"No soy tan ingenuo como para creer que el teatro puede cambiar la sociedad, pero estoy seguro de que puede ayudar a despertarla". Blanca Marsillach (Barcelona, 1966) cita a su padre. Su compañía de teatro se ha aliado con La Caixa para despabilar a la España "egoísta" de hoy, para mirar dos veces a esos que no sólo pasan desapercibidos, sino que viven en el terreno pantanoso de la marginalidad. Fueron arrollados por la crisis, o por la droga, o por los malos tratos, o por la cárcel, o por un paro que parece no acabar. Las propias historias -las vocaciones tempranas, las zancadillas vitales, los "lo intento de nuevo"- son una losa en la espalda. Por eso la actriz -y fundadora de Varela producciones- se ha sumado al programa Incorpora con Viajando con Marsillach, una obra basada en textos del genial y fallecido dramaturgo Adolfo Marsillach para colaborar en la integración laboral de 62 profesionales en riesgo de exclusión.
"La Caixa incorporó a 23.000 personas en 2015, nosotros hemos ayudado con 62 nuevas en el ámbito de las artes escénicas", señala Marsillach. "Los textos de mi padre son de una actualidad rabiosa, nos plantean preguntas... y creo que nosotros estamos haciendo lo mismo. Lanzamos la cuestión de por qué sólo pensamos en nosotros mismos", reflexiona. La actriz se muestra encantada con que una "entidad privada" se tome "esta molestia" por "los perdedores, entre comillas, por los que mi padre sentía una gran debilidad".
Balsa de salvamento
Una de las incorporadas cuenta que está en paro desde que la empresa en la que trabajaba quebró: "Es como si se te muere un hijo. Tanto esfuerzo de tantos años...", suspira. Otro cuenta que hace veinte años aún guardaba esperanzas como músico: "Pero con la crisis y las dificultades de la vida... estaba desesperado por no encontrar trabajo. Aquí soy ayudante de sonido y de luz y es una oportunidad para enseñarle al mundo lo que sé hacer, quién soy y salir un poco de la sombra". Una de las chicas del programa era periodista en Venezuela y se fue del país por la censura: ahora ayuda a gestionar la prensa de la obra. Saiko, que es de Guinea y ejerce de acomodador, lo sintetiza muy bien: "La obra de Incorpora es una balsa de salvamento".
Para las mujeres de mediana edad y de físico difícil es complicado trabajar en cualquier sector, pero en la interpretación es peor todavía
Y hay más: responsables de maquillaje y peinado, figurinistas, encargados de atrezzo... todos los necesarios para sacar adelante una producción teatral. Incluso algunos del gremio. Pilar, por ejemplo, hace de ayudante de dirección. Cuenta que es actriz y que "como el 70% de los actores de España", no puede vivir de ello. Adela Estévez, una de las actrices del encuentro, también se siente incorporada: "Para las mujeres de mediana edad y de físico difícil es complicado trabajar en cualquier sector, pero en la interpretación es peor todavía", relata.
"El sector del teatro está especialmente machacado por el IVA del 21%... nos ha masacrado. Necesitamos iniciativas como ésta, necesitamos que las fundaciones no sólo se preocupen de las profesiones artísticas, sino también de las que hay detrás de la escena", reflexiona. "Detrás de una película, de una obra teatral... hay un montón de profesionales que, cuando desaparece la iniciativa, se quedan en paro. Pero la gente sólo ve el oropel de los actores de la alfombra roja".
Protagonismo femenino
Las piezas representadas no son azarosas: Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, y Feliz aniversario. La primera "es un clásico", en palabras de la hija del autor. "Es la obra que rompió la cuarta pared del teatro involucrando al espectador" explica. "Trata la liberación de la mujer, que, aunque parezca un tema trasnochado, no desaparece como problema, y habla de divorciarse por aburrimiento...", relata, con media sonrisa. "Es algo que deberíamos tener totalmente asumido, pero cuando lo dices, la gente pone cara rara y no entiende. Algo tan raro y fágil como es el amor". Marsillach detalla que la obra ha sido adaptada y reducida, claro, ya que la original -que fue protagonizada por Concha Velasco y José Sacristán- dura dos horas y media.
Adolfo Marsillach adoraba a las mujeres, las entendía muy bien, mejor que a los hombres, y pensaba que eran mejores actrices que ellos
La segunda, Feliz aniversario, destila valor emocional para Marsillach hija. "Yo misma actué en ella", recuerda. "Interpretaba a Laurita, un personaje basado en mí, y mi padre me hizo pasarlo muy mal con tanta repetición y tanta prueba". De algún modo, esa obra habla de su crecimiento y la hace sentirse identificada. "Trata sobre una mujer de 50 años -que es la edad que tengo ahora- que se plantea si todo lo que ha hecho en la vida ha merecido la pena". La actriz subraya que su padre "adoraba a las mujeres, las entendía muy bien, más que a los hombres, y pensaba que eran mejores actrices que ellos".
Viajando con Marsillach ya ha recorrido Barcelona, Zaragoza, Valladolid, Sevilla y Pamplona; en Madrid hace su última parada. En cada ciudad ha contado con un equipo de integración distinto, que ha recibido una pequeña formación, ha sido acompañado en su labor por un guía -ensayando dos días- y se ahora acerca a la reinserción laboral. "Muchos ya eran profesionales de un oficio que, por razones diversas, se quedó en la cuneta: por sufrir violencia de género, por ser inmigrante, por tener más de 50 años o ser demasiado joven...", evoca Marsillach. La Caixa cuenta con técnicos de inserción laboral de diferentes entidades sociales (sólo en Madrid, 34) que se encargan de acercarse a las empresas, ver qué perfiles buscan y promover la experiencia de los incorporados.
Punto de partida
"Yo les hago una carta de recomendación y un vídeo para que ellos llamen a diferentes puertas", cuenta la actriz. "Depende del caso: si la persona es del departamento de prensa, además me encargo personalmente de que haga prácticas en periódicos españoles". La función de la capital -que podrá verse este viernes a las 19.30 h. en Caixaforum- cuenta con un reparto de lujo: la novel Caro Rovira y el más consagrado actor argentino Luis Mottola (El Internado).
Les damos una inyección de moral, que, muchas veces, es lo que más falta en la vida. Tú puedes. Tú lo consigues
Rovira dice que esta experiencia la ha ayudado a entender "que el resultado no es lo más importante, que lo que pasa entre bambalinas tiene más valor que el hecho de salir afuera"; Mottola condensa las sensaciones aclarando que esto es sólo "un punto de partida": "Un proyecto para no anclarse, para abrir puertas, para que entre luz... salir de donde estamos, de ese lugar sin posibilidades, y ver hacia dónde avanzan los caminos".
La escenografía en la que se desarrolla el trabajo es sencilla, minimalista, se alimenta de transiciones dramáticas con luz y música. El teatro, en realidad "es la excusa", opina Marsillach. Lo fundamental inunda ya el ambiente: "Les damos la inyección de moral, que, muchas veces, es lo que más falta en la vida. Tú puedes. Tú lo consigues".
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