Después de cuatro décadas mandando a sus anchas en democracia, a los dioses se les acabó el chollo. Perdieron el centro, las mayorías, las garantías, la exclusividad de la legitimidad. Todo. El Olimpo de los diputados se revolucionó cuando el dominio absoluto y alterno del PP y del PSOE se quedó en nada, tras la llegada los pequeños gigantes de la nueva política. Batalla olímpica entre lo pasado y el futuro, que ya Francisco Bayeu pintó en 1764: Tifón -el más grande de los Gigantes- se levanta contra el reinado de Júpiter, defendido por su corte divina con Marte, Minierva, Eolo, Saturno, Plutón, Proserpina y Neptuno. También aparece Hércules por ahí, cerca del rayo con el que el presidente Júpiter fulmina al aspirante Tifón. El Prado conserva este lienzo, un boceto que el pintor utilizó para decorar el techo de la antecámara del cuarto de los Príncipes de Asturias del Palacio Real.