Usted no le conoce, pero sabe quién es: ha visto mil veces sus huellas en los muros de la ciudad, como esos círculos que aparecen tras la noche en los campos de cultivo. Ahí su mítico chimpancé con la mano en la barbilla de la calle Augusto Figueroa, esquina Fuencarral, bajo la rúbrica "En qué piensan los políticos" -ya extinto-. Se llama Noaz y no es un artista callejero al uso: no ha venido a imprimir su testiculario en las paredes en forma de firma. También trasciende a Banksy: pasa de la belleza -de la pura estética- para arañar agudo en la denuncia política en forma de plantilla. Deja píldoras sociales en las fachadas de los edificios, toques de atención a la memoria. Trabaja como diseñador gráfico, tiene 38 años y tres hijos. Hay días que se siente mayor cuando salta de un muro y esquiva a la policía. "No saco ningún rédito de esto", explica. "Sólo lo hago porque creo en ello".
Ha retratado al caudillo ensartado en flechas, a Rajoy hecho Führer y a Aguirre descojonada bajo un "Tu casa es mi casa"; pero si se llama Noaz es por No-Aznar, o, mejor dicho, No Azwar, "el señor de la guerra". Noaz es el grafitero que escupió en la guerra de Irak dibujando al ibérico del trío de las Azores con unas orejas de Mickey, "como la marioneta de Estados Unidos que es"; el que -mientras ocho millones de españoles se manifestaban al grito de "No más sangre por petróleo"- llenó las calles con el estigma del presidente sordo. Ahora que el informe Chilcot ha decretado que nunca existió la certeza de que Hussein produjese armas químicas y biológicas y que se intervino Irak sin agotar las opciones pacíficas -dejando al aire las mentiras de los tres compinches-, EL ESPAÑOL habla con Noaz, lúcido y franco desde la contracultura. A este lado también se desayuna pan con tomate y café con leche.
¿Quién es Aznar?
Cuando pensaba la pintada, se me vino a la cabeza la imagen de Aznar hablando de lo importante que era intervenir en Irak. En ese momento, sólo pensé insultos heteropatriarcales. Cuando trabajas en comunicación, te das cuenta de que hay ciertos lenguajes baratos que deberías censurar, porque no le restan nada de crédito al insultado pero te lo restan a ti. Con esa plantilla, de algún modo, lo estaba llamando "señor de la guerra" y estaba diciendo que es la marioneta de Estados Unidos, porque lo conviertes en un icono americano con las orejas de Mickey Mouse. Aunque él se creyera Napoleón (ríe). Sólo con eso ya le estás despreciando bastante.
Después de que se hicieran públicas las conclusiones del informe Chilcot, el Daily mail ha llamado a Blair "monstruo del engaño" y el Times ha hablado de la "guerra privada de Blair". Todas las portadas han abierto con su cara. ¿Se juzgará aquí a Aznar?
Se le debería humillar públicamente, como le está pasando a Tony Blair. Pero hombre, partiendo de que Felipe González está metido en El País, imagínate que nosotros quisiésemos condenarlo por los GAL si saliese algo que por fin destripase un poquito eso. El País no publicaría un titular como el del Mirror o el del Times. Aquí en España el problema es que tú no puedes acusar a alguien porque las leyes le defienden. No irá a la cárcel, aunque debería. El primer activista debería ser el medio de comunicación y mojarse, pero eso no puede hacerse sin que se elimine a su director.
¿España ha perdonado a Aznar?
Volviendo a la ignorancia, es que la gente no es consciente de gran parte de lo que hizo Aznar, de la importancia que tuvo dando ese voto. Y lo que hizo está explotando ahora en las manos de la gente. Estos tíos lo querían solo por eso.
¿Qué opinión le merece un presidente que tiene al 90% de su país en contra de una decisión política y a millones de personas en la calle manifestándose y no las escucha?
Hablamos de Aznar todo el rato, pero el sistema no asienta su poder en el legislativo, el ejecutivo y el judicial, sino en las empresas, inversores y bancos. En último término, son los que van a decirle a un presidente que se meta en un conflicto o no. Todos se pusieron de acuerdo en esto para sacar provecho.
