Lo ha vuelto a hacer. Banksy ha reaparecido a lo grande y sin dejar rastro. El popular artista urbano ha dejado una nueva obra en las calles, aunque en esta ocasión en un lugar especial: las paredes de un colegio de Bristol. Era su regalo para los alumnos. Los responsables de la escuela (al suroeste de Inglaterra) descubrieron hoy un mural pintado en una de sus paredes y firmado por el grafitero, que además dejó una carta reconociendo su autoría.
El misterioso artista, del que no se conoce su verdadera identidad, aprovechó las vacaciones de las que disfrutaron los escolares británicos la semana pasada para ejecutar su obra, en la que aparece la figura de una niña haciendo rodar un neumático incendiado. "Por favor, aceptad esta pintura. Si no os gusta, no dudéis en añadir cosas, estoy seguro de que a los profesores no les importará", escribió Banksy en la misiva que fue encontrada a primera hora del lunes por uno de los trabajadores del colegio Bridge Valley School.
El grafitero ha agradecido que la escuela haya bautizado con su nombre uno de sus edificios tras celebrar una votación entre los alumnos y les da un consejo a los niños: "Recordad, siempre es más fácil lograr que os perdonen que conseguir que os den permiso".
El director de la escuela, Geoff Mason, afirmó que su intención es conservar el mural en la ubicación donde lo ha pintado Banksy y que "no hay planes de venderlo". "Cuando llegué encontré este bello mural pintado por Banksy. Creo que es fantástico que Banksy, una persona tan famosa, haya elegido hacer esto en nuestra escuela", declaró Mason a los medios de comunicación. "Fue una sorpresa increíble, estoy emocionado", explicó el director, que relató cómo el colegio remitió una carta al artista para comunicarle que habían utilizado su nombre en un edificio, pero que no esperaban una respuesta como esta.
Muchos de los murales que ha pintado Banksy en calles de Londres y otras ciudades inglesas se han vendido o subastado por cientos de miles de libras. Entre otras obras, la firma Sincura Group ofrece el mural "Slave Labour" ("Trabajo de esclavos"), que fue retirado en febrero de un muro en el distrito de Wood Green, en el norte de la capital británica, por un precio mínimo de 900.000 libras (1,16 millones de euros o 1,30 millones de dólares)