España perderá de nuevo el galeón San José. La primera vez fue en 1708, cuando corsarios británicos, ávidos de las riquezas americanas que transportaba, lo hundieron frente a las costas de Cartagena de Indias. La segunda se fraguó el pasado viernes en esa misma ciudad colombiana, donde el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, se reunió con la ministra colombiana del ramo, Mariana Garcés, para confirmar su disponibilidad en lo que necesiten.
Dentro del absoluto secreto con el que Colombia maneja el tema, Garcés le planteó a Lasalle que el San José será sometido a un “proyecto científico” sin dar más datos. El representante español se limitó a ofrecer la ayuda de los expertos para acompañar el proceso. Las peticiones del Gobierno español han quedado en nada. Ni siquiera se atenderá al protocolo de la UNESCO, que recomienda dejar el pecio en el lecho marino.
Pese a que todavía no han especificado en que consistirá el “proyecto científico”, Colombia ha reiterado en numerosas ocasiones que sacarán el San José a la superficie. Para ello, se han hecho con los servicios de una empresa cazaterosos cuyo nombre no se ha desvelado aún, así como la ubicación exacta del buque español. Es parte del secreto que el presidente Juan Manuel Santos ha decretado sobre el caso.
Todo lo que pudo arrancar Lasalle fue que ese proyecto, que ya está “sobre la mesa”, contará con algún tipo de participación española, sin especificar cuál. Además, obtuvo el peregrino consuelo de que al frente del proyecto haya un investigador que se formó en España y es experto en patrimonio sumergido: Ernesto Montenegro, director del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), es un experto en arqueología naval que ya mostró su convicción de sacar el pecio del mar
Atrás quedaron las presiones del Gobierno español, que han generado malestar en la sociedad colombiana y han llegado a monopolizar la atracción de los medios. Tanto es así que el pasado 11 de mayo el ministro de Justicia, Rafael Catalá, alcanzó la portada del diario El Tiempo, el más leído del país, con una entrevista en la que reiteraba la necesidad de que el barco quedase en el lecho marino.
Sin protección
Entonces, y tras reunirse con su homólogo colombiano, señaló que sería Lasalle el que trataría el tema en la XVIII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura que se ha celebrado esta semana en Cartagena de Indias. Todo ello pese a que hasta el momento habían sido los dos ministerios de asuntos exteriores los que habían lidiado con el asunto. Menos aún pesaron las apelaciones a proteger el patrimonio cultural en un buque de estado que navegaba bajo bandera de España o a respetar los protocolos de la UNESCO. Colombia se ha mostrado irreductible.
No en vano, es uno de los países que no firmaron la Convención de la UNESCO de 2001 que reconoce “la importancia del patrimonio cultural subactuático como parte integrante del patrimonio cultural de la humanidad y elemento de particular importancia de todos los pueblos”. A ello parecía apelar España en las últimas semanas cuando hablaba del legado para todo el planeta que supone el galeón. Obviaron la opción de resaltar los vínculos con América que se dibujan en un galeón que llevaba productos de los territorios que hoy componen Panamá, Venezuela, Perú o Chile. Era como un empate en la prórroga que tampoco ha llegado.
Colombia se ha atrincherado en una polémica ley de protección de patrimonio subacuático, aprobada en 2013, para las labores de localización y rescate del pecio. En ella se recoge una remuneración para las empresas que colaboren en asociación público-privada con el Estado para el hallazgo de pecios. La empresa Oddisey de este caso, cuyo nombre no ha salido a la luz, podrá acceder hasta al 50 % de la carga del San José siempre y cuando no sean “bienes y materiales que formen parte del patrimonio cultural de la nación”. Por tanto, el país suramericano cederá hasta la mitad de los 5.000 millones de dólares en diferentes materiales que transportaba el San José.
Desde Colombia, silencio. Tras la reunión en la que Garcés se anotó el tanto ninguna voz oficial se ha pronunciado. En Cultura han rechazado hacer declaraciones y se remiten a la Cancillería, que hasta ahora se ha encargado del caso. Desde Exteriores tampoco se han pronunciado de manera oficial. El secretismo se mantiene y tampoco han facilitado detalles de ese famoso “proyecto científico”.
Cederlo todo
Deben haberlo celebrado en el Gobierno colombiano que parecía haberse rodeado de los mejores para defender el derecho del país sobre el San José. En diciembre del año pasado, el día en que Santos presentó al mundo que habían encontrado el pecio estaba entre el público el exprocurador de Colombia, Carlos Gustavo Arrieta, entonces representante de Colombia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en un litigio que mantienen con Nicaragua. Su presencia, pese a que se negó a responder preguntas, hacía indicar que el Ejecutivo de Santos se preparaba para una disputa internacional.
Pese a esas previsiones que entonces se despertaron, España parece haber cedido no sólamente la titularidad del buque, sino también haber renunciado a los protocolos de la UNESCO.
Cuando el San José fue hundido el 8 de junio de 1708 apenas acababa de comenzar un largo trayecto de América a España en la denominada “Carrera de Indias”. Al buque lo acompañaban el San Joaquín, el San José y varios buques de carga que fueron asaltados por los corsarios ingleses que, comandados por Charles Wager, merodeaban por las islas del Rosario. Entonces los militares españoles combatieron.
Actualización 24 de mayo:
Desde la Secretaría de Estado de Cultura quieren apuntar a este periódico que "en ningún momento España se ha desentendido del pecio, es más, la reunión entre el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle y la ministra de Cultura colombiana, Mariana Garcés, se produce porque nuestro país se ocupa y se preocupa por la situación desencadenada a raíz del hallazgo del San José".
Sin embargo, añaden que "el tratamiento de este tema se vehiculará a través del Ministerio de Exteriores español y de la Cancillería de Exteriores colombiana", dejando fuera de toda responsabilidad a la Secretaría de Estado de Cultura. Además, señalan que la ministra colombiana "nos confirmó que habían apartado a la empresa cazatesoros y que la prioridad en el proyecto del San José era la investigación, una prioridad que estaba marcada a muy alto nivel".