Noaz nos muestra uno de sus trabajos a pie de asfalto en Alonso Martínez (ver foto de apertura): es Juncker -presidente de la Comisión Europea- desafiante y armado con un cuchillo, sobre el rótulo "Refugees welcome", ahora tapado por unas pegatinas nazis que rezan "Stop inmigración" y "Arriba España". El autor de la plantilla las quita muy despacio, con dedos cuidadosos. Está acostumbrado a que sus obras duren poco, pero lo fundamental es que lleguen "al mayor número de gente posible". Lleva ese gesto nervioso y dulce del niño queha roto un plato y se encoge de hombros; luego se hace fuerte en su discurso de activista férreo, instruido y sereno.
Al principio pintaba "a las víctimas": un bebé llamado Palestina bajo el gatillo de Israel; la madre que abraza a su niño mientras un cuervo -que es la muerte- les acecha. "Fast food África", decía el cartel. Al darse cuenta de que la gente sólo reaccionaba con un instante de compasión y después seguía con su vida -sin movilizarse a ayudar-, cambió de estrategia y ahora muestra "a los verdugos", para aludir recto a nuestra propia responsabilidad. A nuestra propia vergüenza. "De que ellos estén en el poder somos culpables todos: los hemos puesto ahí".
"Tu casa es mi casa". Hábleme de esa plantilla de Esperanza Aguirre.
Cuando hice aquello, participaba en unas actividades en el Patio Maravillas. Ahora mismo ya se ha destapado que han vendido fondos buitre, que han reducido todo lo posible las viviendas de protección, que han dejado a la gente en la calle, indefensa... ahora a ver cómo lo recuperan... y no lo van a recuperar, porque este Ayuntamiento [el de Carmena] lo que tiene es que es demasiado legal. Aquí no se desobedece nunca. La izquierda no desobedece porque no se ve capaz de defender lo que le vendría encima. "Tu casa es mi casa" se refería a que la Comunidad de Madrid era el territorio de Aguirre y olvídate, que no es el tuyo. Tus medios de comunicación son mis medios de comunicación, el suelo que pisas es mi suelo.
"Vivan las cadenas" representaba a Fernando VII con un pasamontañas, como el gran enemigo del sueño de la época, que, decía usted, era ser "un poquito más libre". Si volviese a pintarlo hoy, ¿quién sería Fernando VII?
¿La calle es libre o tiene códigos?
La calle no es libre. De hecho, una de las cosas que he descubierto con el tiempo es que el grafiti es de las actividades "artísticas" más estrictas, y, que, en algunos casos, roza el fascismo. En el sentido de que las propias normas que se pone el artista urbano son más duras que en otra disciplina. En cualquier caso, el vandalismo también es una posición política, aunque el grafiti no tenga maldad, todo lo contrario. No está vinculado a la violencia ni al consumo de drogas, al revés: al buen rollo. Hay que estar siempre súper despierto, saber lo que vas a hacer y ser consciente de que conlleva un riesgo y unas consecuencias.
¿Cuál es la peor situación en la que se ha encontrado con la autoridad?
La peor fue cuando me detuvo la poli, fui juzgado y la policía mintió en el juicio. Intentaron que mi caso fuera ejemplarizante, disuasorio.
¿Cuál fue la mentira de la policía?
Había mucha gente pintando un lugar y yo pinté un poco con un rotulador. Me pillaron. Requisaron el rotulador y yo reconocí que era mío en el juicio y lo que había pintado. Pero la acusación -una abogada del Estado y un fiscal- se puso de acuerdo con los policías para que declarasen que me habían pillado con un spray y que aquel garaje de 2x3 metros lo había pintado entero yo. Es decepcionante: cuando te afecta a ti, que no eres nadie, que no tienes dinero, que no has robado, y que has pintado con un rotulador una zona muy pequeña... y en un juicio, los que dicen defenderte con la boca grande están mintiendo a un juez.
Ha corrido delante de la policía también, ¿no?
Hay que correr, siempre. Aquel día no corrí (risas).
¿En qué se ha convertido el grafiti en los últimos años: ha pasado a ser parte del sistema?
Sí. Las marcas deportivas, las empresas de bebidas energéticas y tal... inútiles, incapaces de sacar algo nuevo, se aprovechan de cosas que ya hay creadas. Y exprimen el grafiti y el vandalismo, igual que el skate. Ahora todo está normalizado, las mejores editoriales te sacan libros de grafiti, la fotografía del grafiti también ha dado un paso hacia adelante... la gente ya no teme al grafiti. De hecho, ahora pintas en la calle y es mucho más difícil, porque cada persona se ha convertido en un policía.
