente a señalar a quienes difunden mensajes en relación a la "ideología de género". "Colabore en las redes. Denuncie cualquier abuso de la ideología de género. Llame por teléfono, mande mails, mensajes de Facebook y Twitter, cartas al director… Apoye a los disidentes cuando los calumnien y difamen", finaliza la diputada por Vox en la Asamblea de Madrid.