Una joven sale de un bloque de pisos del barrio de Salamanca, en Madrid. En la calle nadie repara en ella. Viste pantalón vaquero y un top multicolor de media manga que deja ver su ombligo. A sus espaldas lleva una mochila con decenas de chapas y llaveros con ositos de peluche y un bagaje incuestionable en la industria del cine de adultos. Es Amarna Miller, la actriz porno más cotizada de España. Vive en Los Ángeles (Estados Unidos), donde se aglutinan las productoras de referencia del sector, pero ahora está de paso en Madrid, su ciudad natal, para -entre otras cosas- dar una charla sobre feminismo y pornografía organizada por Podemos que ha levantado ampollas entre muchas feministas y políticas de izquierda y derecha.
Tiene discurso, es enérgica y conquista en el trato corto con una mezcla de dulzura y desinhibición. Pónganle una cámara delante y desatará una sensualidad desacerbada. Le gusta hablar, mucho. También de política. Y rodar, ya sea cine de adultos o convencional. Pronto llegará a la gran pantalla con su primera película (para todos los públicos), inspirada en el vídeo viral que hizo famosa la frase "Contigo no, bicho". Así lo vive.
¿Cómo te sientes dando el paso al cine convencional?
Estoy muy contenta. Siempre estoy dispuesta a colaborar con gente que me presenta proyectos y Contigo no, bicho, que es como se llama la película en la que voy a participar, tenía muy buena pinta. Me gustó el guion, acordamos las condiciones y me acabé tirando a la piscina. Encantada.
Es tu primera película fuera del cine de adultos, ¿te da miedo el cambio de registro?
No me gusta la palabra miedo, prefiero hablar de gestión de expectativas y me gustaría que las que se están poniendo sobre mí sean cumplidas. En cualquier caso, esta película tiene más guion que las películas a las que estoy acostumbrada y eso es algo que me impresiona, aunque no de una forma negativa.
¿Una película para adultos tiene guion?
Dependiendo de la productora, hay algunas que sí. Y dependiendo de la película, el guion puede irse a las tres o cuatro páginas. Nada que ver con el papel que tengo en Contigo no, bicho, que es mucho mayor que el texto al que estoy acostumbrada.
¿Qué te ha seducido del proyecto para decidirte?
La película tiene un punto transgresor, gamberro. Además, el personaje se parece mucho a cómo yo soy en la vida real. Muy dulce pero con un punto picarón. Me sentí muy identificada con él. Y en general, la comedia tiene un punto de comedia adolescente fresca que me apetecía hacer.
¿Crees que gustará al público que ve tus películas actuales?
Creo que sí.
¿Qué es más fácil de llevar a escena, un llanto, una risa o un orgasmo?
Bueno, todo es actuación. No es cuestión de ser más o menos complicado. Solo se trata de hacerlo. Depende de la situación, de la compañía, de las circunstancias…
En las propuestas que te hacen de cine convencional, ¿te ofrecen papeles relacionados con el mundo del sexo?
No, para nada. Suelen dejar a un lado mi faceta como trabajadora sexual.
¿Te consideras una trabajadora sexual?
Sí, claro. Lo soy. Uso el sexo para ganarme la vida.
Otra de las novedades del ‘Contigo no, bicho’ ha sido el casting virtual, con 800 participantes, 230.000 visitas y 70.000 votos. ¿Te esperabas el aluvión de participantes?
¡Nunca! Para nada, ha sido brutal. Y cómo ellos me escribían mensajes para que los apoyara. Hay gente muy joven con una actuación muy buena. Chapó por la idea del ‘instacasting’.
Uno de los principales reclamos era compartir escena de cama con Amarna Miller.
Es una conclusión a la que han llegado muchos, pero nada que ver con la realidad. Soy actriz porno, sí; busco adolescentes para la película, también. Pero eso no quiere decir que sea así. Lo cierto es que yo, Amarna Miller, que además de actriz porno soy muchas otras cosas, estoy buscando adolescentes para una película de cine convencional.
¿Qué otras cosas hace Amarna Miller?
Escribo para muchas revistas, el año pasado publiqué mi primer libro [Manual de Psiconáutica, prologado por Nacho Vigalondo], hago unos viajes locos con lo que ahorro porque es mi gran pasión y estudié Bellas Artes con la especialidad en fotografía y vídeo y tengo proyectos detrás de las cámaras. De hecho, yo empecé en el porno así.
¿Cómo?
Tenía mi propia productora pero la cerré hace dos años porque ahora estoy muy centrada en mi carrera como actriz porque es lo que me reporta un mayor beneficio económico pero sé que en el futuro me pondré de nuevo detrás de las cámaras.
A propósito del casting, ¿la gente se ruboriza con el cine de adultos más que con la política?
Sí, pero me gustaría que, puestos a elegir, la gente se ruborizara más con la política, porque asistimos a una corrupción constante. Sobre el porno, existe un estigma grande en la sociedad. Sobre todo si es sexo grabado y más aún si eres mujer, eres un ente sexual liberado y te sientes orgullosa de tu cuerpo. A nosotras nos dicen que somos material de segunda mano, que estamos usadas… Me han llegado a dejar comentarios del tipo: “Esta chica nunca va a encontrar marido”. Esta es la ideología a la que me enfrento como mujer sexualmente activa que no tiene miedo a mostrar su sexualidad ante las cámaras y da tono del punto en el que está la sociedad. A mí me da miedo, vaya.
¿Qué te ruboriza de la política?