¿Por qué la calle es el mejor canal de transmisión de un mensaje político?
Porque no tiene censura, porque nadie te impide llegar a todos los estratos de la sociedad, derechas e izquierdas, ricos y pobres... Gente que reflexiona con lo que ve a diario más allá de con lo que ve en la tele. También es la calle el mejor campo de cultivo para la revolución, aunque vivamos en un Estado opresor. Vamos, eso lo sabe cualquiera que haya leído a Noam Chomsky o a Naomi Klein: lo que pasa es que no estamos tan mal... porque nos portamos muy bien, somos buenos y el Estado nos recompensa.
Pablo Iglesias declaró el otro día que eso que decían -cuando eran de "extrema izquierda"- de que las cosas se conseguían desde la calle era mentira, que las cosas se consiguen desde las instituciones. ¿Qué piensa de esto? ¿Ha sido ese el cisma de Podemos, el acomodarse en el asiento y olvidar de dónde viene?
A ver, las cosas se consiguen desde la calle, porque en la calle es donde está la gente. Desde la calle se fuerza a las instituciones, desde las instituciones se efectúa el cambio. Lo de Podemos ha sido un error de cálculo. Sacaron la cabeza apoyados por gente de la calle, pero cuando se establecen en la política profesional, hacen un giro: deciden olvidarse de esas bases que eran su estandarte y empiezan a pensar que prefieren ganarse al electorado del otro, al moderado. ¿Y cómo me gano yo al electorado del PSOE, del PP, de UpyD cuando existía? Moderando mi lenguaje. Eso es bajar la presión y entonces a mí ya no me representan, no representan a la calle. Dijeron que ellos no tenían ninguna ideología. Es un gran error: porque, desde el activismo, lo primero que uno debe hacer es posicionarse. Si no, la gente no va a confiar en ti.
¿Por qué Unidos Podemos habla por la defensa del pueblo si el pueblo ha votado al PP? Es decir, ¿cree que el pueblo ya no está ligado a la izquierda?
En el 15-M, en la ocupación de Wall Street, en Nueva York... en todos los movimientos se habla en contra de la diferencia de privilegios... eso de que la mayor parte de la riqueza mundial la tengan sólo el 1% y que el 99% seamos nosotros. El problema es que ese 99% defiende cosas muy diferentes. Están los conservadores de barrios humildes que van a misa y son herederos del franquismo, vencedores a su manera pero perdedores en que son meros títeres. Yo no defiendo decir, a las bravas, de modo propagandístico, decir que somos la mayoría o que somos el pueblo.
Es una palabra que se ha prostituido mucho y usado al antojo, ¿no? Cuando se ha demostrado que el pueblo vota a la derecha. Ahí las elecciones.
El PP y el PSOE han prostituido las palabras "solidaridad", "dignidad", "democracia", "concordia"... ya no significan nada. Y la izquierda ha prostituido la palabra "pueblo", también porque está muy ligada a su discurso. Pero el pueblo es muy facha (se encoge de hombros), es muy egoísta. Sólo hay que observar a una mujer de raza caucásica y embarazada en el metro. ¿Cuánto le cuesta a la gente dejarle su asiento? Y si es de otra raza, ni te cuento. ¿Cómo van a darle ese privilegio, si tienen el derecho porque han llegado antes que ella...? La gente, en el sistema capitalista, tiene derechos sobre algunas cosas y les cuesta mucho soltarlos: y ese derecho a veces es "yo pienso de determinada manera y no porque tú me ofrezcas cosas mejores voy a darte mi voto".
¿Es lícito decir que el voto de la clase obrera a la derecha es un voto ignorante?
Está claro que lo que pasa está influenciado por la falta de cultura. Yo estaba de acuerdo con la portada de El Jueves cuando se refería a que en España somos una mayoría de gilipollas. En el 15-M hice una pancarta sobre el PP que decía "todos sois el enemigo". Somos el enemigo de ellos porque tenemos el poder de cambiar las cosas y no lo llevamos a cabo. Somos culpables por los políticos que hemos puesto, por las protestas a las que no hemos asistido, por no manifestar en nuestro trabajo que estamos en contra de una política. Porque si eso encendiese una mecha...
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