Lena, una jubilada alemana de origen ruso, pasea con su nieto de tres años en la Washingtonplatz, la mayor plaza que hay frente a la Estación Central de Berlín. Lo hace entre un montón de temibles hombres lobo esculpidos en metal por el artista alemán Rainer Opalka. Suya es la instalación que lleva por título ¿Vuelven los lobos? y que desde este fin de semana puede verse en Berlín.
De los 80 hombres lobo que ha creado este comprometido artista germano, en la capital germana hay 66 dispuestos en la instalación que ocupa la céntrica plaza berlinesa. Esas figuras conforman una metáfora tridimensional que expresa “lo que le pasa a una sociedad cuando el odio y la violencia se imponen”, explica Opalka a EL ESPAÑOL.
El nieto de Lena “es demasiado pequeño para entender de qué va esto”, dice su abuela. “Pero mi nieta de siete años sí que se mostró más interesada cuando estuvimos aquí esta mañana”, añade. Ellas forman parte de los más de 40.000 personas que han paseado por esta plaza desde que se abrió al público la instalación el pasado viernes.
También componen ese grupo de visitantes Theo y Max, dos niños de seis y cuatro años, que han preguntado a sus padres al ver a estos temibles hombres lobo “¿Por qué? ¿Por qué son así de agresivos?”. Así lo cuenta su padre, Arturo, un inmigrante mexicano de 45 años que ha formado su familia con una alemana y que trabaja como consejero.
“Es difícil explicarles a los niños todo esto, que es un fenómeno horrible”, apunta por su parte Katrin, la pareja de Arturo. Ella, experta en el mundo de las finanzas de 43 años, alude al movimiento xenófobo de los Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) y al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD).
Los lobos son antropomórficos y muestran los peligros de la xenofobia en la sociedad
Los animales creados por Opalka no son en absoluto cómo los lobos que suelen ilustrarse en libros infantiles con la historia de La Caperucita Roja. Son antropomórficos, lo que causa aún más impacto en los visitantes. Hay diez que están armados con pistolas. “Así, hay uno por cada uno de los muertos a manos del NSU”, expone Opalka, aludiendo a las siglas alemanas del extinto grupo terrorista de inspiración neonazi Resistencia Nacionalsocialista. Sus tres miembros, Beate Zschäpe, Uwe Bönhardt y Uwe Mundlos, acabaron con la vida de diez personas e hirieron a una veintena en diversos atentados y asesinatos contra inmigrantes.
Al NSU, AfD y Pegida se alude en los carteles explicativos que acompañan la instalación de Opalka. Por ejemplo, se recuerda que la lideresa de AfD, Frauke Petry, comentó en su día que vería bien los a agentes alemanes en las fronteras utilizando sus armas de fuego ante la llegada de los refugiados al país. Sólo el año pasado, Alemania recibió 1,1 millones de demandantes de asilo.
“AfD está cada vez más fuerte en Alemania, Marine Le Pen cada vez es más popular en Francia y en Austria el populista Norbert Hofer puede ser presidente”, comenta Opalka al hablar de los portadores actuales de las ideas intolerantes que le han llevado a crear sus hombres-lobo.
Destaca de sus figuras la variedad de poses. Los hombres lobo ilustran, de hecho, los diferentes tipos de personas capaces de entrar en la espiral de la violencia xenófoba. De ahí que haya esculturas de hombres-lobo con los ojos tapados. “Esos representan, por ejemplo, la gente cegada que sólo espera órdenes”, explica el artista. “Luego hay otros, que simplemente se unen al movimiento”, agrega.
Reflexión histórica sobre el nazismo
La instalación de Opalka tiene también su arraigo en la trágica historia de su país. “Hitler, en 1933, decía a los alemanes, yo hago Alemania grande y hago que la gente esté orgullosa, pero doce años después tuvimos 60 millones de muertos y 6 millones de judíos asesinados”, recuerda el artista, que no duda en establecer un paralelismo entre los mensajes del Führer y el discurso de Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. “Ahora Trump dice que quiere hacer Estados Unidos grande de nuevo y que quiere hacer que la gente esté orgullosa de nuevo”, añade.
Yo no me dejo callar por neonazis, Hegel dijo: 'quien no está preparado para arriesgar nada por la libertad merece ser un esclavo'
Antes de haberse instalado en Berlín, los hombres lobo de Opalka pudieron verse en Potsdam y Dresde, la capital de Sajonia y tradicional escenario de las manifestaciones xenófobas de Pegida. De aquí a un año, la instalación comenzará a poder verse fuera de Alemania. Viena, Budapest y París son las ciudades que tiene en mente visitar el escultor con sus temibles figuras
La hostilidad contra otras personas del nacionalsocialismo o de las formas de xenofobia que experimentan hoy día Europa y Estados Unidos explican la pose amenazante de los hombres-lobo de “¿Vuelven los lobos ?”. “Son lobos agresivos, que se enfrentan a la gente, pues eso es lo que ocurre cuando se instala el odio en la sociedad”, previene Opalka.
Él presenta su trabajo, precisamente, como una obra para prevenir a la sociedad de los riesgos que corre actualmente. El tenso clima político no ha escapado a Arturo, el padre de familia que pasea entre los lobos de Opalka. “Yo he vivido 16 años en Alemania, estoy aquí desde que vine a estudiar, y la verdad que antes la sensación que daba la sociedad era de mayor ligereza”, asegura este turista en Berlín.
Amenazas de muerte
Fruto de esa tensión también son las amenazas de muerte que ha recibido Opalka por su trabajo. “Tú y tu mierda la vamos a rociar de gasolina y prenderle fuego”, es uno de los mensajes que le han hecho llegar por correo postal al escultor, que no está dispuesto a cambiar la intención militante de su trabajo. “Más allá de darle el mensaje a la policía, uno poco puede hacer contra las amenazas”, asegura Opalka. “Pero yo no me dejo callar por neonazis, Hegel dijo: 'quien no está preparado para arriesgar nada por la libertad merece ser un esclavo'”, agrega.
De aquí a un año, la instalación comenzará a poder verse fuera de Alemania. Viena, Budapest y París son las ciudades que tiene en mente visitar el escultor con sus temibles figuras.
“Por favor no dar de comer de a los lobos”, se lee en uno de los grandes carteles que acompañan la instalación. Hacer todo lo contrario es lo que se propusieron una veintena de militantes antifascistas que en la tarde del lunes se habían reunido frente a al instalación para gritar contra la intolerancia. En una de sus banderas se leía el ya clásico mensaje solidario convertido en proclama internacional contra la intolerancia: Refugees Wellcome - Bienvenidos refugiados.