Llevamos más de 30 años de democracia en los que el bipartidismo ha hecho lo que le ha dado la gana a los españoles. Por primera vez, tenemos la oportunidad de optar por el cambio con un gobierno que ayuda a los ciudadanos y la gente no va a las urnas, no vota. Creo que los de mi generación estamos alienados. No hemos vivido una gran guerra, tampoco una gran depresión, simplemente estamos conformes con lo que ocurre y ese conformismo nos impide avanzar.
En política, ¿quién te ha dejado a medias?
Yo voté por Podemos y entiendo que no ganase porque es un partido nuevo y la gente no esté preparada para un cambio tan brusco. Entiendo los miedos de la gente pero yo no veo otra opción. Lo desconocido o lo malo. Ahora, sí tengo algunos dilemas con la coalición que ha hecho Iglesias con Izquierda Unida, un partido antiguo, con políticas casposas y en especial en lo referente al trabajo sexual, donde muestra unas políticas muy encorsetadas. Han dicho que el trabajo sexual era el máximo exponente de la violencia machista y de ahí que no entienda el que Podemos se vincule a un partido que me está invisibilizando como trabajadora. En cualquier caso, dentro de lo que hay, en las próximas elecciones votaré a la coalición.
¿En qué se parecen unas elecciones al porno?
Pues en que nadie va a las urnas y después todos se quejan del partido que sale; y nadie paga por porno pero todos se quejan por la pornografía que se consume.
¿Qué tiene el sexo de política y la política de sexo?
En ambos casos, todos nos quejamos de ello pero pocos tratan de hacerlo mejor.
¿Te sorprende la polémica que ha levantado tu charla sobre porno y feminismo con algunas diputadas de Podemos?
Ellos han sido muy valientes. Están rompiendo con algunos estereotipos que ya deberíamos haber superado. Parece que si te dedicas a trabajar con tu cuerpo es que no tienes la inteligencia suficiente como para trabajar con tu inteligencia y ese es el estigma al que yo me enfrento. El hecho de romper esta barrera y dar la charla fue increíble. Las críticas se han levantado, sobre todo por parte de gente del PP o del PSOE, para reprochar a Podemos y cómo entiende este partido el feminismo.
Beatriz Talegón [ex del PSOE] ha llegado a cuestionar que cómo puedo ser yo feminista por el hecho de dedicarme a la pornografía. Absolutamente cualquier concepto que atañe a la mujer entra dentro del ámbito feminista y la pornografía es un campo que atañe muy de cerca a la mujer, tanto como usuaria como trabajadora sexual. El hecho de que se me diera un espacio y pudiese dar mis opiniones fue increíble. Y gracias a la polémica, cientos de asistentes se quedaron sin poder entrar.
En una de las intervenciones se dijo que el porno es algo machista. ¿Se hace para y por los hombres?
No me gusta hablar de la industria pornográfica como conjunto, como tampoco se puede hablar como conjunto de la industria textil. No es lo mismo hablar de Inditex que de la tienda de la esquina. En el porno existe de todo, pero dentro de la mainstream [moda dominante] o de alto consumo sí está hecho por y para hombres. Y, ojo, no me parece mal porque es un nicho de mercado. Lo que me molesta es que no haya más visiones. Esa es mi crítica. Como la de las mujeres, los transexuales, los intersexuales o este maravilloso abanico de la sexualidad que está dentro de nuestras vidas.
¿Estás haciendo el cine porno que te gustaría hacer?
¡Desde luego! Hago aquello que me hace feliz. Si no hiciese lo que me gusta seguro que no podría estar trabajando las 24 horas del día los siete días de la semana.
¿Y qué proyecto nadie te ha planteado y te gustaría hacer?
Realmente, gracias a que tuve mi propia productora, en los primeros años hice todo lo que quise hacer. Tenía el control. Pero me gustaría participar en más producciones que se desligasen de este encorsetamiento pornográfico existente y que explorase nuevas áreas como incluir el lenguaje cinematográfico y una visión más artística al cine porno. Mi proyecto fin de carrera versaba sobre esto: la mezcla entre el contenido sexual explícito y el lenguaje cinematográfico. Echo de menos que más gente intente innovar en ese sentido. Pero es muy difícil ser emprendedor en la industria cinematográfica.
Y España, ¿exporta talento e innovación al porno mundial?
Tenemos una industria, no es demasiado grande, pero hay varias productoras. La meca está en Estados Unidos.
¿Crees que le ha hecho daño a la industria española la investigación que la justicia ha llevado sobre Torbe?
Putalocura, su productora, era un reducto dentro de la industria. Nunca he grabado ni con él ni para él. Tampoco es un porno que me guste consumir. No creo que la industria se resienta. Es comparable a que a Inditex lo investiguen por emplear a menores en su mano de obra. Se verá afectada la empresa, pero no la industria.
Una de las ideas que más repites es la de despatriarcalizar el cine porno, pero, ¿cómo?
El porno mainstream es patriarcal, porque la sociedad lo es. Y el cine porno es un reflejo de nuestras fantasías y estas son patriarcales por la sociedad en la que vivimos. Me gusta remarcar esto. No es algo malo. Es natural. Pero para corregir eso hay que presentar más visiones, tan validas como la del cishombre heterosexual.
¿El porno puede ser una liberación para la mujer?
Siempre digo que a mí la pornografía me ha ayudado a entender mi empoderamiento como mujer. Existe una discusión eterna en el feminismo: objetivización versus empoderamiento. Yo hago un análisis más sencillo. Mi cuerpo es mío y hago con él lo que me apetece. Las mujeres tenemos que reconquistar nuestra libertad sexual. El patriarcado nos la ha quitado desde hace cientos de años. No voy a permitir que castren mi deseo porque es una forma de opresión. Soy libre para decidir lo que hago con mi cuerpo, mi deseo o mi fantasía.