El arte de las colecciones estatales ya tiene orden. El próximo martes, el Museo Reina Sofía (MNCARS) -tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL- presentará en su patronato los listados del reparto de las obras que ponen punto final a la reordenación de las colecciones estatales entre este museo y el del Prado. Posteriormente, el 30 de noviembre, una Comisión Mixta realizará la propuesta de la regularización de las colecciones. Una vez la Junta de Calificación, Valoración y Exportación del Ministerio apruebe el resultado, las fronteras artísticas se darán por cerradas. El acuerdo se trata, sin duda, de la gran operación de patrimonio histórico y artístico pendiente de conclusión desde hace dos décadas.
Este periódico ha tenido acceso al “informe sobre la reordenación de las colecciones estables del Museo Nacional del Prado y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía”, en el que se aclara que el movimiento afecta a un total de 857 obras: 31 saldrán del Prado y llegarán al otro; 236 abandonarán el Reina Sofía camino del Prado (el resto, 588 no precisan transporte). De hecho, hay 57 obras que deberían partir al Prado, que el Reina Sofía ha perdido. La responsabilidad de encontrarlas ahora es de su nuevo dueño.
Hay 57 obras que deberían partir al Prado, que el Reina Sofía ha perdido. La responsabilidad de encontrarlas ahora es de su nuevo dueño
Una comisión formada por representantes de ambos museos y del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha sido la responsable de fijar el reparto final de las obras. Miguel Zugaza, director del Prado, ya anunció hace dos meses -durante la presentación del catálogo de pintura del siglo XIX- que antes de final de año el asunto quedaría resuelto.
El compromiso de la separación de las colecciones se determinó con el Real Decreto 410/1995 del 17 de marzo, como consecuencia de la conversión del Centro de Arte Reina Sofía en Museo Nacional, siete años antes, que recibió parte de los fondos artísticos del antiguo Museo Español de arte Contemporáneo (MEAC). Fue entonces cuando surgió la necesidad de establecer el consenso entre los fondos estatales, para marcar la línea entre el arte moderno y arte contemporáneo.
El proceso quedó paralizado y el Tribunal de Cuentas, desde su fiscalización de las cuentas del Prado de 2005, exigía la ejecución del reparto. La reordenación, hasta ahora, no era “efectiva” ya que “en la práctica” se encontraba “paralizada”. Ahora se ejecutará la orden definitivamente.
Listas con excepciones
En la documentación a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL se puede leer que ha sido en 2014 cuando “se da nuevo impulso al proceso de reordenación con el objetivo de culminarlo”. Este año se fijaron varias reuniones con el objetivo de elaborar los “listados actualizados cotejados y depurados” hasta llegar a la relación definitiva de las obras afectadas. Como ya se ha apuntado, en algunos casos quedarán en depósito y en otros las piezas serán transportadas entre instituciones.
A lo largo de este tiempo apenas se produjo un intercambio recíproco de obras y 39 fueron objeto de entrega por el Reina Sofía al Prado. Otras 9 llevaron el camino inverso. El Museo que dirige Manuel Borja-Villel expone que el MNCARS “ha realizado una minuciosa labor de revisión de depósitos, así como de investigación de la biografía de los autores y de la autoría de obras que figuraban como anónimas”.
En la separación amistosa de bienes, pasarán a ser obra del Prado obras de Pierre Bonnard, Joaquín Torres García, dos dibujos de Vassily Kandinsky, Francis Picabia, un aguafuerte de Paul Klee o dos retratos de Sorolla
Antes del Real Decreto de 1995, el siglo XIX quedó en el Museo Nacional del Prado por disposición ministerial (de 1971) y en 1992 el Guernica se traslada del Casón del Buen Retiro para la inauguración de la colección permanente del MNCARS. Con este movimiento la institución recibió “la piedra angular de su discurso” y la legitimidad sobre Pablo Picasso. Porque el artista malagueño es la figura que determina el devenir de las colecciones estatales: las obras de los artistas nacidos antes de 1881 (fecha nacimiento de Picasso) se quedan en El Prado; las de aquellos nacidos a partir de ese año, en el Reina Sofía.
Reparto milimétrico
Sin embargo, no es tan sencillo. El “ajuste de inventarios” no estaba zanjado, porque el criterio dejaba en el aire ciertas “excepciones”. Hay obras de determinados artistas nacidos antes de 1881 asignados al Reina Sofía, por sus “especiales características”. Es más, esta excepcionalidad puede ser ampliada a más obras si lo autoriza el Ministerio. Hay 31 artistas que pasan al museo de arte contemporáneo aunque no le corresponda por fecha, entre ellos Darío de Regoyos (1859-1913), Hermenegildo Anglada Camarasa (1871-1959), Joaquín Mir (1873-1940), Julio Romero de Torres (1880-1930) o Ignacio de Zuloaga (1870-1945).
En la separación amistosa de bienes, pasarán a ser obra del Prado obras de Pierre Bonnard, Joaquín Torres García, dos dibujos de Vassily Kandinsky, Francis Picabia, Josefa Tolrè i Abril, un aguafuerte de Paul Klee, dos retratos de Sorolla, varias pinturas de Emilio Sala, de José Pinazo, Benlliure, entre tantos.
Entre las coordenadas, detalladas al milímetro, hay un caso que queda pendiente de resolver: en el MNCARS hay 98 copias de los años cincuenta de estampas japonesas de ukiyo-e. “Debido a que no se cuenta con los datos biográficos de los autores que permitan asignarlas a una u otra institución, se ha acordado consultar a la institución encargante, la UNESCO, sobre la autoría, para otorgar así la diligencia debida antes de decidir su asignación”, se explica en el documento.
Las condiciones (“acordadas conjuntamente para favorecer la estabilidad de estos depósitos”) especifican que es una duración de 10 años con prórroga. Se hace especial hincapié en el gran traslado que cruzará el Paseo del Prado, de un museo a otro, moviendo casi 300 piezas. Los departamentos de restauración de ambas instituciones tendrán que coordinarse, así como los departamentos de registro de obras.