El arte contemporáneo portugués está tomando mucha fuerza en el contexto internacional, tanto del mercado del arte como en museos. Festivales creados en la periferia de las islas Azores como Let’s Talk and Walk están pidiendo su hueco en el arte contemporáneo portugués con una programación que compite con Lisboa y Oporto, ciudades que son los centros de producción, exhibición y venta de obras de arte. San Miguel, capital de las Islas Azores, acogió, en 2012, la primera edición de este festival relacionado con el arte urbano del graffiti y la pintura mural, con obras del portugués Vhils, entre otros.
En 2017, el festival tiene una línea curatorial para el circuito de arte público con Gabriela Reposo, Ricardo Gomes y Miguel Mesquita que apuestan por artistas conceptuales cuya relación con la arquitectura, el espacio y la naturaleza se produce a través de un diálogo con piezas de arte sonoro, vídeo, instalaciones y performances. Nombres de primera línea portugueses como Tomaz Hipolito, Ricardo Jacinto y Vânia Rovisco participan en este festival que a lo largo de dos semanas organizó exposiciones, tanto en locales convertidos en pequeños centros de arte contemporáneo, como en el Museo Carlos Machado, en la capital de la isla, Ponta Delgada. También el Centro de Arte Contemporáneo Archipélago, que trabaja con artistas de arte sonoro, performance y vídeo, en Ribera Grande, a unos 15 kilómetros de la capital.
Cuando se cumple el centenario de la obra La Fuente, de Marcel Duchamp, el artista João Paulo Serafim se pregunta qué hacen ciertos animales como un cocodrilo en el Museo de Ciencias Naturales Carlos Machado. En un mundo globalizado, un cocodrilo se muestra en un museo de las Azores, que convierte en arte lo que antes fue un objeto o un animal. El hall del Museo Carlos Machado recibe al visitante con un tiburón disecado, que no cabe por la entrada actual.
Serafim ha “repensado la idea de lo que es un gabinete de curiosidades y la idea contemporánea de la curiosidad” en ese espacio “tan fotogénico”. Muestra vitrinas repletas de aves disecadas, mariposas, tarántulas enormes y terneras bicéfalas. La frontera entre la realidad y la ficción es la línea de su exposición Naturalis Historiae: reúne fotos tomadas de animales disecados en salas del museo, que estaban en proceso de transformación.
Ficción o realidad
En esa frontera entre la verdad y la mentira trabajan artistas rumanos reunidos en la muestra colectiva Mensajes en una botella. Diana Marincu aborda en su comisariado “la distopía y de la invención a través del objeto encontrado”, a través de obras de artistas reconocidos como Ciprian Muresan, autor del vídeo I’m Protesting Against Myself. La directora de cine Diana Vidrascu presenta What time is made of, con la que cuestiona el límite de la realidad con una grabación de audio de su padre, en la que se le escucha cómo le enseña a hablar con un año de edad, mientras se proyecta una película de 16 milímetros de la costa francesa que la artista supuestamente encontró en un mercado.
En esos límites difusos de la realidad se encuentran los sueños y los deseos que el rumano-israelí Belu-Simion Fainaru en Wishes and Dreams invita al visitante a escribir un deseo o sueño en un folio que, posteriormente, él depositará en el Muro de 3.000 años de antigüedad de Jerusalén.
Pasa el tiempo
El tiempo es una constante en el mundo del arte contemporáneo pero, en especial, en artistas que han nacido en las Azores como Sandra Roca o con obras vinculadas a archivos de fotografía como la portuguesa Carla Cabanas. La galerista Fátima Mota (Galería Fonseca Macedo) destaca que la palabra “tempo” aúna dos significados: el tiempo cronológico y metereológico -a diferencia del inglés- y que éste influye en la muestra A Calor do Corpo (El calor del cuerpo) de Sandra Roca, artista afincada en París.
La galerista, que participa en la Feria Estampa, a partir del 21 de septiembre -colabora activamente con el festival con residencias-, mostrará la obra de Manuela Marques en 2018. Por su parte, Carla Cabanas trabaja con los conceptos de tiempo y memoria, dos ejes claves en su muestra que acoge Instituto Cultural de Ponta Delgada, un centro privado ligado a la fuerte cultura literaria local en el que ha investigado en su archivo de la primera mitad del siglo XX.
La clave del festival es su interacción con el espacio público. En esa línea, la comisaria Gabriela Reposo señala que han seleccionado a los artistas Teresa Braula Reis, Tomaz Hipolito, Ricardo Jacinto, Mark Clintberg, Ayelen Peressini, Benandsebastian, JQTS, Spy y Akane Moriyama por su conocimiento de “la escala arquitectónica y del espacio urbano” y por su trabajo “en el contexto del territorio y el paisaje de manera interdisciplinar para fomentar la interacción con el público local”.
Arte itinerante
Tomaz Hipólito se ha inspirado en los diques de Tetrapods -estructuras de cemento de cuatro brazos- del puerto de Ponta Delgada para tres obras que muestra en 2017 object_10 (espacio ARCO 8). Entre las obras, destaca la animación en 3D que reproduce la estructura del tetrapod que itinerará por la isla mostrándose en diferentes lugares de la naturaleza de San Miguel, con la intención de potenciar la lectura de la geometría de esa estructura.
Ricardo Jacinto, por su parte, ha instalado Medusa, en la céntrica plaza Coreto Campo de São Francisco, compuesta por seis tubos que “resuenan en su superficie porque es la mejor manera de difundir el sonido en unos 10 minutos” del concierto que dio el 15 de julio allí. También, cabe destacar la instalación de Akane Moriyama, Azores Spectrum, un tubo de 17 metros de tul teñido en un rango de tonos naranjas y amarillos que “representa un rayo solar”, el cual traza un línea a varios metros del suelo y conecta un muro del edificio con la entrada exterior del centro de arte Archipélago.
Let’s Talk and Walk, bajo la dirección de Jesse James y Sofia Carolina Botelho, se abre a disciplinas como la performance. Vania Rovisco presenta Equanimidade (Ecuanimidad). La obra aúna dos conceptos claves en el pensamiento de la artista: el cuerpo como obra y la ecuanimidad como un modo de permanecer “abierto para reaccionar” ante las situaciones de la vida, “con compromiso” mientras “se permanece escuchando sin la necesidad de entender y conocer todo”.